Revista 66
Número 66

FELIPE-IIIAmor al arte

Cuando Felipe III se enteró del terrible incendio en el palacio de El Pardo, preguntó alarmado: "Se ha quemado la "Venus dormida", de Tiziano?"; como le dijeron que el cuadro se había salvado, exclamó aliviado: "entonces, todo lo demás no importa, que podrá volver a hacerse".

 

 

 

 

 

 

Justicia Salomónica

Cuando existía la figura del juez de paz todo era más sencillo; los pleitos se arreglaban en una tarde y todos acataban el veredicto. En una aldea leonesa, mediado el siglo XIX, dos de sus vecinas se disputaban la maternidad de una criatura; ambos matrimonios vivían pared con pared y compartían el patio, de modo que el acceso de uno a casa del otro era fácil. Sucedió que ambas mujeres parieron a un tiempo, pero uno de los bebés nació muerto. Las dos mujeres aseguraban ser la madre del niño vivo. El juez de paz, que conocía por encima el famoso juicio de Salomón, llamó al secretario del ayuntamiento para que le asistiera en el juicio, y cuando todo estaba preparado le dijo: "Acércame esa espada porque voy a partir en dos a la criatura para darle a cada mujer una de las dos mitades". Mientras las dos mujeres permanecían calladas, el secretario exclamó alarmado: "Señor juez, eso es un disparate; de ninguna manera consentiré que se haga daño al recién nacido". Entonces el juez, que no conocía bien el final de la historia de Salomón, dijo triunfante: "He aquí a la madre del niño; para ti es la criatura", y le adjudicó el niño.

 

COMUNEROSAmigos hasta el final

A principios del siglo xvi estalló la guerra de las comunidades liderada por Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado que defendían sus derechos frente a supuestas afrentas del emperador Carlos V. La revuelta de los comuneros terminó con la  derrota de los sublevados en la batalla de Villalar, en 1521. Cuando los tres cabecillas se dirigían al patíbulo para ser ajusticiados por traidores, según proclamaba el alguacil, Juan Bravo gritó enojado: "Mentís vos y quien os lo mandó decir: no somos traidores, sino celosos guardianes del bien público y la libertad del reino". Entonces su compañero Juan de Padilla le dijo: "Callad ahora, señor Juan Bravo: si ayer era el momento para pelear como caballeros, hoy es hora de morir como cristianos". Y como el verdugo iba a ejecutar las sentencias decapitando a Padilla, se adelantó Juan Bravo y colocando su cabeza sobre el tajo dijo: "A mí primero, que no podré contemplar cómo dais muerte a mi amigo". Y así se hizo.

 

FELIPE-IVLógica

A Felipe IV le dijo un cura desde el púlpito:"Majestad, tropecé en mi camino a la corte con un pobre hombre al que llevaban preso; pregunté la causa de su suerte y se me dijo que había sido sorprendido jugando a las cartas, cosa prohibida. Más adelante entré en un pueblo y en la puerta de una tienda leí un cartelón que claramente advertía que se vendían naipes con permiso de Su Majestad. Así pues, Señor, si se permite venderlos, ¿a qué viene encarcelar a quien con ellos juega?

 

Matrimonio por interés

Acusaban a cierto caballero pobre de haber contraído matrimonio por interés, de haber dado el braguetazo. Se basaban para ello en que siendo él apuesto y gallardo, ella era fea vieja y mal formada. La cosa parecía clara: él buen mozo, galán y pobre, se había unido a su mujer solo por dinero. Cansado de las críticas dijo el caballero: "Realmente yo no me casé por el dinero; quien lo hizo fue ella, pues de no haberlo tenido no se hubiera casado con nadie".

 

DIOGENESAduladores

Preguntaron a Diógenes el Cínico qué animal era el más dañino, según él, y dijo: "Si se trata de bestias que muerden, la peor es el murmurador; pero si se trata de animales domésticos, el lisonjero y adulador; guardaos más de este que de aquél".

 
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