Revista 81
Número 81

pandemia_1918La gripe española

En 1918 una epidemia de gripe mató a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Algunos científicos del bando aliado sospecharon que podía tratarse de un virus creado para la guerra bacteriológica que se les había ido de las manos a los alemanes. Hoy sabemos que su origen era del todo natural: una mutación de la gripe aviar que afectaba a los humanos. El caso es que se cebaba principalmente en las personas debilitadas por el hambre, que en Europa eran muchas a causa de la guerra.
Al parecer la pandemia se había originado en Asia Central (como la peste negra histórica)  y se había detectado primero en el campamento de instrucción del ejército norteamericano de Fort Riley (Kansas). Soldados procedentes de ese campo trajeron la gripe a Europa. ¿Por qué, entonces se llama 'gripe española'?  Porque los gobiernos europeos, enzarzados como estaban en la Gran Guerra, silenciaron las terribles cifras de mortandad que la gripe causaba.
En España, sin embargo, dada su condición de país neutral, no se silenció la existencia de la epidemia, lo que nos hizo acreedores a su atribución. Podían llamarla 'la gripe del 18', o 'la gripe de la Gran Guerra', pero no: la llaman gripe española. Un capítulo más que añadir a la leyenda negra.

 

Paul-Emil-von-Lettow-VorbeckLa guerra de las abejas

La única colonia alemana que resistió hasta el final de la guerra fue el África Oriental Alemana defendida por el coronel Paul Emil von Lettow-Vorbeck.
El 4 de noviembre de 1914 un contingente inglés desembarcó cerca de Tanga, para conquistar la colonia alemana. Las tropas alemanas estaban en desventaja, pero se ayudaban con sus tropas coloniales. También los ingleses aportaban en esta ocasión una mayoría de  tropas coloniales indias.
Iniciado el tiroteo, de pronto, una nube negra brotó de los pantanos y un gigantesco enjambre de abejas irritadas se ensañó con los alborotadores, especialmente con los indios (no se sabe si por el color o por el olor). Los desquiciados indios abandonaron las armas y huyeron despavoridos. Muchos se ahogaron en los pantanos, otros cayeron en las manos nada misericordiosas de los 'áskaris'. La operación británica resultó un fracaso y  dejó en manos de los alemanes toneladas de armas y munición con los que Von Lettow resistiría hasta el final de la guerra.
El general von Lettow resistió toda la guerra practicando una hábil guerra de guerrillas. El 'León de África', como lo llamaron, resistió hasta 10 días después de la rendición oficial de Alemania.
En 1964 el gobierno alemán decidió remunerar a los indígenas 'áskaris' que hubieran luchado bajo sus banderas en la Gran Guerra, pero resultó que las listas se habían perdido. ¿Cómo distinguirlos? Al final los pagadores acordaron que cada candidato realizara los movimientos de ordenanza con una escoba en lugar del fusil. Todos los ancianos 'áskaris' aspirantes a la paga demostraron no haber olvidado su instrucción: presentaban armas con la perfección del más avezado recluta.

 

CaricaturaPropaganda

La Gran Guerra fue también una guerra de propaganda en la que cualquier referencia positiva al enemigo estaba perseguida. El odio al contrario era tan vivo que muchos aristócratas ingleses de origen alemán se apresuraron a cambiar de apellido: en adelante los Battenberg se llamaron Mountbatten (o sea, lo tradujeron al aristocrático francés, porque el 'berg' alemán, «montaña», se convierte en 'mount'). La familia real inglesa que solía llamarse Sajonia-Coburgo-Gotha, todo alemán, tomó en adelante el nombre de su principal castillo residencia y se llamó casa Windsor.
En Francia, al agua de colonia le cambiaron el nombre y la llamaron agua de provenza. En Estados Unidos, se propuso que las 'hamburgers' (hamburguesas) se llamaran 'Salisbury steak' (filete de Salisbury) para olvidar su origen (la ciudad alemana de Hamburgo). Por la misma razón, las salchichas de Frankfurt (o 'Frankfurters') se llamaron 'liberty sausages', (salchichas de la libertad) y los perritos calientes o 'dachhunds' (perritos alemanes) se llamaron 'liberty dogs' (perritos de la libertad).
Shakespeare quedó proscrito de los escenarios alemanes; Mozart y Wagner, de las salas de conciertos francesas e inglesas. Los profesores alemanes explicaban que Dante era germánico; los franceses, que Beethoven era belga; sin escrúpulos requisaban los bienes culturales de los países enemigos, como hacían con los cereales y los minerales.

 
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