El origen de la cruz como símbolo de la fe cristiana se remonta a un hecho biográfico del emperador romano Constantino II El Grande (280-337). Según cuenta su biógrafo Eusebio Pánfilo, cuando Constantino se dirigía hacia Majencio, el año 312, donde habría de disputarse una importante batalla (conocida como la del Puente Milvio), apareció ante él una gran cruz rodeada por la frase In hoc signo vinces ("Con este signo vencerás"). Impresionado, Constantino mandó que a partir de entonces figurase en los estandartes o lábaros de sus tropas una cruz cristiana orlada con tal inscripción. Años después durante el primer concilio de Nicea, celebrado el año 325, el eemperador decretó que fuese adoptada la cruz como símbolo oficial de la religión cristiana.
En 1917 se celebró en Moscú el Juicio del Estado Soviético contra Dios, en una parodia de Tribunal Popular, presidido por el comisario de Instrucción Pública, Anatoly Lunacharsky (1875-1933). Este tribunal halló a Dios culpable de los cargos imputados, por lo que le condenó a muerte. La sentencia fue ejecutada por medio de una salva de fusilería dirigida al cielo.
El zar ruso Pedro I El Grande (1672-1725) compró la colección de especimenes del naturalizta y embalzamador holandés Frederic Ruysch (1638-1731), formada por unos 1.300 fósiles, rocas, plantas, embriones, fetos humanos, embriones y animales en perfecto estado de conservación. Inmediatamente el zar ordenó el traslado de la colección a Rusia a bordo de un barco. Desgraciadamente, cuando el buque llegó a San Petersburgo, la colección estaba diezmada y prácticamente perdida, pues los marineros se habían bebido todo el brandy en que estaban preservados muchos de los especímenes.
El 25 de febrero de 1500, la embarazada reina Juana La Loca (1479-1555), estando en Gante, se sintió indispuesta, retirándose al retrete, donde sorprendentemente (por lo rápido e imprevisto) dio a luz a su hijo Carlos (1500-1558), que años más tarde sería coronado como rey de España, con el nombre de Carlos I, y como emperador de Alemania, con el de Carlos V.
En enero de 1848 se anunció el descubrimiento de oro e California. Con esta noticia se desató una de las mayores fiebres del oro de la historia. La población del territorio pasó, en un solo año, de 1500 a 100.000 personas, muchos de ellos bandoleros, ladrones, timadores y pistoleros. Se desató un caos y una anarquía tales que el gobierno federal mexicano, preocupado por los desmanes, envió una fuerza armada para establecer el orden. Fue inutil: la práctica totalidad de la tropa desertó, uniendose a la multitud de buscadores de oro. El Gobierno mandó entonces un barco de guerra, con una compañía de soldados que también desaparecieron.