Centenario

Hay muchas personas que se sorprenden de que Solana siga saliendo cada mes desde hace 100 números, casi diez años: no me extraña, a mí me pasa lo mismo. Milagrosamente hemos sobrevivido a la peor crisis de la historia mientras que otras publicaciones se han visto abocadas al cierre. ¿Cómo lo hemos conseguido? Muy sencillo, hemos dejado de comer y así hemos cubierto gastos. No nos hemos hecho ricos, ni siquiera hemos engordado, pero quienes hacemos esta revista estamos orgullosos de mantener intactos los valores que inspiraron su creación: independencia y calidad en los contenidos unidos a un buen diseño.

Afortunadamente nada ha sido fácil. Desde el primer momento las instituciones nos dijeron que no éramos bienvenidos y la competencia nos dejó bien claro que les sobrábamos. Nos han atacado con argumentos tales como que hacemos una revista para intelectuales, que Solana es demasiado buena para el público de la zona, etc. Es normal que algunos se pongan nerviosos ante una publicación diferente en la que no aparecen alcaldes en la portada, las comidas de jubilados no son noticia y en Navidad no sale ningún Belén viviente. Si lo que buscan es verse en la foto, Solana no es su revista.

En estos años nos hemos ganado el respeto de los lectores que coleccionan la revista y la utilizan como guía para conocer mejor el mundo que nos rodea. El público de Solana es muy heterogéneo, desde ancianos a niños, vecinos de las urbanizaciones y residentes en los pueblos, mujeres y hombres con un denominador común: su curiosidad y buen criterio. En definitiva, personas inteligentes que aprecian el trabajo bien hecho.

Desde luego Solana no sería lo que es sin los colaboradores que, de forma altruista, han dejado su huella en las páginas de la revista. Quiero agradecer a todos su generosidad y profesionalidad. Entre todos ellos quiero destacar a Miguel Arqués, el único que me sigue soportando desde el primer número y cuya viñeta espero impaciente cada mes. 

Por último, quiero agradecer a los anunciantes su apoyo, ellos son los verdaderos responsables de que Solana no haya cerrado. No son muchos, pero desde luego son los mejores negocios de la comarca. Puede que no estén todos los que son, pero desde luego si son todos los que están. Gracias a todos ellos, porque han entendido que la mejor manera de darse a conocer es proyectando una buena imagen en una publicación de calidad con la mejor distribución. A la mayoría de ellos no nos hemos limitado a diseñarles un buen anuncio, sino que les hemos creado una imagen corporativa, que refleja su singularidad y la calidad de los servicios que ofrecen. Lo importante no es aparecer en los medios, sino la imagen que se proyecta. La verdad es que muchas veces siento vergüenza ajena cuando veo por ahí algunos anuncios que perjudican más que benefician al negocio en cuestión. Si proyectas una imagen cutre no eres de fiar.

No sabemos cuánto tiempo más durará esta aventura, pero si usted es lector de Solana la mejor manera de apoyarnos es solicitar los servicios de nuestros anunciantes. No va a encontrar mejores profesionales.

Rogelio Manzano Rozas