La falta de fuerza en sus menudas garras y en el pico, hace que empale a sus presas en espinas de matorrales y alambradas para poder desgarrar su carne y alimentarse. En estos lugares podemos descubrir en ocasiones auténticas despensas. A ellas acude periódicamente a coger alimento o bien a almacenarlo, lo que le ha valido el sobrenombre de «verdugo» o «empalador».
Es muy fácil de reconocer. A simple vista destacan la corpulencia y larga cola de esta ave, con un pico robusto de extremo ganchudo y una cabeza muy voluminosa, en la que llama la atención un ancho antifaz negro. Tiene el dorso y la cabeza de color gris plomizo. Las alas son negras, con una distintiva mancha blanca. La cola, también negra, presenta los bordes externos blancuzcos. En cambio, el pecho y el vientre poseen un color blanco-rosado. El alcaudón real se parece mucho a los alcaudones chico y norteño. Pese a ello, los adultos de alcaudón real son más grandes que los de alcaudón chico y carecen de la amplia banda negra que cubre la frente de esta última especie. Asimismo, los jóvenes de alcaudón real tienen una librea barreada en el pecho que los diferencia de los juveniles de alcaudón chico.
Las hembras adultas de la subespecie meridionalis son
prácticamente indiferenciables de los machos por el color del
plumaje. Vistos de lejos y aun con prismáticos no resulta fácil
determinar los sexos y la edad de los alcaudones. La diferenciación
debe hacerse en la mano.
Ocupa zonas abiertas, con árboles y arbustos dispersos, casi siempre por debajo de los 1.500 metros de altitud. Se observa en dehesas, manchas abiertas de matorrales (chaparros, enebrales, sabinares pastoreados), campiñas, almendrales, olivares y, en general, en parajes agrarios con cultivos, tanto de secano como de regadío.
Alcaudón real
Passeriformes
29 cms.
45 grs
5 años
Residente
Lanius meridionalis es un pájaro de buen tamaño que no pasa fácilmente desapercibido, sobre todo debido a su costumbre de posarse al descubierto en lugares prominentes, como pueden ser las ramas desnudas de un árbol, un poste alto y, sobre todo, los cables del tendido eléctrico. A menudo pasa mucho tiempo sobre el tope de un arbusto, un pino e incluso sobre una chimenea. Desde allí otea el campo a sus pies tratando de distinguir una posible presa en el suelo, entre la hierba, sobre la que salta en cualquier momento, haciendo gala de una gran agresividad y fiereza. Mientras está posado mueve la cola arriba y abajo y su silueta es típica, con la gran cabeza ligeramente inclinada hacia el suelo. Vuela con potencia y lo hace trazando en el aire una prolongada ondulación, mostrando alas relativamente cortas para su tamaño y bastante redondeadas. No siempre efectúa vuelos prolongados y a menudo se mueve en cortas distancias a ras del suelo para ascender casi verticalmente hasta el posadero.
Normalmente, fuera de la época de la cría es solitario y aun
durante esta resulta difícil ver a la pareja junta. Rara vez se
posa en el suelo a no ser cuando caza. Si puede elevarse con la
presa, la lleva hasta un posadero alto, pero a menudo la despedaza
o come allí mismo sujetándola con las patas. Algunas veces se
cierne sobre el lugar en que ha descubierto una posible captura que
se oculta entre la hierba. En estos casos casi siempre falla el
golpe.
Muchas de las presas las pincha en espinos (Crataegus y
Pyracantha) y casi siempre las abandona. Estas llamadas
«despensas» de los alcaudones han atraído la atención de los
ornitólogos. Con frecuencia lo que pincha son restos de pajarillos,
pollos de estos, pequeños batracios e insectos. Desde que se ha
comprobado que este pájaro no solamente es muy fiel a su lugar de
nidificación, sino que escoge un área de invernada y apenas se
aleja de ella por unos meses, está claro que las «despensas» son
hechas en todas las épocas del año y no hay una sola, sino
varias.
El alcaudón real canta con un gorjeo musical que incluye trinos
variados y notas que recuerdan las similares de otros pequeños
pájaros de la campiña. A pesar de que el canto lo emite en tono
bajo, se puede escuchar a considerable distancia. Canta durante
todo el año, incluso se le oye muy a menudo en días soleados de
invierno. Su voz más conocida es la nota de alarma, un áspero y
seco «¡¡chek, chek!!» que en cierto modo recuerda al sonido de la
urraca y que también tiene un gran poder de propagación.
Es variada, pero los pequeños pájaros constituyen una parte importante de la dieta. Pardillos, luganos, pinzones, camachuelos, escribanos, gorriones, carboneros, herrerillos, petirrojos y, ocasionalmente, mirlos y zorzales. El alcaudón real rara vez, a no ser en insectos pequeños, come el total de la presa. Las especies de pájaros, micromamíferos, reptiles e insectos determinadas fueron: Verderón común (Carduelis chloris), bisbita común (Anthus pratensis), ratilla agreste (Microtus agrestis), ratón espiguero (Micromys minutus), musaraña enana (Sorex minutus), musaraña de cola cuadrada (Sorex araneus), topillo rojo (Clethrionomys glareolus), lagartos (Lacerta sp). y algunos insectos. Los micromamíferos forman la mayor parte de la dieta del Lanius meridionalis en el invierno. Las variaciones, según el hábitat ocupado y la latitud, son importantes.
Anida en árboles y arbustos a menudo a gran altura, pero también sorprendentemente bajo. No es raro ver algún nido en árboles frutales y en coníferas. De hecho en zonas de montaña, que es donde parece conservar una densidad más alta dentro de la general dispersión de las parejas, prefiere robles viejos, hayas y abedules. El nido es construido por los dos adultos, pero la mayor parte del material es aportado por el macho. Primero hacen una base con tallos secos de brezo erica al que añaden una buena cantidad de musgo. El resto es una voluminosa estructura de hierba seca forrada en su interior con raicillas, lana, pelos y plumas. La construcción puede estar terminada para los últimos días de abril, pero la puesta no se efectúa antes de los primeros diez días de mayo normalmente y en otros casos, hasta pasado el 15 de mayo, sobre todo en bosques de montaña donde las hojas no brotan hasta muy tarde. Las puestas a finales de marzo son ocasionales. La puesta consiste en 4-5 huevos, alguna vez 6 y muy rara vez 8 o 9. Son blancos, brillantes y con la cáscara lisa. A menudo están teñidos de un ligero tinte pajizo o verdoso y siempre muy manchados y moteados de puntos rojizos, pardo amarillentos, violáceos y grises. A veces estos puntos o pecas se reparten uniformemente por toda la superficie, pero otras, no pocas, se acumulan en uno de los extremos. Ambos adultos pueden incubar, pero la hembra realiza la mayor parte del trabajo e incluso, en algunas parejas, es ella sola la que permanece en el nido durante todo el día. A los 14-15 días nacen los pollos, desnudos de plumón y con la piel de color ligeramente rosado que pronto se oscurece. El interior de la boca es rosa y las comisuras amarillas. Alimentados por ambos padres dejan el nido a los 19-20 días, pero no son independientes hasta pasado un mes, habitualmente a los 35-37 días. Normalmente efectúan una sola puesta, aunque si el nido es depredado, una puesta de reemplazo se produce inmediatamente.
Lanius excubitor meridionalis se reproduce en la
Península Ibérica y Sur de Francia y parece ser en gran parte
sedentario, aunque no deben descartarse movimientos dispersivos en
otoño e invierno. Los pájaros tienen su territorio de invierno y a
él acuden año tras año, lo que se ha comprobado siempre en zonas
donde regularmente no se ve en primavera. El mismo posadero es
ocupado desde noviembre, o incluso antes, hasta enero o
febrero.
Nuestros alcaudones reales se mueven poco, aunque este erratismo o
trashumancia invernal queda puesta de manifiesto por el
anillamiento que demostró recuperaciones a distancias no superiores
a 165 kilómetros.