A lo largo de estos años he ido
descubriendo los rincones de la provincia de Guadalajara.
Lugares tan bellos como desconocidos, tan cercanos como ajenos para
la mayoría de las personas. En pocas provincias de España se puede
encontrar el contraste de paisajes que acoge nuestra provincia: la
serranía, la campiña, la alcarria, el alto Tajo…
Es triste comprobar que, con 288 municipios y 450 pueblos,
Guadalajara es un desierto demográfico. Salvo la zona del corredor
del Henares, el resto de la provincia se encamina hacia la muerte
biológica en un par de décadas. Los días laborables es difícil ver
a alguien por la calle, si acaso algún jubilado. Los niños hace
mucho que desaparecieron y lo habitual es que el silencio se
apodere de los pueblos.
A mediados del siglo pasado el éxodo de los habitantes del medio
rural hacia las ciudades fue un hecho generalizado. La falta de
servicios básicos como carreteras, electricidad o teléfono animaba
a la población rural a buscar unas mejores condiciones de vida y
unas oportunidades de las que el campo carecía. La mecanización de
las tareas agrícolas y el abandono de la ganadería también
contribuyeron a la emigración.
Han pasado más de 50 años y las infraestructuras han mejorado. Hoy
prácticamente todos los pueblos cuentan con una carretera de
acceso, así como electricidad y agua corriente. Sin embargo, muchos
lugares de toda la provincia todavía no tienen cobertura móvil ni
acceso a internet. El acceso a las nuevas tecnologías es
fundamental para el asentamiento de población joven y el desarrollo
del mundo rural en el siglo XXI.
No hay que engañarse, detrás de este abandono hay una incapacidad
y desidia política notable. La Diputación Provincial y el gobierno
autonómico reciben al año muchos millones de euros de la Unión
Europea para el desarrollo de las zonas rurales más desfavorecidas.
Sin embargo, desde la administración los políticos de turno
consideran más importante construir un polideportivo que no se va a
utilizar, que generalizar la cobertura móvil en el
territorio.
Los mismos políticos que malgastan el dinero de los fondos
europeos en obras inútiles para después olvidarse de nosotros nos
tienen muy presentes a la hora de expoliar los recursos y el suelo
de la provincia: se acuerdan de Guadalajara cuando hay que llevarse
el agua del Tajo a levante dejando secos nuestros embalses y
condenando a muchos pueblos cercanos a estos al suministro de agua
en camiones cisterna; se acuerdan de Guadalajara cuando hay que
instalar centrales nucleares o aerogeneradores; se acuerdan de
Guadalajara cuando hay que ubicar granjas industriales de cerdos
que contaminen los acuíferos y espanten a la escasa población
residente.
Rogelio Manzano Rozas