En el número anterior analizamos las propiedades medicinales de este superalimento, en este artículo nos vamos a centrar en cómo consumirla y en sus propiedades para su uso externo.
La cebolla es buena no solo para
comerla, también se puede utilizar para corregir algunos
desajustes de la piel. Su uso tópico está recomendado en los
siguientes casos:
Acné: sus propiedades antibacterianas la
convierten en un excelente desinfectante para la piel (mojar el
área afectada con el jugo de una cebolla exprimida).
Verrugas: Es posible eliminar las verrugas
aplicando diariamente dos o tres veces un emplasto con el jugo de
una cebolla machacada en vinagre.
Loción capilar: Además de estimular el folículo
piloso, el azufre elimina la caspa y previene la caída del pelo.
Realizar fricciones diarias con el jugo de la cebolla tierna.
Picaduras de insectos: Sus propiedades
bactericidas la convierten en un buen desinfectante contra las
mordeduras o picaduras de animales, especialmente insectos. (Mojar
la zona afectada con el líquido de una cebolla fresca
machacada).
Sabañones: La cebolla es muy rica en aliina, uno
de los mejores antibióticos naturales que existen, muy eficaz para
eliminar el picor que producen los sabañones. (Restregar una
cebolla cruda sobre los sabañones).
Urticaria: La cebolla contiene más de 20
componentes antiinflamatorios que resultan muy útiles en ciertos
procesos inflamatorios de la piel como la urticaria (Cortar una
cebolla y aplicar un trozo sobre la zona afectada).
Como alimento la cebolla es imprescindible en nuestra dieta, ya
que por sus componentes es considerada, junto con el ajo, un
auténtico alimento medicina.
Se puede comer de varias maneras: en caldo, mezclada con otras
verduras o sofrita con otros ingredientes. La mejor manara de
comerla es cruda, ya que la cocción destruye sus componentes
esenciales.
La cebolla contiene una gran cantidad de agua, casi el 90 %, muy pocas grasas y pocos hidratos de carbono, por lo tanto se trata de un alimento muy ligero, adecuado para las dietas de adelgazamiento.
La cebolla es fundamental para una dieta saludable. Al contener
mucho potasio es muy efectiva en dietas contra la retención de
líquidos. Debido a su elevado contenido en azufre es muy
recomendable incluirla en nuestra dieta para prevenir el
cáncer.
Por su contenido en aliina y ciertas proteínas y flavonoides, la
cebolla es muy adecuada en dietas para la hipertensión y el
colesterol.
Por su riqueza en fibra y ácido fólico, es recomendable tomarla
durante el embarazo. El ácido fólico es muy importante en el
desarrollo celular y unos niveles adecuados de esta vitamina pueden
prevenir el desarrollo anormal del feto. Tampoco hay que olvidar
que las embarazadas tienen una mayor necesidad de hierro.
Al masticar la cebolla cruda se desprenden sus aceites
esenciales ricos en azufre y aliina y con propiedades bactericidas.
De esta manera, al respirar, inhalamos estos componentes que pasan
a descontaminar la boca, la nariz y la garganta de bacterias
perjudiciales.
La cebolla nos protege de muchas infecciones bacterianas que
pueden afectar a las mucosas del organismo. De hecho, el lagrimeo
que se produce en los ojos al cortar cebolla, aunque resulte
molesto, limpia las mucosas oculares de bacterias y protege
nuestros ojos.
Comer ensaladas de cebolla con un poco de aceite de oliva debería
ser obligatorio para evitar resfriados, anginas, faringitis,
etc.
Las cebollas contienen bencil-isotiocinato, inulina, fructosanos y xilitiol, que pueden tener efectos flatulentos. Las personas con flato o gases deben ser prudentes en la ingestión de este alimento. Las cebollas crudas pueden resultar demasiado fuertes para personas con acidez de estómago.
La cebolla pica en los ojos porque contiene varios compuestos
sulfurados como son: disulfuro de alil, propílo y dialil
sulfuro.
Para que la cebolla no pique se puede dejar en maceración con
aceite de oliva durante la noche, lo que le hace perder su acritud.
También la podemos poner en un recipiente con agua y un poco de
zumo de limón durante algunos minutos. La ventaja de estos dos
procedimientos es evitar que la cebolla pique, pero, a la vez,
hacer que conserve sus propiedades.
Otra forma es cocerla en sofritos o cremas, lo que resulta rico en
fibra y placentero de comer. Sin embargo, consumida de esta manera
pierde muchas de sus propiedades y tiene menos efecto como alimento
medicinal.
Un efecto negativo de consumir cebolla es el mal aliento que
produce, que se puede evitar masticando unas hojas de perejil
después de las comidas.