La comadreja es el carnívoro más pequeño del continente europeo. Tiene que comer cada día para, literalmente, no morir de hambre, por lo que pasa gran parte del tiempo buscando presas. Su esperanza de vida es muy corta cuando se encuentra en estado salvaje, apenas dos años. En la península existen 4 subespecies de comadrejas, aunque con muy pocas diferencias físicas entre ellas. Se les clasifica en función de las rayas y colores del dorso y vientre.
Su cuerpo es pequeño, esbelto, alargado y flexible, muy similar al del armiño (mustela erminea), aunque más pequeño y sin la punta de la cola negra. La cabeza es aplanada, con el rostro muy corto, las orejas pequeñas y redondeadas, ojos y nariz oscuros y el cuello largo. Las patas son cortas, y están provistas de 5 dedos cada una. La cola es también corta, mide menos del 25 % de la longitud de la cabeza y el cuerpo juntos.
La longitud de la comadreja puede variar entre 15 y 33 cm, más su
corta cola que puede medir entre 4 y 13 cm. El peso del macho varía
entre 60 y 170 gr y el de la hembra entre 40 y 65 gr. La coloración
de la espalda es pardo canela o pardo rojizo, siendo durante el
invierno de un color pardo más intenso. El vientre es de color
blanquecino y en él suelen existir dos pequeñas manchas marrones.
La cola es del mismo color que la espalda y no presenta la punta
negra. La unión entre la coloración de las partes superiores y las
inferiores se puede producir mediante una línea recta que, junto
con el color de los pies traseros blancos, nos indicaría que
estamos ante la subespecie Mustela nivalis ibérica; si por
el contrario la línea de unión de las coloraciones superior e
inferior es irregular y el color de los pies traseros no es blanco,
nos encontraríamos ante la Mustela nivalis nivalis.
Existen también ejemplares de coloración totalmente blanca
(albinismo), en cuyo caso se debe observar que la punta de la cola
no sea negra, para poderla diferenciar del Armiño con pelaje
invernal. Las hembras son de tamaño considerablemente inferior a
los machos, y además poseen 4 pares de glándulas mamarias.
La comadreja posee un total de 34 dientes, presentando en la
mandíbula superior 6 incisivos, 2 colmillos, 6 premolares y 2
muelas, y en la inferior otras 2 muelas más. En cautividad puede
vivir entre 8 y 10 años, pero en libertad no suele durar más de 3
años. Lo más habitual es que vivan como mucho 1 año.
La comadreja se adapta a todo tipo de ecosistemas, prefiriendo los campos de cultivo, terrenos con matorral bajo, muros de piedra, matorrales cercanos a prados y, en especial, los terrenos no muy húmedos, pero con agua cerca. Evita los bosques cerrados y las zonas encharcadas. Normalmente vive cerca de núcleos de población o granjas y frecuenta a menudo edificios abandonados. El territorio ocupado por los machos suele tener unas dimensiones aproximadas de unas 34 ha, y el de las hembras unas 12 ha.
Dentro de ese amplio territorio ubica su cubil. Las comadrejas no
hacen madrigueras, y los refugios que usan son variados, los
montones de piedras y las vallas de piedra son sus lugares
preferidos. Otros lugares son entre la maleza, huecos de los
árboles, montones de leña, madrigueras de otros animales, cuevas
naturales… En los lugares elegidos, la comadreja tapiza el suelo de
hierbas, de hojas secas, pelos, plumas, etc. Estos cubiles los usan
también como despensa, para guardar aquellas presas que no han
consumido.
La comadreja sirve de alimento a muchos otros animales, entre los
que están las aves rapaces, tanto diurnas como nocturnas, y los
carnívoros (lobo, zorro, gato montés, marta, garduña, turón, visón,
etc.). Las crías de comadreja pueden ser devoradas por grandes
lagartos y culebras. Figura como especie no amenazada en la lista
de ICONA, pero aparece reflejada en el anexo III del Convenio de
Berna, con lo que, de no tomar medidas para su protección, podría
verse en peligro.
El periodo de celo abarca desde enero hasta principios de octubre, siendo la primavera la época en que es más frecuente. Durante esta etapa, los machos se reúnen para perseguirse y pelearse, emitiendo agudos chillidos. El macho vencedor se aparea con la hembra, a la que suele asir el cuello antes de la cópula. La cópula dura de 20 segundos a 90 minutos y se puede repetir varias veces. La hembra tiene
Comadreja
Mustela nivalis
Mustélidos
Carnívora
Entre 17 y 23 cms.
Entre 3 y 17 cms.
De 20 a 35 cms.
Los machos entre 60
y 170 grs.
Las hembras entre 40 y 65 grs.
En cautividad 8-10 años
En libertad 3 años
Residente
una gestación aproximada de entre 34 y 37 días, no realizando ningún retraso entre la cópula y la fecundación de los espermatozoides. Tras el parto, los machos abandonan a las hembras.
El parto normalmente es de entre 4 y 8 crías, si bien podrían
nacer hasta un total de 19 crías, y puede tener lugar entre el mes
de marzo y mediados de diciembre, siendo lo más normal que nazcan
entre mayo y junio. Pueden tener 1 o 2 partos al año, incluso 3 si
las condiciones son favorables.
Las crías nacen sin pelo, con los ojos cerrados, y pesan tan sólo
entre 1 y 3 gramos. Entre los días 11 y 21 contarán con la
dentadura de leche, que será sustituida por la definitiva entre la
4.ª y 10.ª semana. Cuando las pequeñas comadrejas tengan entre 26 y
32 días, abrirán los ojos. Continuarán mamando entre 4 y 12
semanas, alternando a partir de las 3 o 4 semanas estas comidas con
carne. A partir del mes de vida, saldrán fuera de la madriguera
para jugar y poco después, entre la 6.ª y 8.ª semana, comenzarán a
cazar.
Durante el verano o a principios del otoño, las jóvenes comadrejas
se irán independizando, para alcanzar la madurez sexual a los 3 o 4
meses. Los machos están completamente desarrollados entre los 3 y
los 6 meses, y las hembras entre los 3 y los 4 meses.
Es un animal muy voraz, la base de su alimentación son los
roedores (ratones, topillos, ratas, lirones, etc.), pero también
caza conejos, pájaros, grillos, saltamontes, anfibios, reptiles,
come miel, etc.
Tiene fama de ser feroz y agresiva. Lleva una vida solitaria y
solo durante la época reproductiva forma pequeños núcleos
familiares. Cuando caza se mueve de forma rápida y silenciosa.
Trepa con facilidad. Explora las cavidades donde se pueden ocultar
sus presas, parándose sobre las patas posteriores para olerlas e
identificarlas. Puede penetrar en madrigueras y oquedades con una
extraordinaria facilidad, gracias a su aspecto fusiforme. Cuando
avista una presa, se acerca en silencio, la ataca, la inmoviliza
con las patas y la mata mordiéndole la nuca con su potente
dentadura.
A menudo bebe la sangre de sus víctimas en el primer momento de la
caza y luego las arrastra a un lugar seguro, que usa como despensa,
para devorarlas con tranquilidad. Algunos estudios han estimado que
la comadreja puede devorar al año más de 500 presas, con un
porcentaje muy alto de ratones. También a menudo sigue rutas
determinadas de caza, y tiene un comportamiento muy
territorialista. Puede recorrer en una noche más de dos km. El
territorio de caza de la hembra y del macho no suele coincidir. La
comadreja, al tener un nivel metabólico muy elevado, precisa estar
cazando prácticamente todo el día para compensar la pérdida de
energía, aun cuando alcanza su mayor actividad por la noche. Puede
cazar presas mucho mayores que ella, como ocurre con las gallinas y
los conejos, que pesan quince veces más, a los que mordisquea de
forma repetida e intensa en la zona de la nunca, a la que se
aferra, hasta ocasionarles la muerte por shock. Para huir corre
rápidamente y, si es necesario, puede nadar. Aun cuando no está
admitido de forma unánime por la taxonomía, se considera
mayoritariamente que en España se localizan dos subespecies:
Mustela nivalis nivalis (Linnaeus, 1766), la más norteña
de las especies ibéricas, localizada al Norte de Sierra Morena y en
Baleares, y Mustela nivalis iberica que habita en toda
Andalucía.
esta se diferencia de la anterior por tener las patas blancas y el
babero con un contorno más definido y rectilíneo que la otra
especie. Tanto el macho como la hembra son territoriales y
solitarios, con excepción de la época de celo.
De modo general los machos son mejores cazadores atreviéndose con
presas más grandes, mientras que las hembras prefieren los roedores
pequeños. También se ha descrito como especialización en la caza
por sexos, que los machos suelen cazar al aire libre, mientras que
las hembras lo hacen sobre todo en las galerías de roedores.
No tiene periodo de reposo invernal, por lo que se la observa
durante los 12 meses del año. Su actividad transcurre tanto por el
día como por la noche, con una cierta preferencia por la actividad
al atardecer, siendo fácil observarla durante los días calurosos,
con fuerte viento, o cuando cambia el tiempo. Se desenvuelve a la
perfección en el medio que ocupa, desplazándose normalmente a
saltos. Sabe trepar y nadar y se vale de ello para pescar. Está
provista de unos sentidos bien desarrollados entre los que destaca
la vista, adaptada a la visión diurna y nocturna, y tiene el oído y
el olfato muy finos. Al parecer se siente atraída por los colores
rojizos. La comadreja es un animal extraordinariamente curioso y
audaz y es también muy voraz. Cuando se encuentra en peligro
desprende un fuerte olor característico.
La huella de la comadreja es pequeña, mide de ancho alrededor de 1 cm, y de largo alrededor de 1,4 cm. En ella normalmente sólo se aprecian 4 de los 5 dedos, pero en el talón están presentes las impresiones de los 3 lóbulos. La huella trasera es de mayor tamaño que la delantera.
Los excrementos son largos, delgados y retorcidos, generalmente de
color pardo oscuro o negruzco, y suele depositarlos en letrinas o a
lo largo de los caminos que utiliza durante sus correrías. El
consumo de sangre de sus presas confiere apariencia pastosa a sus
heces. Cuando son duras siempre terminan en punta, y tienen unos 4
cm de longitud por ½ cm de diámetro. Su olor es fétido. La
comadreja emite un potente grito, así como un silbido prolongado y,
durante el celo, un penetrante «kri kri». También se le escuchan
arrullos, ronroneos y bufidos.
Desde siempre la Mustela nivalis se ha adaptado a vivir con el hombre, no sólo rondando los gallineros sino dentro mismo de sus viviendas, robando unas veces y alimentándose, otras, de los ratones que también parasitan nuestras despensas. Tal vez sea por eso, por la extraña circunstancia de compartir involuntariamente casa con una criatura tan feroz, por lo que los pueblos europeos han rodeado este animal de tantos mitos y tabúes desde hace milenios. Incluso su nombre latino atestigua el temor de los antiguos: «mustela», es decir, «ratoncito». La palabra seguramente nació como un eufemismo porque los romanos temían pronunciar el nombre verdadero.
Los mitos grecorromanos identifican a la comadreja siempre con un
personaje femenino y suelen relacionarla con funciones típicas de
las diosas hechiceras, como profetizar. Según Ovidio en su noveno
libro de Metamorfosis, Galantis fue transformada en comadreja por
la diosa Lucina (la luna, diosa también de los partos) por
profetizar el nacimiento de Hércules antes de tiempo, y Estobeo
comparaba a las mujeres malas y taimadas con este animal. El
equivalente griego sería Hécate, diosa de las hechiceras,
identificada también con la luna y protectora de los alumbramientos
como su prima romana. Tal vez venga de ahí el nombre castellano de
la mustadiel, la, «comadreja», «la pequeña comadre» (comadres
también es el apelativo que se dan entre si las brujas).
Aunque la especie está bien difundida, hasta no hace mucho tiempo ha sido perseguida con cebos y trampas por los campesinos, que la acusaban de matar pequeños animales domésticos, principalmente conejos y aves de corral. Esta práctica aún está arraigada en ambientes rurales, que no reparan en el beneficioso papel que desempeña la comadreja en el control de otros mamíferos que sí son dañinos, como las ratas y los ratones.