Revista 108
Número 108

La luz de una vela


Hace un par de semanas los medios de comunicación se hacían eco de una triste noticia: una anciana fallecía en su domicilio a causa de un incendio provocado por una vela. Además, la mujer, de 81 años, estaba a punto de ser desahuciada por falta de pago. Como suele ocurrir en estos casos la compañía eléctrica, el banco, los servicios sociales y el Ayuntamiento escurren el bulto y se echan la culpa unos a otros por lo sucedido.

En estas fechas próximas a la Navidad cuando las calles de toda España se iluminan con millones de bombillas no deja de ser inquietante que una anciana ilumine su soledad con una vela porque no puede pagar la luz. Me la imagino en las largas noches de invierno sola, arropada en su cama, a oscuras, esperando sin esperanza que el sol vuelva a brillar, otro día más.

Un país no puede ser soberano si tiene que importar la energía que consume. Afortunadamente, la técnica avanza rápido y cada día se inventan métodos más baratos y efectivos para producir energía que, además, protegen el medioambiente y son accesibles para miles de millones de personas que viven en la pobreza.

Sin embargo, gobiernos como el nuestro, sin duda manejados por los bancos y las compañías energéticas, impiden que la sociedad acceda al disfrute de una energía barata y limpia. ¿Cómo es posible que un país como España, que hasta hace unos años era líder mundial en energías renovables, penalice hoy su uso? Mientras tanto se mantienen las ayudas al carbón, se incentivan aberraciones como el fracking y se pagan miles de millones de euros a gobiernos infames como Arabia Saudí o Irán.

Técnicamente, España podría producir toda la energía que consume con las energías renovables. Tenemos un amplio litoral, viento y, sobre todo, tenemos sol, mucho sol. Uno de los problemas técnicos más importantes que tenían las renovables era cómo almacenar la electricidad producida durante el día para su consumo nocturno. Hoy día ese problema está resuelto, soluciones efectivas y baratas como la pila Tesla hacen que todos los ciudadanos podamos producir, almacenar y consumir energía limpia y barata. Sin embargo, desde el gobierno se impide que los ciudadanos tengamos acceso a esta tecnología. Muchos son los políticos que pasan a los consejos de administración de las compañías energéticas después de terminar su carrera política como premio a los favores recibidos.

La energía es una pieza clave en el plan general del capitalismo para hacernos esclavos. ¿Han echado cuentas de qué porcentaje de nuestros ingresos empleamos en pagar la gasolina o la luz que consumimos? ¿Cuántas horas de trabajo son necesarias para pagar estos bienes básicos? Si los ciudadanos producimos la energía que gastamos somos más libres, disponemos de más tiempo y dinero. Pero entonces, ¿de qué iban a vivir  los consejos de administración? ¿Dónde se iban a colocar los exministros y expresidentes?

Rogelio Manzano Rozas

 
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