Existen pocos lugares como Pedraza donde poder disfrutar de un paseo que te transporte a la Edad Media. Sus calles sin coches y la tranquilidad del entorno invitan al sosiego de un mundo perdido.
Cual ave fénix, Pedraza ha vuelto a renacer de sus cenizas: paseando por sus calles cuesta trabajo pensar que su caserío estuvo a punto de desaparecer vendido como material de derribo. Otros pueblos próximos desaparecieron a consecuencia de la despoblación que sufrió el campo castellano en los siglos XIX y XX. Sin embargo, a mediados del siglo pasado comienza un efecto de retorno o, mejor dicho, de descubrimiento por parte de algunos artistas y otras gentes de la ciudad, que encuentran tranquilidad y sosiego en sus calles empedradas y comienzan a comprar y restaurar las ruinosas construcciones.
Este nuevo éxodo sin duda ha evitado que el pueblo desaparezca,
pero ha impuesto un modelo de desarrollo no exento de peligros.
Mientras que durante los días laborables Pedraza dormita, los fines
de semana sufre una verdadera invasión de domingueros que hacen de
sus calles un parque temático,
Al igual que Sepúlveda, Pedraza se levanta sobre un espolón rocoso
rodeado por los arroyos de san Miguel y Vadillo. En su término
municipal se encuentra uno de los mayores sabinares de Europa.
Toda
la villa se encuentra rodeada por una muralla y solo cuenta con una puerta de acceso. Esta puerta se cerraba al anochecer hasta mediados del siglo pasado. En la parte superior del arco de entrada se puede ver el escudo de los Fernández de Velasco, señores de la villa durante cuatro siglos. Justo encima de la puerta se encuentra la cárcel pública. A escasos metros encontramos la calle de procuradores, en ella se encuentran el antiguo fielato de carnes, el estanco y el Bodegón de Manrique. Los fielatos eran oficinas situadas a la entrada de las poblaciones y encargadas de comprobar el peso de las mercancías a las cuales cobraban derechos de peaje.
La calle real vertebra el pueblo, su recorrido va desde la puerta
de la muralla hasta la plaza mayor. En esta calle se encuentran los
edificios más notables del conjunto urbano como la casa de Pilatos,
un caserón del siglo XVI del que llama la atención su balcón de
esquina. A lo largo del recorrido de esta calle encontramos
hermosas casonas con originales esgrafiados y escudos nobiliarios
en sus fachadas.
La plaza mayor es el corazón de Pedraza, irregular y algo
destartalada es un conjunto de edificios dispares hechos con
materiales de derribo reciclados. El conjunto más llamativo son las
casas porticadas frente a la iglesia. Originalmente eran dos casas
del siglo XVI, convertidas posteriormente en cuatro viviendas. Los
soportales se añadieron después y los fustes y capiteles de las
columnas seguramente pertenecían al castillo.
Entre los edificios singulares de la plaza se encuentra el
ayuntamiento con su característico y viejo reloj. El relojero que
en 1774 se encargaba de su mantenimiento cobraba un salario anual
de 120 reales. Bajo la casa consistorial hay un arco o pasadizo que
comunica la plaza con la calle Cordovilla. A la derecha del arco
existe un espacio cerrado con rejas, conocido como las carnicerías,
que pudo servir como lonja.
La iglesia de san Juan ocupa uno de los flancos de la pintoresca
plaza y conserva algunos rasgos de su estilo románico como su torre
con doble arquería; su base fue restaurada y enfoscada por Bellas
Artes. El interior del templo es románico, pero posteriormente se
reformó cubriendo su estructura original con un revestimiento
barroco. Sus retablos también son barrocos con numerosas tallas.
También destaca el órgano fabricado en 1847 por José Otorel,
organero en Palencia, así como la pila bautismal del siglo XIII. La
puerta posterior del templo accede a una plaza conocida como plaza
de la olma, ya que en el centro de este espacio hubo hasta los años
ochenta una olma centenaria que cobijaba bajo su sombra los puestos
del mercado de los martes. Actualmente la iglesia de san Juan es la
única que sigue en activo, pero antaño cada uno de los cuatro
barrios de Pedraza tenía su propia parroquia: santa María de
Mediavilla (frente al castillo), la de santo Domingo (en la antigua
judería) y la de san Miguel (convertida en ermita de la virgen del
Carrascal) ubicada fuera del recinto amurallado. Esta iglesia se ha
reciclado para convertirse en un centro de interpretación conocido
como casa del Águila imperial. El centro temático se configura en
dos zonas claramente diferenciadas, pero que conforman un todo
integrado. La iglesia de San Miguel es la sede del centro temático
propiamente dicho y el Jardín de san Miguel se concibe como una
infraestructura complementaria y adecuada a los públicos más
diversos.
Respecto a la dotación expositiva, los ejes vertebradores
interpretativos de este centro son tres:
1. Villa y Tierra de Pedraza. Este centro da información
pormenorizada de la comarca de la Villa y Tierra. Para ello, se han
dedicado elementos expositivos como un mapa exclusivo de la Villa y
Tierra de Pedraza, recursos culturales de Pedraza, recursos
informáticos de acceso a las distintas poblaciones, etc.
2. Red Natura 2000. Se divide en tres zonas: Red Natura 2000 en
toda Europa, Red Natura 2000 en Castilla y León y Red Natura 2000
en Segovia. Los recursos expositivos incluyen un vuelo virtual,
paneles expositivos de mapas y especies protegidas, juegos
educativos, así como recursos informativos específicos de
distribución en Segovia, mediante un mapa táctil y material
informático.
3. El águila imperial. Se muestra a esta especie desde distintos
puntos de vista a través de los elementos utilizados para su
observación y estudio, los cuadernos de campo explicativos de sus
fases de evolución y juegos interactivos para niños y mayores desde
el punto de vista de la vida de esta especie (cómo caza,
envergadura, fuerza, etcétera). Por último, se accede a la sala de
audiovisuales donde se exponen los peligros, amenazas y posible
recuperación de las poblaciones de águila imperial.
Sin duda el edificio más relevante de Pedraza es su castillo.
Posiblemente se levanta sobre una fortificación anterior,
seguramente una alcazaba musulmana, pero no existen evidencias de
ello. Los restos más antiguos que se conservan pertenecen al siglo
XIII y son elementos arquitectónicos de transición al gótico. A
principios del siglo XVI los duques de Frías, condestables de
Castilla, reformaron el castillo de nuevo, añadiéndole el gran muro
defensivo adherido a la torre del homenaje y el muro exterior
dotado de cañoneras y un puente levadizo (hoy desaparecido). El
castillo cuenta con una imponente torre del homenaje, un foso y
está rodeado en la mayoría de su perímetro por un precipicio.
En esta fortaleza estuvieron prisioneros dos hijos del rey
Francisco I de Francia, Francisco el delfín, que murió joven, y su
hermano menor que reinó como Enrique II. Habían sido entregados por
su padre como rehenes al emperador Carlos I de España. Para
liberarlos, el rey francés debía cumplir los acuerdos del Tratado
de Madrid de 1526, firmado tras la derrota del ejército de
Francisco I en la batalla de Pavía, donde fue hecho prisionero. En
el castillo de Pedraza permanecieron durante dos años, hasta marzo
de 1530, cuando por la Paz de las damas fueron devueltos a Francia.
La documentación sobre estos hechos se conserva en el Archivo
General de Simancas.
En 1926, el pintor Ignacio Zuloaga adquirió el castillo y la
vecina iglesia de santa María, todo en el mismo lote. Existen
varias versiones sobre el precio que pagó por el castillo: unos
dicen que fueron 48000 reales; otros dicen que le pidieron 13000
pesetas, y que solo pagó 12999 ya que era muy supersticioso. El
interior de la fortaleza estaba en un estado ruinoso y Zuloaga lo
restauró a conciencia, instalando allí un taller. Los herederos del
pintor adaptaron una de las torres para la exposición al público de
una parte de la obra del artista, además de otras obras de arte de
la colección privada del pintor.
Hotel Hospedería de Santo Domingo
Un hotel plenamente integrado en la villa medieval de Pedraza La HOSPEDERÍA DE SANTO DOMINGO es un hotel con encanto situado a pocos metros de la Puerta de la Villa de Pedraza, en su barrio judío. El edificio, una casa noble de tres siglos de antigüedad, ha sido recientemente rehabilitado.
La combinación de elementos tradicionales con otros modernos ha permitido que el hotel esté plenamente integrado en la villa medieval de Pedraza. Desde las estancias que dan al jardín, acotado por la muralla de Pedraza, se contemplan vistas de la Sierra de Guadarrama, el Acueducto medieval y el cercano nido de la cigüeña.
Desde los balcones de la fachada principal, se ven las empedradas calles de Pedraza y los restos de la iglesia de Santo Domingo. (Actualmente rehabilitada).
http://www.hospederiadesantodomingo.com