Pequeño pájaro de cola roja, el plumaje es elegante y vistoso en los machos. Se encuentra ampliamente distribuido por las latitudes templadas y boreales de Europa y más localizado en el sur. En España ocupa áreas de sierra y media montaña en la cornisa cantábrica, el Sistema Ibérico, el oeste del Sistema Central, Sierra Morena occidental y, puntualmente, otras sierras interiores.
Uno de los pájaros más llamativos por su plumaje es el colirrojo real macho, Phoenicurus Phoenicurus. El color blanco nítido de la frente es lo primero que llama la atención. Destaca mucho sobre la cara y la garganta negras, color que bordea también los ojos por encima y cruza sobre la base de la mandíbula superior; la cabeza y la espalda son grises y el negro de la garganta se extiende a los lados del cuello. El pecho y los flancos son anaranjados y este color se extiende a los lados del vientre que es blanco en el centro. Las plumas infracobertoras de la cola son beige anaranjadas, las alas pardo negruzcas y la cola castaño rojiza, excepto el par central de rectrices que es pardo negruzco. El obispillo y las plumas supracobertoras caudales son de vivo color castaño rojizo. En otoño e invierno el contraste entre las diversas coloraciones se atenúa porque el gris de la cabeza y espalda está punteado de pardo, que enmascara la brillantez de aquel.
La hembra tiene una coloración notablemente más apagada con todas
las partes superiores pardo grisáceas, aunque conserva casi la
brillantez del plumaje del macho en el obispillo y en la cola,
también castaño rojizos. Las partes inferiores varían desde el
beige blancuzco del mentón y la garganta hasta el anaranjado del
pecho y los flancos. La intensidad cambia mucho de unas hembras a
otras.
El plumaje de los jóvenes colirrojos, machos y hembras, tiene en
sus partes superiores (frente, píleo, nuca, espalda y escapulares)
un tono negruzco, grisáceo en la base de las plumas, las cuales
poseen bordes pardos y punteado beige. Las partes inferiores son
beige blancuzcas con la punta de las plumas pardo oscuro, de manera
que forman como un rayado en ondulaciones. El obispillo es castaño
rojizo más pálido que en los adultos, pero no la cola que es tan
rojiza en las rectrices como la de las hembras adultas. Conforme
avanza la muda, desde julio a septiembre, va siendo relativamente
fácil diferenciar los sexos.
El colirrojo real es un pájaro fácil de observar y estudiar, tanto por su abundancia como por sus curiosas costumbres. Además del brillante plumaje de los machos, llama también la atención el continuo movimiento de la cola, una vibración muy rápida o un temblor de arriba abajo, que le ha valido nombres populares como el de temblarrabos, y que ambos sexos realizan. Sus actitudes son características de la
Phoenicurus
phoenicurus
Turdidae
Passeriformes
14 cms.
24 cms.
18 g.
Hasta 5 años
Migrador
especie y resulta difícil compararlas a las de otro pájaro. Se mueve ágilmente por entre las ramas de los árboles y captura insectos al vuelo desde su posadero, pero más corrientemente lanzándose al suelo. Se posa siempre al descubierto en el extremo de postes, alambradas, cables de conducción eléctrica, ramas de árboles, tanto secos como con hojas, tejados, muros, rocas, etc.
El hábitat ocupado por el colirrojo varía mucho. Desde grandes
bosques con espacios y claros, hasta jardines de ciudades. Desde
caseríos, aldeas, casas de campo o parques con viejos árboles,
hasta zonas suburbanas de ciudades y pueblos. Hay una gama extensa
de biotopos que este pájaro escoge año tras año con una fidelidad
asombrosa. En la práctica toda la campiña es buen hábitat para él,
pero hay una cierta tendencia conectada con la costumbre de acudir
anualmente al mismo lugar donde las parejas se agrupan en colonias
o semicolonias. Sucede a menudo que en una aldea crían 2-4 parejas
y hasta otra próxima, pero distante no menos de 4 km en línea
recta, no se encuentra un solo colirrojo a pesar de que la campiña
presenta condiciones ideales para este pájaro. El colirrojo real
tiene cierta preferencia por casas viejas o medio derruidas, ruinas
y muros casi desmoronados. Probablemente le atraen los agujeros y
huecos que allí encuentra.
El colirrojo real canta agradablemente, emitiendo una corta
estrofa formada por dos sonidos: uno que recuerda cierta parte del
canto del petirrojo y otro en tono más alto, al que sigue
inmediatamente un gorgojeo de notas variadas en tono apenas
audible, a no ser que el pájaro esté cerca de nosotros.
La alimentación del colirrojo real es principalmente insectívora: coleópteros, lepidópteros y sus larvas, dípteros e himenópteros. Muchas son las orugas de todas las especies y colores que llevan a los nidos para cebar a los pollos. También las mariposas nocturnas son presas habituales. Las arañas forman así mismo parte de su dieta, al igual que gusanos y lombrices de tierra. Los pollos son alimentados en el nido con un 82 % de orugas. A partir del mes de julio los colirrojos frecuentan muchos árboles frutales, principalmente cerezos y ciruelos. También en el otoño comen frutos del saúco, Sambucus nigra, y otros árboles.
Cuando un macho ocupa un territorio canta inmediatamente con vigor tratando de atraer a la hembra. Continúa cantando después de la llegada de aquélla y, en especial, en los días en que la invita con continuos vuelos hacia el agujero que ha elegido para que la hembra haga el nido. Tan pronto como ella comienza, y aunque él no toma parte en el trabajo de llevar material, se vuelve silencioso, para empezar nuevamente a cantar en cuanto el nido está terminado. Este silencio puede durar solamente 2 días, puesto que algunas hembras se dan mucha prisa para construir el nido. Durante la puesta el macho canta poco, pero en cuanto la hembra se sienta a incubar lo hace con fuerza y continuidad desde un posadero muy próximo al nido.
Cuando el macho quiere atraer la atención de la hembra hacia el
agujero elegido por él, permanece dentro con solamente la cabeza y
el pecho asomando o bien introduce la mayor parte del cuerpo y deja
fuera la cola bien desplegada. Las persecuciones en vuelos
zigzagueantes por entre los árboles, y siempre cerca del lugar
donde se va a construir el nido, son continuas, terminando alguna
vez con el apareamiento. Este cortejo dura hasta que la hembra
comienza la incubación.
Casos de bigamia en el colirrojo real han sido comprobados alguna
vez; en cualquier caso esta situación no es corriente y, de hecho,
ocurre que muchos machos se quedan sin emparejar. Las hembras
parecen, pues, más escasas que los machos.
El colirrojo real anida en lugares muy variados. Primitivamente lo
hacía en agujeros de árboles o en viejos troncos. Hoy ha sufrido
una extraordinaria adaptación y un gran número de parejas son
vecinas del hombre en su propia vivienda, construyendo el nido en
grietas, agujeros, bajo las tejas, sobre vigas e incluso en el
interior de automóviles desechados. El nido es una ligera
construcción de hierba seca y musgo, no muy bien entrelazado, con
tallos delgados y largos de plantas secas, cortezas y raicillas. El
interior está forrado con pelo, lana y algunas plumas.
La puesta normal en Iberia es de 5 huevos. Algunas veces también 6
y, ocasionalmente, 7 u 8. Las segundas puestas dentro de la misma
temporada son invariablemente de 5 huevos y algunas de 4.
Los huevos son normalmente de color azul claro sin marcas y solo
de forma ocasional se ven algunos que tienen un extremo, el más
ancho, ligeramente oscurecido con motas pardas.
Los pollos nacen en un período de entre 12 y14 días. Al nacer los
jóvenes colirrojos tienen un plumón de color gris oscuro en la
cabeza y espalda, bastante largo y espeso. El interior de la boca
es amarillo, sin puntos oscuros en la lengua; las comisuras tienen
un tono blanco crema.
La salida del nido de los colirrojos es muy variable. Ambos
adultos los ceban con orugas e insectos alados y, aunque el macho
se muestra muy activo, es la hembra quien discretamente acude al
nido más veces. La tasa normal de cebo debe de estar influenciada
por las condiciones meteorológicas. El macho captura muchas de las
presas al vuelo. La hembra normalmente entre la vegetación.
La piel azulada de los pollos se va cubriendo con los oscuros
cañones y solamente se conserva el plumón de la cabeza, incluso
cuando ya están emplumados. No abren los ojos hasta el sexto día, y
completamente hasta el noveno. Sus débiles piídos no se escuchan
hasta el quinto día de vida. A los 11 días empiezan a aletear y
algunos salen fuera de la cavidad a los 12 o13 días, pero no suelen
abandonar el nido hasta cumplir entre 15 y18 días. No vuelan apenas
y son colicortos. Durante dos o tres semanas más son alimentados
por los adultos, o por el macho solamente si hay una segunda
puesta. Al cumplir el mes son ya independientes y se dispersan,
pero es frecuente que vaguen por los jardines y huertos en grupos
de dos o tres. Pronto empiezan a mudar las plumas del cuerpo (a las
seis semanas de edad) y, al desarrollar completamente la rojiza
cola, se parecen mucho a las hembras adultas. Los adultos mudan a
la vez que los jóvenes de la primera nidada.
El colirrojo real se reproduce en casi toda Europa. Su amplia distribución, sin embargo, no indica una gran densidad, siendo especie numerosa localmente, con preferencia por regiones húmedas y frescas. Falta en gran parte de los países mediterráneos y no alcanza el extremo norte de Escandinavia. No se determinan subespecies, pero no hay duda de que existe una variación clinal de Norte a Sur y de Oeste a Este. Ambas parecen afectar a la coloración, más pálida cuanto más al Sur y al Este, y a la longitud alar, mayor cuanto más al Este.
El colirrojo real inverna al sur del Sáhara desde Guinea hasta
Etiopía. En Senegal muchos han sido capturados en el mismo lugar en
años consecutivos, lo que indica una gran fidelidad a su área de
invernada. En Gambia se ven en los bordes de tierras cultivadas. En
Nigeria son comunes.