Es una de las hortalizas más consumida en el mundo y tiñe de rojo multitud de platos de nuestra gastronomía. Sabroso e indispensable en la cocina, el tomate encierra en su interior multitud de beneficios para la salud, fundamentalmente su poder anticancerígeno.
Crudo, frito, cocido, en salsa, en zumo
o en un gazpacho, el tomate es un alimento nutritivo y
refrescante que, por su sabor y bajo precio, forma parte de la
dieta de la mayoría de los españoles, sobre todo en el verano.
Además, el beneficio de esta hortaliza para la salud puede ser muy
superior a cualquier fármaco que el hombre haya inventado. Y es
que, hasta la fecha, ningún medicamento ha conseguido tener tantas
propiedades terapéuticas como ha revelado poseer el tomate, puesto
que por sí solo previene el cáncer y el infarto, además de combatir
muchas otras enfermedades.
Entre sus componentes destacan el licopeno, al cual los tomates
deben su color rojo, y el glutatión, dos potentes antioxidantes con
propiedades para tratar ciertas enfermedades y prevenir algunos
tipos de cáncer.
Entre los científicos de todo el mundo lo que más interés ha despertado es la capacidad del licopeno para prevenir, e incluso combatir, el cáncer. Tras analizar 72 estudios sobre la relación entre esta sustancia y el cáncer, un equipo de investigadores británicos y norteamericanos comprobó que, en 57 de ellos, la relación entre un menor riesgo de cáncer y la ingesta de licopeno era completamente segura y en 35, significativa. Este hallazgo permitió a los científicos concluir que esta sustancia es un poderoso antioxidante que previene la aparición de diversos tipos de cáncer, especialmente de próstata, pulmón y estómago.
La lista, no obstante, podría ser mayor. El coordinador del equipo
investigador, el doctor Edward Giovanucci, de la Facultad de
Medicina de Harvard, en Boston, confirmó que el consumo habitual de
tomate previene también los cánceres de esófago, páncreas, mama,
colorrectal, bucal y cervical. «Los tomates son ricos en sustancias
fitoquímicas con propiedades anticancerígenas, que conducen a la
formación de carotenoides como el licopeno, compuestos que protegen
a las células de los efectos de la oxidación».
Giovanucci ya tuvo ocasión de comprobar las propiedades del tomate
en estudios previos realizados en su universidad. Así, comprobó que
los hombres que nunca han tomado salsa de tomate tienen más
posibilidades de desarrollar cáncer de próstata que quienes lo
hacen varias veces a la semana. Según este experto, ingerir salsa
de tomate una vez a la semana reduce el riesgo de sufrir este tipo
de tumor en un 10 o 15 por ciento, mientras que las posibilidades
bajan en un 30 o 35 por ciento si se hace dos veces por semana.
Si los hombres deben disponer de una buena provisión de tomates
para prevenir el cáncer de próstata, el tumor más frecuente en el
varón; las mujeres deben hacer lo mismo para evitar el cáncer de
mama. Tras analizar los niveles de licopeno y de otros carotenoides
en 109 mujeres de Boston, los científicos de la Universidad de
Harvard llegaron a la conclusión de que, a mayor concentración, el
riesgo de cáncer era menor.
La capacidad del licopeno para retrasar la oxidación de las
células, y de este modo su multiplicación, garantiza su capacidad
preventiva. El siguiente paso era comprobar si estas propiedades
tenían una aplicación en la curación de los tumores. En el último
congreso de la asociación para la investigación contra el cáncer de
Estados Unidos se presentaron los resultados de un estudio dirigido
por el doctor Omar Kucuk, de la universidad de Wayne, en Detroit,
que aventura un prometedor futuro al respecto.
Los especialistas sometieron a 12 pacientes enfermos de cáncer de
próstata a un régimen a base de una ración diaria de este pigmento
durante las tres semanas precedentes a su intervención quirúrgica.
Tras la operación, los autores del estudio constataron que los
tumores no se habían extendido a otros tejidos en la mayoría de los
casos (el 67 %) mientras que en el grupo que no había participado
en el régimen, el cáncer se había extendido en un 56 % de los
casos.
Además, los investigadores comprobaron que el 84 % de los
pacientes que se habían beneficiado del tratamiento con licopeno
tenía tumores de un tamaño inferior a los cuatro centímetros
cúbicos, frente al 55 % en aquellos pacientes operados que no
habían seguido el régimen. «Estos resultados sugieren que el
licopeno modula las moléculas responsables de la regulación del
ciclo celular y causa una regresión de las lesiones cancerosas de
la próstata en el hombre», según afirmaron los autores del
estudio.