El búho chico, Asio otus, está entre las aves de presa menos conocidas, sin duda a causa de sus costumbres eminentemente nocturnas, ser poco activo y no emitir su voz con la frecuencia con que lo hacen otras aves de su misma familia, como el Cárabo Europeo, Strix aluco.
De aspecto estilizado y elegante, el búho chico luce un abigarrado plumaje de tonos ocres, leonados y pardorrojizos, finamente decorado por punteados y por suaves listas que lo mimetizan perfectamente con el boscoso medio que frecuenta. Como otras rapaces nocturnas, presenta una cabeza redondeada y rematada por «orejas» (penachos cefálicos que en este caso son particularmente largos y móviles, y que sirven tanto para descomponer la silueta del ave como para indicar excitación o miedo). En la cara de este búho destaca vivamente un ribete de plumas blancas, en forma de x, que enmarca el pico y los ojos de un bello color anaranjado. Los jóvenes presentan un diseño de plumaje muy semejante, aunque mucho menos contrastado, al de los adultos. Cuando alza el vuelo -ondulante, tranquilo y silencioso-, esta rapaz nocturna descubre sus largas y estrechas alas, adaptadas a la caza en las lindes y los calveros del bosque
Cuando permanece posado durante el día lo hace, casi siempre,
bien erguido y pegado al tronco de un árbol de forma que, a no ser
que se ponga una especial atención, puede confundirse con la rugosa
corteza de los árboles y pasar desapercibido. Prefiere bosques de
coníferas, pero también ocupa otro tipo de árboles. Así, durante la
reproducción se le ve a menudo en robles y castaños en toda la zona
cantábrica, y buscan cobijo en el invierno en especies arbóreas de
hoja perenne. También se oculta en nidos abandonados o viejos de
urracas y cornejas. Al volar lo hace con gran habilidad,
zigzagueando entre las ramas de los árboles y no haciendo ningún
ruido. Rara vez se le puede ver al descubierto.
El búho chico es, probablemente, la más discreta y silenciosa de
nuestras rapaces nocturnas y, aunque posee una gran variedad de
vocalizaciones, durante la mayor parte del año su carácter es
sumamente sigiloso. El canto del macho consiste en un profundo y
melancólico ululato, repetido cada 2-2,5 segundos y parecido al del
búho real, pero más rápido y menos rotundo. La hembra tiene un
canto más agudo, áspero y nasal. La voz de alarma es un raspante
«ruack-ruack». Como otros búhos, también produce chasquidos con el
pico y las alas.
En la mitad norte de su área de distribución, esta rapaz se
comporta como migradora, en tanto que en el sur es sedentaria o
realiza desplazamientos de corto radio. La invernada de los
ejemplares norteños se produce en latitudes templadas de Europa,
así como en el norte de África; las penínsulas mediterráneas y el
sur de Francia acogen a buena parte de las poblaciones invernantes,
que en esta época del año tienden a mostrar un carácter bastante
gregario. El volumen de migrantes y la magnitud de sus
desplazamientos están muy relacionados con la disponibilidad de
alimento, de manera que, en localidades apropiadas donde abunden
las presas, puede congregarse un buen número de individuos.
Aunque depende estrechamente de las formaciones boscosas para criar, el búho chico prefiere zonas con arbolado disperso, bosquetes-isla y sotos ribereños, y se instala junto a claros y linderos si se trata de un bosque muy extenso. La especie siente especial predilección por los pinares, asentándose incluso en los de repoblación. Ocasionalmente puede llegar a ser abundante dentro de los núcleos urbanos.
La captura de las presas que constituyen su dieta la efectúa exclusivamente durante la noche y la potencia y agudeza de su vista deben tener pocos rivales entre los demás pájaros. Los micromamíferos capturados son muertos con un picotazo fuerte y preciso en la nuca que parte en dos el cráneo, aunque también la presa puede morir con una fuerte presión de las garras.
Los estudios para determinar las presas tomadas por el búho chico
son muy numerosos y variables en cuanto a las especies capturadas,
según la microfauna de mamíferos de cada región o país. Ciñéndonos
a lo referente a la Península Ibérica podemos asegurar que la dieta
de esta especie no
Búho chico
Asio otus
Strigidae
Strigiformes
36 cms aprox.
De 200 a 335 g.
97 cm aprox.
Hasta 15 años
Residente
difiere mucho de la de la lechuza común. Fundamentalmente está compuesta por roedores. Sin embargo, es en la frecuencia con la que consume otros vertebrados donde se encuentran algunas diferencias con la lechuza común Tyto alba. La escasa representación de micromamíferos insectívoros, en particular las musarañas, constituye una característica destacada. Otra, la presencia en los restos obtenidos de egagrópilas de gran número de pájaros pequeños.
La presencia de buen número de aves en la dieta parece estar
ocasionada, muchas veces, por desfavorables condiciones climáticas.
Una espesa capa de nieve sobre el suelo incapacita prácticamente al
búho chico para efectuar la captura de sus presas habituales, lo
que le obliga a capturar pequeños pájaros. El gran número de
especies de pájaros capturados por el búho formarían una relación
interminable. Bástenos decir que los gorriones son las presas más
frecuentemente reconocidas.
Los insectos también están presentes en la dieta de esta especie.
Entre ellos los ortópteros y coleópteros son los invertebrados más
a menudo capturados. El grillo cebollero, Gryllotalpa gryllotalpa,
y los grillos campestres, Gryllus spp, están entre los más
abundantes de los ortópteros.
El búho chico es en general un temprano nidificante. En el mes de febrero ya ocupa su zona cada una de las parejas, con gran fidelidad al sitio donde lo hicieron el año anterior. En esos últimos días invernales sus vuelos sobre el bosque son continuos y el macho los hace en círculos sobre el posadero de la hembra. Cuando llama con su típico ulular, aquella le contesta, pero en tono diferente. El nido típico de un búho chico ocupa el viejo de una urraca, una corneja, paloma torcaz e incluso en el de un gavilán.
En los pinares el Asio otus es uno de los primeros pájaros que
llegan y puede elegir entre nidos de cuervo, corneja, grajilla y
urraca. La estructura de los nidos viejos es aprovechada,
recubriendo el interior con plumas propias y también, en algunos
casos, plumas y acículas de pino. Las especies arbóreas utilizadas
en el centro-norte de la Península Ibérica son fundamentalmente
pino negral, Pinus pinaster, pino silvestre, Pinus
silvestris, pino piñonero, Pinus pinea, alcornoque,
Quercus suber, encina, Quercus ilex, etc.
La puesta suele consistir normalmente en cuatro o cinco huevos,
pero las de tres no son raras. Seis e incluso ocho parecen
excepcionales. Son de color blanco y con poco brillo. La incubación
se inicia normalmente con la puesta del primer huevo. Estos son
puestos en días alternos y, a consecuencia de ello, los pollos
nacen con una gran diferencia de edad. La incubación se efectúa por
ambos sexos.
A los 25-27 días comienzan a nacer los pollos, que están cubiertos
con un plumón blanco, corto y muy denso que les llega hasta las
uñas de los pies. Durante la incubación uno de los adultos adopta
un posadero fijo próximo al nido, en general en una rama del mismo
árbol. Este búho realiza también funciones de vigilancia, pues al
aproximarse los curiosos al nido inmediatamente los ataca, dando
rápidas pasadas sobre sus cabezas. El primer pollo en nacer
abandona el nido aproximadamente a los 23-25 días, aunque fechas
anteriores (20 días) parecen bien comprobadas. Sin embargo, su
estado no es precisamente como para independizarse y no vuelan,
volviendo al nido para ser cebados y continuar allí el desarrollo.
Debido al sistema de incubación de los adultos, las diferencias
entre los pollos son muy notables y a veces sucede que cuando un
búho joven está completamente emplumado, en el mismo nido otro de
sus hermanos puede aún estar con el primer plumón. Varios
ornitólogos coinciden en la posibilidad de que el búho chico ponga
un huevo bastante más tarde que los otros. Este no es un hecho
nuevo en el mundo de los pájaros. Una especie bien estudiada, el
aguilucho pálido, Circus cyaneus, también tiene esa
particularidad.
En el nido los jóvenes búhos son alimentados con presas que
aportan ambos adultos. Los micromamíferos son normalmente tragados
enteros, pero las presas mayores y los pájaros no. Así, con
frecuencia las ratas son descabezadas y comidas en dos o más veces
y los pájaros son parcialmente desplumados. En las egagrópilas
están casi siempre ausentes las plumas de las alas y cola y a
menudo también falta el cráneo.
Los pequeños búhos hinchan el plumaje y bufan cuando se les
intenta coger. Los demás pájaros sienten por el búho chico una gran
aversión y a menudo se descubre su presencia por el griterío que
aquéllos organizan alrededor del posadero del búho. En especial el
arrendajo, Garrulus glandarius, y los carboneros y
herrerillos, Parus spp.
Una vez que han abandonado el nido los pequeños búhos siguen a sus
progenitores y forman grupos familiares durante los meses otoñales.
A veces estos se unen entre sí y alcanzan cifras sorprendentes:
todos buscan cobijo en un determinado árbol, que suele ser algún
pino u otra especie de hoja perenne.
En el norte de Iberia, donde la especie está bastante más
diseminada, las concentraciones son menores y siempre se limitan a
una sola familia. Su sedentarismo en la zona cantábrica es grande y
únicamente cabe señalar desplazamientos dentro de la misma zona,
buscando refugio en especies no caducifolias.
El búho chico es un pájaro que mantiene su densidad estable en los
bosques de Iberia y que no puede considerarse especie abundante.
Sin embargo, existe mayor concentración en los pinares de la meseta
castellana que en áreas próximas a la costa mediterránea, atlántica
y cantábrica.
El búho chico es una especie muy extendida por Europa, no faltando
prácticamente en ningún país (salvo en Islandia y la mitad norte de
Escandinavia), y siendo más abundante en el centro del continente
que en los países mediterráneos.