El mejor modo de identificar a la alondra común es por su canto ya que su plumaje y tamaño son muy similares a los de otros pájaros como la bisbita campestre o la calandria. Su canto consiste en una sucesión de trinos encadenados y repetitivos, sin pausa entre ellos.
El color de su plumaje se compone de tonos pardos con un estriado oscuro; su pico es fuerte, el cuerpo es alargado y robusto y las patas, alas y cola son alargadas. La especie tiene una pequeña cresta que eriza a voluntad. Las partes inferiores son blancas excepto el pecho, ligeramente teñido de beige y rayado de pardo oscuro. La garganta es amarillenta y consta de unas rayas oscuras finas y cortas. La cola tiene las rectrices pardas oscuras, casi negras, excepto las dos laterales que tienen grandes manchas blancas, muy visibles cuando el pájaro inicia el vuelo desde el suelo. El pico es corto en proporción al tamaño de este pájaro, la mandíbula superior tiene color pardo oscuro, lo que normalmente llamamos «color hueso» con la mandíbula inferior de un tono más claro. Patas y pies son pardos amarillentos y el dedo posterior tiene una uña muy larga. Los plumajes de ambos sexos son iguales, aunque no hay que descartar grandes variaciones individuales, ya sea entre pájaros del mismo sexo o entre ambos.
El vuelo de la alondra común es inconfundible, lento y titubeante, batiendo las alas largas y estrechas varias veces seguidas, alternando con un plegado completo de ellas contra el cuerpo. Cuando levanta el vuelo en el campo no recorre largas distancias y lo hace a baja altura, girando con frecuencia nada más elevarse, emitiendo siempre su típico grito áspero «¡¡chirrep!!» Cuando vuela a más larga distancia
Alondra común
Alauda arvensis
Alaudidae
Passeriformes
18 cms.
40 grs.
34 cms.
Hasta 5 años
Residente
se aprecian ondulaciones ligeras, pero el vuelo es directo y fuerte como corresponde a un gran migrador. Camina por el suelo un poco agachada, con los tarsos flexionados, pero también salta al encontrar un obstáculo. Entre la hierba, por corta que esta sea, es difícil de ver. Fuera de la estación de la cría es un ave gregaria y forma, a partir de septiembre, bandos que pueden llegar a ser muy densos, de varios millares ocasionalmente y a menudo centenares. Durante la reproducción se posan en muros, cercas, postes, arbustos bajos, prominencias del terreno y, muy pocas veces, en árboles. Los bandos duermen en el suelo. También duermen así las parejas durante la cría y esta costumbre la aprovechan los pajareros para descubrir los nidos. Se puede ver a las alondras tomar baños de polvo en cunetas de carreteras comarcales y en caminos vecinales con la misma asiduidad con que lo hacen los gorriones y otros pájaros.
Su canto, se escucha en cualquier mes del año, excepto en agosto y
la primera mitad de septiembre cuando está en plena muda del
plumaje. Muchas veces se la escucha cantar posada en el poste de
una cerca o en un arbusto y también, y más a menudo, en el suelo.
Ocasionalmente canta de noche en días despejados de primavera y con
luna llena.
Es un pájaro de campo abierto que vive en llanuras, estepas de media y alta montaña, dunas, bordes de pinares, arenales al nivel del mar, lomas cubiertas de Tojo Ulex y praderas naturales, cultivos, marismas, etc. Parece claro que la alondra común huye de zonas arboladas. En la migración otoñal ocupa preferiblemente campos costeros y rastrojeras. Durante el invierno vaga por toda la campiña, pero siempre evitando zonas boscosas y arbustivas.
La alondra captura gran cantidad de insectos y lombrices de tierra. De aquéllos destacan larvas de Lepidóptera, Coleóptera, Ortóptera, Himenóptera, Díptera, etc. También pequeños caracoles. Además, aproximadamente la mitad de su dieta está compuesta por materia vegetal. Come gran cantidad de semillas, de toda clase de plantas, y muchas hojas y brotes.
La alondra se empareja pronto y en febrero muchas parejas ya se han separado de los bandos y empiezan a llegar a su habitual territorio de cría. Esto se nota porque comienzan a verse pájaros solitarios o formando grupos muy reducidos que permanecen en el mismo lugar día tras día. Allí comienzan los machos sus vuelos elevándose desde el suelo, siguiendo una espiral y cantando con fuerza.
Anida en el suelo, aprovechando o haciendo una pequeña depresión
en un prado, tierra cultivada, cuneta, etc. A menudo el nido está
muy oculto en la hierba, al pie de un arbusto e incluso bajo las
hojas de una hortaliza. La hembra construye ella sola el nido con
hierba y tallos secos, forrándolo interiormente con hierba más fina
y algunas crines o pelos. En la Península Ibérica la puesta es
variable entre 3 y 5 huevos. Habitualmente 4 y muy rara vez 6. Dos
puestas son normales en cada temporada y en ocasiones se han
registrado tres.
Las primeras puestas en Iberia tienen lugar hacia la mitad de
abril, pero son más habituales a finales de este mes y en los
primeros días de mayo. Solamente la hembra incuba y el macho pasa
gran parte del día en sus vuelos de canto, dominando desde lo alto
el territorio, que con frecuencia es muy reducido por anidar en la
misma zona varias parejas.
La incubación dura muy poco, 11 días y al nacer los pollos están
cubiertos en algunas partes con un plumón de color pajizo pálido.
Son alimentados por ambos adultos tan asiduamente que a los 9 o 10
días ya salen del nido, e incluso antes si se intenta cogerlos o
ante la presencia de un intruso, cuando las alondras adultas llaman
continuamente desde un posadero cercano. Todavía tardan por lo
menos otros 10 días más en estar emplumados y poder volar.