Villanueva de Alcorón fue, y sigue siendo, el pueblo más importante de la comarca: antaño su mayor riqueza venía de la lana de sus rebaños de ovejas, en el siglo XX la planta de procesado del caolín dio trabajo a buena parte de la población. Hoy aporta los servicios básicos a los pueblos de la comarca como la escuela, la farmacia y el centro médico.
Existen diferentes teorías sobre el origen del nombre de Alcorón, que posiblemente viene de alcor, 'lugar elevado, barbacana', aunque también podría venir del antiguo poblado Carae, que los historiadores sitúan en los alrededores de la actual villa.
El casco urbano de Villanueva de Alcorón se asienta sobre un cerro
y sus calles ascienden hasta la plaza Mayor, donde se encuentran la
iglesia de San Miguel y el ayuntamiento. En el centro de la plaza
hay una farola, pero antes hubo una fuente y mucho antes un olmo
que fue víctima de la grafiosis. Por
lo general las casas de Villanueva de Alcorón son muy viejas, la mayoría con muros de piedra caliza. Incluso, en algunos casos, se pueden contemplar los bellos arcos de sus puertas centenarias. Es una pena que muchas fachadas estén enfoscadas con cemento y oculten su estructura original; aun así el conjunto urbano tiene un gran encanto y no ha perdido su esencia serrana. En algunas fachadas se pueden ver aún escudos tallados en piedra.
Entre todos los edificios destaca la iglesia de San Miguel. Al
igual que muchas otras iglesias de la comarca sufrió el zarpazo
iconoclasta durante la guerra civil, siendo su retablo mayor y las
imágenes de santos pasto de las llamas. El edificio ha sido
restaurado recientemente y ha quedado prácticamente nuevo, aunque
la verdad es que ha perdido buena parte de su esencia original. En
el presbiterio, a mano derecha de donde está el altar mayor,
aparecen, las imágenes de los cuatro evangelistas y en un lugar
destacado se encuentra San Miguel Arcángel, que es el titular de la
parroquia.
Villanueva de Alcorón está situado a una altura de 1271 metros,
sus inviernos son muy fríos y sus veranos muy calurosos y cortos.
Es el pueblo más grande de la comarca y su término municipal es el
mayor de los pueblos limítrofes. Actualmente tiene una población de
215 habitantes y cuenta con los principales servicios públicos, que
atienden las necesidades no solo de sus vecinos, sino también de
los pueblos de alrededor. Así cuenta con: Centro médico,
ambulancia, un colegio rural agrupado donde acuden 8 alumnos,
farmacia y polideportivo cubierto, entre otros.
Este pueblo siempre fue uno de los más ricos de la comarca del
Alto Tajo. Antaño su riqueza venía de la ganadería, principalmente
ovina. La calidad de su lana era muy apreciada en toda Europa.
Durante los siglos XIV al XVIII gracias al comercio de la misma
Villanueva vivió su mayor pujanza económica. En un documento
existente en el Archivo Municipal de Cuenca, el «Arancel de Precios
y Salarios de Cuenca», fechado el 15 de Septiembre de 1.462,
respecto al precio de la lana, indica que la más cara es la de
Villanueva de Alcorón a 157,5 maravedís la arroba, mientras está a
150 la de la ciudad de Cuenca, a 147,5 las de Armallones, Zaorejas
y El Pozuelo, a 127 en El Recuenco o Carrascosa y así sucesivamente
hasta los 82,5 en Moya o Valdemeca; esto contabilizando los pueblos
de sierra, pues la lana del resto de pueblos de Cuenca es aún
inferior por ser inferior su calidad. Villanueva exportaba
anualmente entre 60.000 y 80.000 arrobas de lana a Génova o
Florencia, e incluso algunas partidas a los mercados de Flandes.
Además de lana y carne, exportaba también los derivados de la piel:
tal y como nos cuenta el fuero de Cuenca, se hacían «zapatos de
piel de carnero», «zapatos de piel de cabra», cordobán, sardón,
badana, guadamecí y pieles en general.
Durante la segunda mitad del siglo XX la empresa CAOSIL situó aquí
sus instalaciones industriales para tratar el caolín, mineral que
se extrae de las minas a cielo abierto de Peñalén y Poveda. Esta
industria dio vida a Villanueva hasta hace unos pocos años. Gracias
a la planta de tratamiento de caolín el pueblo tuvo una gasolinera
y varios restaurantes que también acabaron cerrando. Hoy todavía se
pueden ver montones de caolín en los alrededores del casco
urbano.
El término municipal se asienta sobre un terreno cárstico que
ocupa parte de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Teruel. Este
terreno produce numerosos hundimientos y simas, entre las cuales
quizá la más famosa sea la de Villanueva de Alcorón. La sima se ha
acondicionado con una escalera de 208 escalones para que se pueda
descender casi hasta el fondo. A medida que se desciende hay menos
luz y la temperatura también desciende muchos grados, así que hay
que ir preparados con linternas y ropa de abrigo. En el fondo hay
un pilón de agua cristalina y muy fría y unas espectaculares
coladas de color anaranjado, debido al óxido de hierro que contiene
el agua que mana de la pared. A la izquierda del pilón, es posible
descender por unas grietas hasta una pequeña galería inferior, en
el extremo inicial de la cual, y por un resalte de unos siete
metros de angosta cabecera, se llega a una sala de la que parten
unos pequeños conductos que llevan al punto más bajo de la cavidad.
de la parte alta de esta sala sale un conducto, a la izquierda, por
el que es preciso bajar para entrar en un pozo de unos cuatro
metros que posibilita seguir descendiendo.
Otro lugar de gran belleza es el Pozo del Soto, una laguna de unos
40 metros de profundidad que surgió accidentalmente cuando se
comenzó a extraer caolín en un área muy próxima a un acuífero que
acabó inundando la mina.
Actualmente, y a pesar de dar los servicios básicos a los pueblos
de la comarca, Villanueva languidece y poco a poco va perdiendo
población: los viejos se mueren y no nacen niños. Los que no
quisieron marchar viven de los trabajos forestales, la ganadería y
la agricultura. Atrás quedan los años de esplendor y la alegría de
las calles llenas de gente. Atrás quedan los años en los que había
futuro para sus vecinos.