Revista 119
Número 119

Gamo común

Por su tipo de vida se parece al ciervo, y también sus sentidos, así como sus facultades intelectivas, son muy similares, aunque se puede afirmar que el gamo es menos prudente y tímido. En los días soleados permanece confiado en los claros del bosque.

Gamo-macho-en-campo-de-trigo

 

De tamaño intermedio entre el ciervo y el corzo, el gamo tiene el aspecto típico de un cérvido. Su pelaje, de gran belleza, es de un color pardo rojizo adornado con un característico moteado blanco; cuenta además con una línea más clara en la parte inferior de cada costado. El escudo anal aparece muy marcado en color blanco y perfilado en negro en los lados. La cola es ancha y larga, mientras que el vientre también es de color blanco. Durante el invierno el moteado desaparece, con lo que cuenta con dos pelajes, uno en invierno y otro en verano. Durante la época de celo, los machos sufren también otra serie de cambios menos acentuados en su morfología y coloración: sus párpados se hinchan y se produce una decoloración del pelaje en los flancos y un oscurecimiento de la cabeza y parte dorsal del cuello, así como de la zona que rodea cada ojo. A estos cambios de pigmentación se suma un efecto olfativo, ya que con la impregnación de su pelaje con orina, además de conseguir este aclaramiento del pelaje de sus flancos, añaden un olor intenso característico como estrategia para amedrentar a sus

Clasificación científica

Nombre común:

Gamo común

Nombre científico:

Dama dama

Familia:

Cérvidos

Orden:

Artiodáctilos

Longitud:

de 129 a 155 cms. en los machos y entre 118-140 cms. en las hembras

Peso:

Entre 52 y 63 kgs., los machos, y entre 28 y 41 kgs., las hembras.

Alzada:

De 71 a 91 cms.

Longevidad:

Hasta 20-25 años

Estatus:

Residente

posibles competidores por las hembras. Así pues, en el comportamiento social del gamo, el canal olfativo desempeña un importante papel, dada su extraordinaria sensibilidad para captar olores y la presencia de glándulas odoríferas distribuidas por todo el cuerpo. El gamo presenta un dimorfismo sexual muy marcado, los machos pesan hasta 63 kg, mientras que las hembras llegan solo a los 41 kg.


Únicamente los machos tienen astas que están inclinadas hacia atrás. El tamaño del gamo, y también de sus astas, también llamadas impropiamente palas, va a depender mucho de su alimentación y su estado de salud, aunque también hay diferencias locales de tamaño dentro de la población ibérica. Al igual que ocurre con el ciervo y el corzo la cornamenta sufre mudas anuales: el desmogue se produce entre marzo y abril y, generalmente, para el mes de julio ya está totalmente crecida la nueva cornamenta, que comienza a desarrollarse inmediatamente tras la caída de la precedente.


Las cuernas tienen una luchadera, candil y en vez de vara presentan una «pala» de grandes proporciones. La cuerna comienza a desarrollarse a partir del año de edad y está formada por dos varas que permanecen durante un año. A partir del segundo año la cuerna comienza a desarrollar más puntas, completándose a los cuatro o cinco años y mejorándose a los 10, cuando alcanza su plenitud.
Los machos pierden anualmente el pelo de sus astas, para lo cual se ayudan rascando las mismas contra los troncos o ramas de los árboles, donde dejan señales y restos del pelo perdido.


Un adulto mide entre 130 y 160 cm de longitud, entre 85 y 110 cm de alzada y la cola mide de 16 a 19 cm; el peso del macho es de 52 a 63 kg y el de la hembra de 28 a 41 kg. La fórmula dentaria es 0.0.3.3/3.1.3.3. Las cuernas miden de 70 a 80 cm y la pala de 36 a 37 cm de longitud y de 14 a 15 de ancho.

 

Costumbres

De actividad preferentemente crepuscular y nocturna, permanece gran parte del día tumbado, rumiando, en lugares protegidos y con buena cobertura vegetal. Suele desplazarse muy despacio, por lo que en muchas ocasiones su presencia pasa desapercibida en un territorio.


Los paisajes preferidos por el gamo son bosques y dehesas, siempre con zonas abiertas en las que el pasto esté disponible, especialmente gramíneo y leguminoso, sin menospreciar la cobertura arbustiva. Según estudios recientes, el gamo parece desplazar al corzo en ciertos entornos en los que se produce competencia directa por el alimento.


La actividad diaria de estos animales depende no solo de la época del año en que nos encontremos, sino de otros factores como la hora del día, el sexo del individuo, la edad del mismo y el grado de molestia que sufra la población por parte del hombre. En las crías, por ejemplo, se observa que tiene gran importancia el tiempo empleado en el juego de la huida. Esta actividad constituye el aprendizaje de la adaptación típica de la especie para evitar los peligros, mediante la huida coordinada del grupo generalmente guiado por un individuo. Otra pauta de juego que se observa en las crías, aunque también en los adultos, es la denominada «falsa lucha». Tanto los machos como las hembras acostumbran a marcar anillos despoblados de vegetación alrededor de los árboles.

 

Alimentación

En comparación con otras especies de cérvidos el gamo prefiere pastar a ramonear, por lo que cuando el pasto esté disponible será un componente principal en la dieta. En todo caso, en paisajes con fuerte presencia forestal y arbustiva también aprovecha con facilidad otros alimentos menos nutritivos, especialmente en condiciones desfavorables.


Su alimentación va a estar condicionada por las disponibilidades alimenticias aunque en líneas generales se alimenta preferentemente de vegetación herbácea, que constituye la base de su alimentación (hasta el 95 % en primavera) y en menor medida de hojas de árboles y arbustos y de frutos como enebro, sabina y endrinos. El gamo dedica la mayor parte de su tiempo a alimentarse, con importantes diferencias según la época del año: mientras que en primavera la alimentación puede llegar a ocupar un 80 % de su tiempo, en invierno no suele alcanzar el 60 %, aunque estas cifras pueden variar notablemente en función de la disponibilidad de alimento.

 

Distribución

En la antigüedad, el gamo se convirtió en una presa codiciada por los cazadores, sobre todo los pertenecientes a las clases altas. Esto, paradójicamente, contribuyó a su conservación e introducción en varios lugares donde antes no estaba presente o se había extinguido durante la última glaciación. La mayor expansión se produjo durante el Imperio romano y la Edad Media, períodos en los que la especie fue introducida en Europa Central y las  Islas Británicas, llegando hasta el sur de las penínsulas Escandinava y de Finlandia. En épocas más recientes ha sido introducido también en América del Norte y del Sur y en el continente australiano. En España, donde no es una especie autóctona, a finales del siglo XIX vivían en estado salvaje en Sierra Morena, la cuenca del Tajo y los Montes de Toledo. Fue reintroducido en Doñana, donde ya existía en el siglo XV, a principios del siglo XX. En la actualidad ocupa numerosas áreas pequeñas y aisladas en todo el territorio peninsular.

 

Hembra-de-gamo-con-cria

 

Reproducción

El gamo forma grupos sociales de tres tipos: los de machos, los de hembras con las crías y los mixtos. Por lo general, vive en grupos familiares pequeños, de menos de 10 individuos, o bien lleva una vida solitaria. «El tamaño medio de los grupos en el Parque Nacional de Doñana (donde más trabajos se han desarrollado sobre este cérvido en la Península Ibérica) durante todas las estaciones del año ronda los 8 individuos. No obstante, el tamaño de estos grupos sufre una variación estacional, apareciendo grupos mayores durante el verano y grupos menores en invierno y primavera, pasando por grupos de tamaño intermedio en otoño». Un macho se une a uno de estos grupos durante la época de celo, normalmente en octubre. Tanto los machos como las hembras viven casi todo el año separados. Los grupos de hembras están formados sobre todo por asociaciones de madre y cría, acompañadas ocasionalmente por los jóvenes nacidos el año anterior. Los grupos de machos están formados normalmente por machos adultos, a veces acompañados por machos subadultos y juveniles. Durante el celo los machos establecen territorios que defienden agresivamente, formándose grupos de varias hembras con sus jóvenes y un macho adulto, que puede ir acompañado de machos subadultos o de menor rango jerárquico. En esta época de celo es muy llamativo el fenómeno de la ronca del gamo. En Doñana, se han identificado varios tipos de sonidos: el ladrido de alarma de las hembras; los balidos de las crías y de las hembras para mantenerse en contacto, y los gañidos emitidos por las hembras en presencia de los machos de celo.


El gamo es polígamo y el celo tiene lugar a principios de otoño; los machos marcan el territorio, compiten con otros machos y, al igual que los ciervos, tienen berreas y peleas; su sonido se conoce como ronca. La gestación dura ocho meses y la cría nace en primavera, con un peso de 2 a 4 kg.
Una de las particularidades del gamo es que la actividad sexual puede prolongarse hasta finales del invierno, dado que si las hembras no quedan preñadas al principio de la estación reproductora estas continúan ovulando, aunque el celo en estas fechas es menos frecuente.


Los partos parecen concentrarse en las horas centrales del día para evitar la presencia de predadores. Al igual que en otros cérvidos, la cría permanece oculta durante los primeros días y es amamantada en varias tomas. La lactancia se prolonga más allá de los ocho meses, permaneciendo la cría macho con la madre hasta el año de vida, cuando es expulsada para formar grupos de machos, mientras que la hembra se queda con su madre y podrá incluso reproducirse al año de vida.

 
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