Revista 62
Número 62

Jilguero posadoJilguero

 

Su nombre científico, Carduelis carduelis, hace referencia a su afición por las semillas de cardos, sobre los que se posa con maestría para ir extrayéndolas una a una y descascarillándolas, sobre la propia inflorescencia. Posados en la 'cabeza' de la planta, su afilado pico les sirve para buscarlas, sin temor a sufrir daños a causa de las delgadas espinas que la protegen.

 

Fotografías: AGE

 

El jilguero es una ave muy común, algo más pequeña que un gorrión, pero de un colorido que le ha hecho merecedor de su apodo "colorín". En su cabeza, cuando son adultos lucen un plumaje de color rojo que cubre gran parte de la cara. Sus ojos de color negro y su pico de color blanquecino contrastan con el resto del plumaje que es de color castaño, tanto la zona ventral como la dorsal. Llaman la atención sus alas, que lucen colores amarillos y negros que le hacen inconfundible sobre todo al volar: también pueden advertirse unas pequeñas manchas blancas en las puntas de las primarias y secundarias. La cola es negra con manchas blancas en la punta.  La diferencia entre machos y hembras puede apreciarse cuando ya han desarrollando completamente el plumaje. En los machos la mancha roja de la cara supera la línea de ojos, mientras que en la hembra no lo hace. Los juveniles son algo más apagados de plumaje y no lucen el color rojo y negro de los adultos en la cara.

Los jóvenes antes de la muda tienen las partes superiores pardo grisáceas con puntos más oscuros y también rayas. Las partes inferiores, mentón, garganta, pecho y flancos son pardo blancuzcos. Las alas y la cola son como las de los adultos, pero hay en las puntas unas manchitas beige. En la cabeza carecen completamente del color rojo y negro.

 

Costumbres

Durante la época de la reproducción frecuenta campiña arbolada, huertos de frutales, parques, jardines, bosques e incluso el interior de ciudades y pueblos. También campo abierto, pero menos frecuente como nidificante. A partir de agosto los bandos se reúnen en terrenos despejados, monte bajo, rastrojeras, cultivos y en zonas abiertas, siempre buscando las cercanías de riachuelos, charcas y marismas. Normalmente viven en parejas sólo durante la cría, y aun así no es raro ver varias juntas en vuelo formando pequeños grupos. Los jóvenes se agrupan comiendo con independencia de los padres. Así, el Jilguero es durante gran parte del año una especie gregaria, y los bandos pueden estar formados por centenares de individuos. Habitualmente come en el suelo, sobre las plantas parásitas y los arbustos. En estos últimos adopta posturas acrobáticas, y se vale de su afilado pico para extraer las semillas, sobre todo de los cardos y otras plantas compuestas. En el suelo camina a saltos y se desenvuelve bien, manteniéndose en postura bastante erguida y llevando la cola bien pegada al suelo. En los árboles y arbustos prefiere posaderos altos. Si lo hace en una caña baja, pronto se lanza al suelo. Vuela con rapidez y potencia. En vuelos cortos recuerda una mariposa y más bien revolotea. Pero en distancias grandes lo hace de forma tan ondulada que se ha dado en llamar «vuelo danzante».

Describir el agradable y musical canto del Jilguero es empresa difícil e inútil, puesto que es un pájaro tan popular y apreciado que pocas son las personas que no lo han observado de cerca alguna vez. La combinación de notas musicales y gorjeos, junto con silbidos melodiosos y alguna nota raspante que no todos intercalan, es sonido habitual en la campiña Ibérica.

Durante el tiempo de la reproducción e incluso  antes, a la vez que lanzan este agradable sonido, giran a derecha e izquierda el cuerpo o simplemente la cola. Si los jilgueros se muestran agresivos entre ellos, emiten continuamente un sonido gutural de amenaza que se puede representar malamente por ¡gerrr...!

Los jilgueros comienzan a cantar, si el tiempo es soleado, en el mes de febrero. A menudo, a primeros de mes, pero más corrientemente desde el 15 en adelante. El canto en enero es ocasional. Con mayor fuerza lo hacen durante toda la primavera, y solamente quedan silenciosos en agosto y septiembre. Octubre contempla una reactivación en el canto, que cesa en noviembre y diciembre. Aun así, con tiempo excepcionalmente cálido, lo hacen a menudo.

 

Alimentación

La alimentación es fundamentalmente vegetal, pero también incluye una pequeña parte de insectos. De todas las plantas, los cardos son los favoritos y los campos donde crecen pueden concentrar centenares de pájaros. Pero también comen otras muchas semillas y brotes de plantas y árboles. Están especializados por la estructura de su pico en comer las de plantas de la familia Compositae, especialmente los cardos, como ya se ha dicho (Carduus y Cirsium), pero también el Diente de León, Taraxacum officinale, el Cardillo, Senecio vulgaris, y otras plantas (Centauria, Dipsacus, Filipendula ulmaria, Stellaria, etc.). Los brotes y yemas de los árboles que picotea y come más son los del Olmo, Ulmus, Abedul, Betula, Aliso, Alnus, etc. Estos, al final del invierno, y las plantas y semillas en todas las épocas. Entre los insectos dominan sobre todo larvas de Lepidóptera, Diptera, Hymenóptera y pequeños Coleóptera. La búsqueda de alimento obliga a los jilgueros a viajar distancias considerables en un solo día. Otras veces un campo de rastrojo los entretiene allí durante muchas horas. La necesidad de beber y bañarse es perentoria en ellos, y a no ser en épocas de excesivo calor, normalmente lo hacen por la mañana y al atardecer.

 

Nido

Reproducción

El cortejo de los machos es un espectáculo fácil de observar. El Jilguero es un pájaro de carácter agresivo y fácilmente irritable. Las peleas entre los machos, e incluso entre macho y hembra, son frecuentes, y se realizan en pleno vuelo de forma realmente espectacular y acompañadas de su típica voz de enfado. En marzo los machos que ya están emparejados se acercan al posadero de la hembra y adoptan una curiosa postura, abombando el lomo y girando a derecha e izquierda mientras extienden ora un ala ora la otra, probablemente tratando de que el color amarillo de las plumas se destaque aún más y extendiendo la cola para que las «alubias» blancas de las rectrices sean también visibles. Las hembras no son seres pasivos ante estas demostraciones de los machos, sino que colaboran de forma muy curiosa, girando el cuerpo a un lado y a otro. El cortejo incluye, además, que los machos ceben a las hembras, mientras éstas, agachadas, entreabren las alas, que sufren un temblor muy acusado.

Clasificación científica

Nombre común:

Jilguero

Nombre científico:

Carduelis Carduelis

Familia:

Fringilidae

Orden:

Passeriformes

Longitud:

12,5 - 13 cm.

Envergadura:

21 - 25 cm.

Peso:

14 - 17 g.

Longevidad:

2 -3 años

Estatus:

Migrador

La nidificación puede empezar en abril y ocasionalmente en marzo. En la última semana de abril se han visto muchas veces ya pollos volanderos. Sin embargo, como norma general, en nuestro país la mayoría de las parejas comienzan a construir  el nido entre el, 10 y el 30 de abril. En zonas especialmente abrigadas del Norte y del Sur, hay muchas puestas completas, y las hembras incubando en abril. Cada nido es una obra de arte que la hembra se esmera en hacer de forma impecable, y que abandona si nota que ha sido manipulado, aunque sea sólo ligeramente. Está formado normalmente por una compacta masa de musgo, raicillas, hierba seca, líquenes, lana y plumón vegetal, forrado en su interior con más lana y algunos pelos y plumas. Colocado en la rama lateral de un árbol o un arbusto, las alturas del suelo varían entre 1,8 y 10 metros. Ocasionalmente, más bajos, y también a mayor altura. Pero casi siempre entre dos y tres metros. El nido es tan pequeño que, con frecuencia, es difícil de encontrar, a no ser por la alarma de los pájaros cuando nos acercamos. El retraso en su construcción es debido muchas veces a que los jilgueros buscan poder ocultarlo bien entre las hojas y, en realidad, que casi siempre lo consiguen. Los árboles frutales, perales sobre todo, y los emparrados, son sus preferidos. También las coníferas, y en jardines donde hay alguno de estos árboles, sobre todo Cupressus, no falta un nido o dos en ellos. En pueblos y ciudades son habituales en jardines, anidando en plantas exóticas. Incluso en algunos pueblos del Norte se ven criar todos los años en matas de geranios en balcones que caen sobre calles de intenso tráfico. También en plantas trepadoras olorosas, árboles de adorno, etc.

La puesta normal está formada por cuatro-cinco huevos. A menudo las hay de tres y seis, y son muy raras las de siete. Su color es blanco azulado y habitualmente tienen puntos y manchitas de color que varía desde el negruzco al violáceo o el rosa. La hembra incuba sola a partir de la puesta del tercer huevo. Si se la molesta, los abandona muy fácilmente. Muchos nidos de jilgueros se pierden en primeras puestas a causa de la falta de una suficiente cobertura vegetal y fuertes lluvias. Las hembras son alimentadas en el nido por los machos, y durante doce-catorce días incuban sin apenas moverse. Al nacer, los pollos están cubiertos parcialmente con un plumón gris negruzco, relativamente largo y espeso.

Ambos adultos alimentan a los pollos con una mezcla de semillas e insectos. Durante trece-dieciséis días permanecen en el nido, y al salir continúan siendo atendidos por sus padres por lo menos por otra semana más. Agrupados en pequeños bandos familiares, ocasionalmente los adultos ceban a los jóvenes aun después de muchos días de haber dejado el nido. Cada pareja realiza un mínimo de dos crías anuales y tres son frecuentes también. Los pollos que se ven volanderos en agosto, y alguna vez en la primera semana de septiembre, deben corresponder a terceras puestas.

Carduelis carduelis es una especie ampliamente extendida por Europa, criando desde el sur de Escandinavia hasta el norte de África. En la Península Ibérica es un pájaro muy abundante.

El Jilguero que vive y se reproduce en Iberia es más pequeño de proporciones que el del resto de Europa, que vemos aquí en otoño e invierno. A estos últimos se les llama «cabezones», en atención a lo grande que tienen cabeza y pico. Además, su coloración es distinta. El rojo es más vivo, no tan oscuro, y hay mayor contraste con el blanco y el negro de la cara y cabeza. Incluso en el carácter, el Jilguero europeo es más agresivo y canta peor. Su voz es menos líquida y musical, y «rasca» más veces. Algunos jilgueros tienen las manchas blancas de las rectrices de la cola muy grandes. Incluso estas «alubias» están presentes en las tres rectrices exteriores de cada lado, no sólo en las dos últimas. Estos pájaros son conocidos como «jilgueros reales» por muchos pajareros europeos, que tratan de buscarlos por todos los medios, por tener un canto más fluido y musical.

Los jilgueros españoles están sujetos a partir de agosto a un erratismo invernal que los puede llevar lejos de su lugar de nacimiento, por lo que sabemos hasta ahora.

A partir de octubre son ingentes las cantidades de los que llegan de más allá de los Pirineos. El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable.  Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos. Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos.

 
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