La crisis está poniendo en
evidencia el divorcio que existe entre la sociedad y sus
políticos. Sentimos que no nos representan y los vemos como
personas lejanas que no defienden nuestros derechos, como
auténticos enemigos que defienden sus privilegios e intereses a
nuestra costa. No deja de sorprenderme la transformación que, cada
cuatro años, sufren nuestros dirigentes. Pasan de estrechar manos y
dar besos y abrazos a diestro y siniestro a, una vez pasadas las
elecciones, volverse esquivos y arrogantes con los ciudadanos y los
medios de comunicación.
A estas alturas ya no engañan a nadie: no les importamos, es más,
estoy convencido de que no les gustamos. Todavía recuerdo cuando
hace un año el presidente del gobierno anunciaba en el Parlamento
los recortes en la prestación por desempleo. Andrea Fabra, diputada
del partido en el gobierno pronunciaba un sonoro: «¡Que se jodan!».
Esta exclamación implica un profundo desprecio por aquellos que
sufren, pero además marca una clara diferencia entre ellos y
nosotros.
Cuando desde el gobierno anuncian sacrificios somos nosotros los
que sufrimos, cuando hablan de recortes, de austeridad, no piensan
en ellos. Cuando dicen que en España hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades, no piensan en sus privilegios. Piensan en
el obrero que se levanta a las seis de la mañana para poder pagar
en cuarenta años una vivienda; piensan en los estudiantes, que tras
estudiar una carrera no encuentran trabajo; en los enfermos, que
mientas tenían salud mantenían con sus impuestos a la sanidad
pública; en los jubilados, que después de una vida de trabajo ahora
viven con pensiones miserables.
¿Por qué los políticos dicen «nosotros» cuando lo que quieren decir
es «vosotros»? ¿Por qué dicen que las reformas son necesarias y se
harán «cueste lo que cueste», cuando deberían decir «las reformas
se harán a vuestra costa»?
Hay personas que han perdido la perspectiva y critican a los que se
manifiestan contra la pérdida de derechos que estamos sufriendo.
Para estas personas si los jóvenes protestan es que son unos
perroflautas, si los funcionarios hacen huelga es que son unos
vagos, si los sanitarios se manifiestan es que defienden sus
privilegios. Parece mentira que algunos critiquen a quienes luchan
por los derechos de todos.
La historia nos enseña que los derechos se conquistan o defienden
luchando. Nadie regala nada y mucho menos aquellos que se han
lucrado gracias a las privaciones de una mayoría de
ciudadanos.
Rogelio Manzano Rozas