Desde tiempos remotos, los habitantes de esta comarca se fijaron en este lugar, donde el Tajo se estrecha entre altos murallones rocosos, para represar las aguas del río y administrar su caudal mediante una elaborada red de acequias con el fin de regar los campos próximos.
Bolarque se encuentra situado en la hoya del mismo nombre, al pie de la sierra de Altomira, donde el río Tajo recibe las aguas del Guadiela. Riscos escarpados, profundas cavernas y rocosos murallones forman el bello paisaje, modelado por los ríos a lo largo de los siglos.
La vegetación que cubre la sierra de Altomira se compone
principalmente de pinos y algunos matorrales. El aire que corre por
estos parajes es puro y el entorno irradia paz y tranquilidad.
En 1.944, bajo el mandato del general Franco, la compañía
eléctrica Unión Fenosa construyó un precioso y apacible poblado de
bella arquitectura, pintorescas casas y hermosos jardines, en las
lindes de Almonacid de Zorita y Sayatón, conocido como el poblado
de Bolarque. El caserío fue construido para alojar a los empleados
y directivos de la presa, dotándolo de los servicios necesarios
(escuela, capilla, cuartel de la Guardia Civil, frontón...). Todas
las casas están rodeadas de jardines y carecen de vallas que
limiten los edificios, que se encuentran repartidos a ambos lados
del río Tajo, a la salida de la presa. Edificios entre los que
destacan una bella iglesia y un precioso hotel, se combinan con la
presencia testimonial de los restos de los antiguos molinos.
Los bellos edificios conviven con la flora autóctona de la sierra
de Altomira y con plantas traídas de otras latitudes, como
palmeras, que adornan las calles del poblado. Administrativamente
el poblado de Bolarque forma parte de los municipios de Almonacid
de Zorita y Sayatón. Se puede llegar hasta allí por sendas
carreteras desde ambos pueblos.
Uno de los aprovechamientos de las aguas del Tajo en estas tierras era el transporte de los troncos que se cortaban durante el invierno en Peralejos. A finales de febrero la madera se echaba al río y los troncos llegaban a Aranjuez en el mes de agosto. Los encargados de esta tarea eran los gancheros qué, distribuidos en cuadrillas de 12 o 15 personas, conducían los troncos por el río.
Durante siglos Bolarque fue el emplazamiento de molinos
molturadores de cereales, posiblemente de origen árabe. Esta
actividad quedó registrada por vez primera en el año 1181 en la
carta-fuero que el rey Alfonso VIII dio a los pobladores de Zorita,
en la que se asignaba su propiedad a la Orden militar de
Calatrava como señores de la comarca.
Los calatravos ejercieron su poder con prácticas mafiosas
disputando los derechos que el concejo tenía sobre el uso de los
molinos. El maestre de la Orden mandó hacer un molino debajo de
Zorita y, para obligar a los campesinos a usarlo, ordenó destruir
cinco molinos harineros que había en Auñón. También hizo inutilizar
los rodeznos y muelas de treinta y seis molinos harineros que había
en Bolarque.
Las condiciones de trabajo impuestas por el maestre eran tan duras que en un año murieron trescientas personas que laboraban en dichos molinos. Además, la Orden se quedaba con la mitad de la harina y el resto se lo daba mal molido a los aldeanos.
Los primeros intentos de construir una presa en el entorno de Bolarque con el fin de regar la vega de Almonacid se remontan a 1569. Tras nueve años de infructuosos trabajos hubo que abandonar el proyecto ante la violencia de las crecidas del río.
El 15 de abril de 1907 se abre el concurso para la ejecución de la
presa, cuyo plazo finaliza el 31 del mismo mes. En mayo de 1908
trabajaban en la presa 1300 obreros. El dique contaba ya con
una altura de 12 m , lo que equivalía a dos tercios de su
volumen.
En el año 1909, transcurridos dos años y medio desde el comienzo
de las obras, la central está en condiciones de prestar servicio, y
el 1 de mayo de 1910 entra en régimen de explotación normal. Al
finalizar el año Bolarque había producido 11.957.600 kWh.
El 23 de junio de 1910 el rey Alfonso XIII visita el salto de
Bolarque y lo inaugura oficialmente. Antes del almuerzo, el Rey dio
un paseo en una canoa automóvil traída expresamente para la
ocasión, pero cuando la embarcación se hallaba en medio de la
travesía, el motor se paró y no volvió a funcionar. El incidente
produjo gran sobresalto entre los acompañantes pero el
monarca se lo tomó con humor y remó con los demás hasta alcanzar el
kiosco que había en el centro del embalse y que tras el
recrecimiento de la presa ha quedado sumergido.
A lo largo de la historia se ha podido constatar lo irregulares
que eran las aportaciones anuales de los ríos Tajo y Guadiela;
incluso dentro del mismo año podían pasar de estar casi secos a las
riadas más notables. Desde su inauguración en 1910 la presa de
Bolarque ha sufrido tres grandes inundaciones: la primera fue en
1914, faltaron unos 50 cm para que el agua llegase a la coronación
de la presa. Se creía que esta crecida había sido extraordinaria y
se consideraba que no era posible superarla. Sin embargo, en
febrero de 1916 según el testimonio de don Juan Lázaro,
empleado de la central, después de una nevada y unos días de frío
vino un frente con lluvia y temperaturas altas. Esto provocó una
riada y a media mañana el embalse había crecido 20 cm en una hora.
A medio día se había superado el nivel de la crecida de 1914. Hasta
la madrugada el agua no cesó de subir sobrepasándose la altura de
la presa en un metro. Cuando el nivel de las aguas bajó todas las
instalaciones estaban cubiertas con una gruesa capa de barro. Hubo
que desmontar la central pieza a pieza para su limpieza.
Treinta y tres años después, en 1941, la historia se repite.
«Nieve, lluvia y blandura, riada segura». Esta vez, el nivel del
agua subió de manera continua durante tres días desde el 22 de
enero. Lo cuenta así Isaac Sevillano, uno de los empleados: «Al
tomar las cotas de las 23.30 sentí un escalofrío de miedo: el
agua vertía por la coronación de la presa una lámina de 1,43 m y
alrededor de la central había 4,80 m sobre el piso del sótano y
2,43 m en las puertas de la sala de máquinas. El caudal aproximado
era entonces de 2000m3 /seg, cuando el caudal medio registrado
hasta entonces era de 40 y el mínimo de 7m3/seg». Se ha podido
constatar que esta riada fue superior a la que en diciembre de 1545
destruyó el puente de Zorita.
Desde que en 1955 se construyeron los embalses de Entrepeñas y
Buendía el caudal de los ríos Tajo y Guadiela quedó controlado,
permitiendo realizar mejoras en Bolarque. Se levantó 10 m la altura
de la presa y en 1954 se construyó, a pie de presa, una central que
sustituiría a la anterior, ya caduca. Se instaló además una
subestación colectora que recogería la energía de las cinco
centrales para su distribución en la zona alcarreña y en
Madrid.
Fue a comienzos de los años 70 cuando la función de la presa
cambió, y de ser solamente elemento de riego y producción eléctrica
pasó a ser transmisora de agua a otras regiones de España. El
famoso «trasvase Tajo-Segura» existe gracias a la central de bombeo
de Bolarque, que fue inaugurada en 1974 por el entonces Príncipe de
España, don Juan Carlos de Borbón, y que sirve para levantar el
agua hasta el embalse de la Bujeda y de este a su vez, por
acueductos y canales, llevarla al de Alarcón, para finalmente
pasarla a la cuenca del Segura, en Murcia.