Revista 65
Número 65

PresaPresa de Bolarque

Desde tiempos remotos, los habitantes de esta comarca se fijaron en este lugar, donde el Tajo se estrecha entre altos murallones rocosos, para represar las aguas del río y administrar su caudal mediante una elaborada red de acequias con el fin de regar los campos próximos.

 

Bolarque se encuentra situado en la hoya del mismo nombre, al pie de la sierra de Altomira, donde el río Tajo recibe las aguas del Guadiela. Riscos escarpados, profundas cavernas y rocosos murallones forman el bello paisaje, modelado por los ríos a lo largo de los siglos.


La vegetación que cubre la sierra de Altomira se compone principalmente de pinos y algunos matorrales. El aire que corre por estos parajes es puro y el entorno irradia paz y tranquilidad.


En 1.944, bajo el mandato del  general Franco, la compañía eléctrica Unión Fenosa construyó un precioso y apacible poblado de bella arquitectura, pintorescas casas y hermosos jardines, en las lindes de Almonacid de Zorita y Sayatón, conocido como el poblado de Bolarque. El caserío fue construido para alojar a los empleados y directivos de la presa, dotándolo de los servicios necesarios (escuela, capilla, cuartel de la Guardia Civil, frontón...). Todas las casas están rodeadas de jardines y carecen de vallas que limiten los edificios, que se encuentran repartidos a ambos lados del río Tajo, a la salida de la presa. Edificios entre los que destacan una bella iglesia y un precioso hotel, se combinan con la presencia testimonial de los restos de los antiguos molinos.


Los bellos edificios conviven con la flora autóctona de la sierra de Altomira y con plantas traídas de otras latitudes, como palmeras, que adornan las calles del poblado. Administrativamente el poblado de Bolarque forma parte de los municipios de Almonacid de Zorita y Sayatón. Se puede llegar hasta allí por sendas carreteras desde ambos pueblos.

 

Uno de los aprovechamientos de las aguas del Tajo en estas tierras era el transporte de los troncos que se cortaban durante el invierno en Peralejos. A finales de febrero la madera se echaba al río y los troncos llegaban a Aranjuez en el mes de agosto. Los encargados de esta tarea eran los gancheros qué, distribuidos en cuadrillas de 12 o 15  personas, conducían los troncos por el río.


Durante siglos Bolarque fue el emplazamiento de molinos molturadores de cereales, posiblemente de origen árabe. Esta actividad quedó registrada por vez primera en el año 1181 en la carta-fuero que el rey Alfonso VIII dio a los pobladores de Zorita, en la que se asignaba su propiedad a la Orden militar de Calatrava  como señores de la comarca.
Los calatravos ejercieron su poder con prácticas mafiosas disputando los derechos que el concejo tenía sobre el uso de los molinos. El maestre de la Orden mandó hacer un molino debajo de Zorita y, para obligar a los campesinos a usarlo, ordenó destruir cinco molinos harineros que había en Auñón. También hizo inutilizar los rodeznos y muelas de treinta y seis molinos harineros que había en Bolarque.

Las condiciones de trabajo impuestas por el maestre eran tan duras que en un año murieron trescientas personas que laboraban en dichos molinos. Además, la Orden se quedaba con la mitad de la harina y el resto se lo daba mal molido a los aldeanos.

 

La presa de Bolarque

Los primeros intentos de construir una presa en el entorno de Bolarque con el fin de regar la vega de Almonacid se remontan a 1569. Tras nueve años de infructuosos trabajos hubo que abandonar el proyecto ante la violencia de las crecidas del río.


El 15 de abril de 1907 se abre el concurso para la ejecución de la presa, cuyo plazo finaliza el 31 del mismo mes. En mayo de 1908 trabajaban en la presa 1300  obreros. El dique contaba ya con una altura de 12 m , lo que equivalía a dos tercios de su volumen.


En el año 1909, transcurridos dos años y medio desde el comienzo de las obras, la central está en condiciones de prestar servicio, y el 1 de mayo de 1910 entra en régimen de explotación normal. Al finalizar el año Bolarque había producido 11.957.600 kWh.


El 23 de junio de 1910 el rey Alfonso XIII visita el salto de Bolarque y lo inaugura oficialmente. Antes del almuerzo, el Rey dio un paseo en una canoa automóvil traída expresamente para la ocasión, pero cuando la embarcación se hallaba en medio de la travesía, el motor se paró y no volvió a funcionar. El incidente produjo gran sobresalto entre  los acompañantes pero el monarca se lo tomó con humor y remó con los demás hasta alcanzar el kiosco  que había en el centro del embalse y que tras el recrecimiento de la presa ha quedado sumergido.


A lo largo de la historia se ha podido constatar lo irregulares que eran las aportaciones anuales de los ríos Tajo y Guadiela; incluso dentro del mismo año podían pasar de estar casi secos a las riadas más notables. Desde su inauguración en 1910 la presa de Bolarque ha sufrido tres grandes inundaciones: la primera fue en 1914, faltaron unos 50 cm para que el agua llegase a la coronación de la presa. Se creía que esta crecida había sido extraordinaria y se consideraba que no era posible superarla. Sin embargo, en febrero de 1916 según el testimonio de don  Juan Lázaro, empleado de la central, después de una nevada y unos días de frío vino un frente con lluvia y temperaturas altas. Esto provocó una riada y a media mañana el embalse había crecido 20 cm en una hora. A medio día se había superado el nivel de la crecida de 1914. Hasta la madrugada el agua no cesó de subir sobrepasándose la altura de la presa en un metro. Cuando el nivel de las aguas bajó todas las instalaciones estaban cubiertas con una gruesa capa de barro. Hubo que desmontar la central pieza a pieza para su limpieza.


Treinta y tres años después, en 1941, la historia se repite. «Nieve, lluvia y blandura, riada segura». Esta vez, el nivel del agua subió de manera continua durante tres días desde el 22 de enero. Lo cuenta así Isaac Sevillano, uno de los empleados: «Al tomar las cotas de las 23.30  sentí un escalofrío de miedo: el agua vertía por la coronación de la presa una lámina de 1,43 m y alrededor de la central había 4,80 m sobre el piso del sótano y 2,43 m en las puertas de la sala de máquinas. El caudal aproximado era entonces de 2000m3 /seg, cuando el caudal medio registrado hasta entonces era de 40 y el mínimo de 7m3/seg». Se ha podido constatar que esta riada fue superior a la que en diciembre de 1545 destruyó el puente de Zorita.
Desde que en 1955 se construyeron los embalses de Entrepeñas y Buendía el caudal de los ríos Tajo y Guadiela quedó controlado, permitiendo realizar mejoras en Bolarque. Se levantó 10 m la altura de la presa y en 1954 se construyó, a pie de presa, una central que sustituiría a la anterior, ya caduca. Se instaló además una subestación colectora que recogería la energía de las cinco centrales para su distribución en la zona alcarreña y en Madrid.


Fue a comienzos de los años 70 cuando la función de la presa cambió, y de ser solamente elemento de riego y producción eléctrica pasó a ser transmisora de agua a otras regiones de España. El famoso «trasvase Tajo-Segura» existe gracias a la central de bombeo de Bolarque, que fue inaugurada en 1974 por el entonces Príncipe de España, don Juan Carlos de Borbón, y que sirve para levantar el agua hasta el embalse de la Bujeda y de este a su vez, por acueductos y canales, llevarla al de Alarcón, para finalmente pasarla a la cuenca del Segura, en Murcia.

 

 

 
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