Revista 67
Número 67

PlazaBuendía

Es difícil no quedar cautivado por los encantos de este pequeño pueblo que ha sabido combinar Historia y Naturaleza, y a la vez tradición y modernidad.

 

Cuenta la leyenda que antiguamente este municipio se llamaba Fuentesaúco, pero durante la reconquista de la provincia de Cuenca, el rey Alfonso VIII se enfrentó en estas tierras a un poderoso ejército musulmán. Al ser los cristianos minoría, el capitán se encomendó a la Virgen de los Desamparados. Milagrosamente el ejército cristiano ganó la batalla y el capitán dijo a sus soldados: «Buen día hemos echado». Y desde entonces Buendía se quedó.
En 1578, gracias al cuestionario que mandó confeccionar Felipe II, parece que tenía 900 vecinos (y unos cuatro o cinco mil habitantes). Tuvo molinos harineros y de aceite y ganados lanar y vacuno, así como unos baños termales que, al construirse el embalse, quedaron bajo las aguas. Buendía es un pueblo tranquilo y cuidado con esmero. Patria de emigrantes, como lo refleja la escultura de una maleta dedicada a aquellos que tuvieron que abandonar estas tierras para buscar un futuro mejor. Hoy apenas viven 500 vecinos, la mayoría jubilados.

A la entrada del pueblo se encuentra un pequeño cerro horadado por numerosas cuevas. Según los más ancianos del lugar antes había más de 50 bodegas, donde se guardaba el vino que se producía en los viñedos hoy anegados por las aguas del pantano.
Dentro del término municipal de Buendía se encuentra el embalse del mismo nombre, que separa las provincias de Cuenca y Guadalajara. Situado en el cauce del río Guadiela, afluente del río Tajo, recibe también agua de los ríos Meridanchel, Garibay, Guadamejud, Mayor y Garigay, entre otros de menor importancia.
Esta enorme presa fue inaugurada en 1958, tiene una altura de 78,10 m., una capacidad de 1638 hm3, y ocupa una superficie de 8.194 ha.  A su orilla se encuentran las localidades de Buendía, Alcocer, Alcohujate, Villalba del Rey, las Gaviotas y los Cabezos y las ruinas de Ercávica. Bajo sus aguas se encuentran Santamaría de Poyos y los Baños de La Isabela.
Junto a los embalses de Entrepeñas, Bolarque, Zorita y Almoguera forma el denominado «mar de Castilla». Junto al embalse de Entrepeñas abastece de agua al trasvase Tajo-Segura.
Buendía estuvo rodeado por murallas de cal y canto, revestidas de sillares, y en el Norte había una fortaleza del siglo XV, mandada construir por Pedro de Acuña Albornoz.
Cinco puertas daban acceso al recinto: puerta Calzada, la del Castillo, camino del Convento (hoy cementerio), calle Botica y camino de La Isabela (frontón).
En la actualidad solo quedan en pie los originales de la puerta Nueva, la del Castillo  y la del Convento, así como los restos de los muros norte y este de la muralla y paramento norte del castillo. Hoy se mantienen los cinco arcos, pero únicamente son originales los que se encuentran en la calle Puerta Nueva, el de la fortaleza y el de la carrera del Convento (cercano al cementerio) ya que el de la puerta del Sol y el de la puerta Calzada se han construido recientemente haciendo una recreación de los antiguos.
Las calles, concéntricas, siguen el patrón medieval con ayuntamiento, iglesia y plaza mayor en el centro, de donde parten las calles más importantes. El resto forma anillos concéntricos siguiendo el trazado de las murallas. En las ventanas se pueden ver magníficas rejas de los siglos XV-XVI y algunas, otras del XVII y posteriores. Igualmente llaman la atención sus puertas: todavía con gateras, algunas con las iniciales de los propietarios y el año de construcción.

Plaza de la Constitución
La plaza de la Constitución es un lugar emblemático donde podremos encontrar el ayuntamiento y la iglesia. En la fachada del ayuntamiento encontramos los soportales, con un total de cinco arcos. A su lado se encuentra la fachada de la Cámara del Duque (antigua vivienda del conde ) donde podemos ver otros soportales también con cinco arcos.

Iglesia parroquial de Buendía
La iglesia La Asunción de Nuestra Señora de Buendía es una de las iglesias más grandes de la comarca. Con una superficie superior a los 1000 m2 está dividida en tres naves, siendo la central la más ancha. La iglesia de La Asunción es de estilo gótico, con fachada principal barroca de estilo herreriano. Esta iglesia data de los siglos XV y XVI, es totalmente de sillería y cuenta con ventanas abocinadas y una espectacular torre que se encuentra en el lado opuesto de la sacristía,
En el interior, llaman la atención un total de 8 espectaculares columnas cilíndricas con acabados en forma de palmera o crucería de estilo gótico. En el altar mayor se encuentra un retablo con las tallas de la Asunción, la Piedad y el Santo Cristo realizado a principios de los años 60 en la Comunidad Valenciana y pagado gracias a la donación de la chatarra de un avión que se estrelló en 1958 en la sierra del pico del Águila, perteneciente a Buendía, en el cual perdieron la vida seis personas. Muchos vecinos del pueblo acudieron a socorrer a las víctimas y por ese motivo se donó al pueblo de Buendía la chatarra del aparato para venderla.
También podemos encontrar, muy cerca de la sacristía, tres capillas: la del medio es la capilla de la patrona de Buendía, Nuestra Señora de los Desamparados. También en la parte de la entrada encontramos otra capilla, en este caso la de Jesús el Nazareno. Y en la parte trasera del coro podemos encontrar la capilla donde se encuentra la pila bautismal. Esta iglesia cuenta con dos entradas siendo la entrada de atrás también de estilo renacentista
Durante la Guerra Civil la iglesia de Buendía sufrió un gran número de desperfectos: se destruyeron las campanas, varias imágenes y un espectacular órgano que se encontraba en el coro, entre otras muchas otras cosas.

Museo del Carro
En el edificio del antiguo pósito pío, más conocido como Casa Tercia, encontramos un museo dedicado al  carro, medio que hasta hace muy pocos años se utilizaba tanto para el transporte de personas como de distintos tipos de mercancías.
El Museo del carro se encuentra en la planta baja de la Casa Tercia que data de los siglos XV y XVI. Está hecha de sillarejo y en el interior cuenta con los tradicionales trojes (en este caso son arcos de piedra) que se utilizaban para guardar y separar los distintos tipos de productos.
El Ayuntamiento de Buendía compró algunos de los carruajes expuestos en el museo, pero otros han sido donados por vecinos de la localidad. Todos ellos fueron restaurados en el año 1997 por vecinas de la localidad mediante un módulo de formación profesional de restauración.
Actualmente el Museo cuenta con un total de 12 carros, además de otro tipo de objetos como un trillo, dos romanas, una aldaba, una cabrilla y el antiguo reloj de la villa. Entre los carros hay que destacar, por su interesante historia y uso, los siguientes:
Calesa: Se utilizaba para traer el correo desde Huete y tiene una escalera extensible de dos peldaños, que facilitaba el acceso a la caja de los viajeros. Tenía capacidad para cuatro personas.
Diligencia: Se utilizaba para hacer la línea Buendía-Madrid y Madrid-Buendía y, dependiendo del estado de los caminos, tardaba de tres a cinco días en llegar a su destino. Era de una lanza y se le podía enganchar un número de caballos superior a dos.
Carro de una lanza: Más conocido como Carreta. Iba tirado normalmente por dos bueyes y se utilizó para el transporte de la piedra para la construcción de la presa de Buendía.
Tartana: Usada por el médico de Carrión de Calatrava (Ciudad Real) para prestar sus servicios a los pueblos cercanos a dicha localidad manchega. El interior de este carro cuenta con tapizados de estilo acolchado. Iba tirado por un solo animal que solía ser un caballo.
Galera: Este carruaje se utilizaba para el transporte de mercancía como podía ser trigo, paja… o el de personas, bien para realizar excursiones o incluso como barrera en los festejos taurinos. Este carro estaba tirado por dos o más mulas.
Como nota curiosa todos los carruajes suelen llevar sistema de freno; podían ser de manivela o de rueda y hacían que se desplazara el taco de madera o metal que frenaba el carro. Además, todos los carros están identificados por sus matrículas algunas de ellas de madera y otras de chapa.

 
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