Buendía tiene dos preciosas rutas para los amantes de la naturaleza y las curiosidades: la ruta de las caras en la orilla del embalse de Buendía y la ermita de los Desamparados, situada en el cañón del río Guadiela.
La Ruta de las Caras es un lugar singular creado por Eulogio Reguillo y Jorge Maldonado, aficionados a la escultura que, enamorados del lugar, solían acampar entre sus enormes rocas a principios de los años 90. Parece que todo fue surgiendo de manera espontánea, casi como un juego. En una de sus acampadas de fin de semana se llevaron unos cinceles y comenzaron a tallar la roca junto a su tienda de campaña, sin tener ninguna idea de lo que querían hacer. Así en 1992 crearon «La Monja», la más antigua de todas las esculturas de la ruta.
A lo largo de los 2 km del recorrido vamos descubriendo tallas de muy distinto tamaño, desde los 5 m hasta los 30 cm. No es un conjunto homogéneo en cuanto a temática ni estilo de las obras. Podemos encontrar motivos geométricos como cruces y espirales, caras inspiradas en la tradición hindú, vírgenes cristianas, hieráticos rostros primitivos y otros más expresivos, casi grotescos.
Si contemplamos cronológicamente las dieciocho esculturas del
recorrido podemos apreciar la evolución técnica y artística de los
autores, desde la ingenua sencillez de «La monja» hasta la
inquietante «De muerte» (la única que es propiamente una escultura
de bulto redondo, ya que las demás son relieves), que mira de
frente a las otras esculturas recordando al visitante la efímera
vanidad.
El camino para llegar a la ruta de las caras sale del núcleo
urbano de Buendía. Es un camino de tierra bien cuidado y con suaves
pendientes, apto para todo tipo de vehículos, pero lo ideal es ir
andando. Tras un agradable paseo de 4 km llegamos a un frondoso
pinar con un pequeño aparcamiento, donde los perezosos que se hayan
acercado en coche pueden dejar el vehículo. No hay posibilidad de
perderse ya que se encuentra perfectamente señalizado.
Es importante recorrer la ruta libres de prejuicios y dejarse
sorprender por los relieves a la vuelta de cada roca. Algunas de
las esculturas que encontraremos en nuestro recorrido son:
Moneda de la vida: con su contorno esférico pretende simbolizar el
universo, con los huesos la estructura física y con el círculo
concéntrico el núcleo donde se gesta la vida. En este relieve los
autores han querido representar la esperanza de la vida ante la
muerte. La escultura se realizó en el año 2000.
Krishna: inspirada en uno de los dioses más
importantes y adorados de la india. Según el hinduismo es uno de
los principales avatares del dios Visnu. Es una de las esculturas
más grandes con 3,50 m y se realizó en 2002.
Maitreya: Según la literatura sagrada budista, el
bodhisattva Maitreya nacerá en la tierra para lograr la completa
iluminación de un Buda y enseñar el dharma. El Buda Maitreya será
el sucesor de Siddhartha Gautama (el Buda histórico actual) el cual
anunció a Maitreya como el próximo Buda. Esta escultura se realizo
en 2007 y mide 4,50 m.
Árjuna: Escultura de 2007. Árjuna era un arquero
magistral que desempeñó un papel central en la lucha entre los
Pándavas y sus adversarios, los hijos de Dhritarashtra conocidos
como los Kauravas. Al principio, Árjuna era reacio a participar en
la batalla, debido a la matanza que sabía que iba a causar en las
filas enemigas, que incluían a muchos de sus propios familiares.
Sin embargo, fue persuadido por su auriga y amigo cercano, el dios
Krishná, para cambiar de opinión. El diálogo entre ambos acerca de
los temas involucrados en la guerra -el valor, el deber del
guerrero, la naturaleza de la vida humana y el alma y el papel de
los dioses- conforman el argumento del Bhagavad Guitá, uno de los
episodios claves en la epopeya del Majábharata.
De muerte: Representa una calavera y tiene una
altura de 1,5 m. Es la única que mira al Este y da la espalda al
pantano.
La Ruta no presenta ninguna dificultad y es recomendable para
todos los públicos, pero quienes más disfrutan del recorrido son
los niños.
Aunque pertenece al término municipal de Buendía la Ermita se encuentra a 12 km del núcleo urbano. El camino que nos lleva hasta este maravilloso lugar arranca en la misma presa de Buendía y desciende paralelo al cañón del río Guadiela.
Unos 2 km antes de llegar a la ermita el camino está cortado por
una puerta para evitar que pasen los coches. En ese lugar se
encuentran los restos de un antiguo puente que cruzaba el río y que
fue destruido por una riada antes de que se levantara la presa de
Buendía. Al lado del puente se ha acondicionado un espacio para
tomar un baño. El color del agua pasa del azul turquesa al verde
esmeralda y los pescadores suelen probar suerte confiando en que
algún lucio o barbo despistado muerda el anzuelo.
La ermita se cobija bajo una enorme cornisa de piedra. Frente a
ella podemos ver la casa del santero y entre ambas construcciones
un enorme platanero silvestre, que en verano cubre con su sombra y
frescura gran parte de la explanada entre los dos edificios y las
aguas del pantano de Bolarque.
La ermita fue levantada en los siglos XVI y XVII, sobre un pequeño
eremitorio, que albergaba al Cristo del Amparo y que posteriormente
se amplió para instalar a la Virgen de los Desamparados tras su
aparición en ese lugar. La portada del edificio es de sillería y
medio punto con una hornacina en el frontis. Tiene una sola nave
construida en bóveda de cañón y en el altar se encuentra la imagen
de la Santísima Virgen.
De origen árabe, este lugar era conocido como el molino de Bolarque. Durante años fue motivo de disputa entre las poderosas familias nobles de los Lara y los Castro, hasta que el rey Alfonso VIII sancionó la propiedad. Seguramente los primeros en levantar un santuario en este lugar fuesen los visigodos, ya que justo encima del lugar donde se asienta la ermita se encuentra el yacimiento conocido como «Recópolis de Buendía».
Hasta no hace muchos años los vecinos de Buendía acudían a este
lugar a pasar algunos días de descanso y todavía se pueden ver
señales de los muros de las casas de la Hermandad de la Virgen,
donde familias enteras se hospedaban; en la actualidad tan solo
queda la casa del santero, la fuente, el patio y la ermita, pues
las aguas de Bolarque inundaron toda la vega y la chopera.
La imagen de la Virgen de los Desamparados permanece ocho meses al
año en la ermita, hasta que el segundo sábado de mayo los vecinos
la suben en romería hasta la iglesia parroquial donde la
encontraremos los otros cuatro meses. El último domingo de agosto
pasean la imagen en procesión por el pueblo como inicio del
novenario solemne con que concluirá su estancia en el pueblo. Al
alba del primer domingo de septiembre, después de la misa la imagen
es trasladada en romería a la ermita.
El sábado siguiente, víspera del segundo domingo de septiembre los
romeros se vuelven a reunir junto a la ermita. Durante esa noche
nadie duerme: se reza, se canta y se baila al son de una orquestina
en un ambiente festivo. Al amanecer el domingo y tras la misa, los
romeros se despiden de la Virgen con el canto de la Salve y vuelven
al pueblo para comenzar las fiestas tradicionales.
La antigua imagen de la Virgen de los Desamparados fue quemada en
el verano de 1936. La actual no tiene gran interés artístico. Es
una imagen de bastidor, hecha para vestir, de reducidas dimensiones
y moderna.
En la parte superior de la ermita existe un camarín o cripta
donde, de la pared de roca, mana un agua fresca y cristalina que
los más devotos afirman que tiene el poder de sanar. Muchos acuden
al lugar para llenar una botella con el agua milagrosa.
Más allá del fervor religioso, la ermita se encuentra en un lugar
de una singular belleza que a nadie dejará indiferente.