El sapo corredor, Epidalea calamita, Es un anfibio anuro de la familia Bufonidae, nativa de las áreas arenosas de Europa central y occidental. Se encuentra en una amplia variedad de hábitats y es capaz de sobrevivir en zonas bastante secas, siempre que disponga al menos de alguna charca para reproducirse.
Fotos: A.G.E.
Sapo de mediana talla aunque con un amplio rango de tamaños (31,3-71 mm en machos; 38,8-92 mm en hembras). Robusto y de extremidades relativamente cortas, tiene la cabeza más ancha que larga y el hocico corto y redondeado. Las glándulas parótidas son conspicuas y bastante paralelas, dispuestas a continuación de unos ojos prominentes, de pupila horizontal e iris amarillo metálico con vetas negras. El tímpano apenas se aprecia y mide la mitad del diámetro del ojo. Los dedos son cortos, con tubérculos subarticulares pares y dos tubérculos palmares. La piel dorsal es muy verrugosa, con las verrugas de tamaños muy dispares y dispuestas irregularmente, a menudo de color rojizo especialmente en las hembras. El color dorsal es muy variable aunque el prototípico pudiera ser moteado o reticulado verde sobre fondo más claro blanquecino, grisáceo o blanco-amarillento, con una línea amarillenta, blanquecina o anaranjada que recorre la columna vertebral. También existen pardos, verdes, grises e incluso amarillentos uniformes, sin la línea vertebral. La zona ventral es clara, blanquecina o grisácea con manchas pardas o negras.
Esta especie está ampliamente extendida en Europa desde la Península Ibérica hasta Bielorrusia y el oeste de Ucrania. Está presente en el Reino Unido y el suroeste de Irlanda, llegando incluso al sur de Suecia mientras que, de nuevo hacia el sur, la encontramos al pie de los Alpes y al norte de Austria y Eslovaquia. Presente en la mayor parte de la Península y en todas las provincias españolas, faltan datos en la región cantábrica y algunas áreas del interior.
En consonancia con su amplia distribución, puede ocupar multitud de hábitats, desde zonas costeras o zonas áridas hasta zonas húmedas y montañosas por encima de los 2500 m de altitud. También coloniza áreas con fuerte influencia humana como cultivos y graveras. Su reducido periodo larvario le permite explotar charcas temporales someras de muy distinto tamaño, desde grandes praderas de inundación hasta cuerpos de agua efímeros formados en las cunetas de los caminos o incluso en rodadas de vehículos. Cría preferentemente en charcos de agua dulce, pero soporta condiciones salobres.
Sapo Corredor
Epidalea calamita
Bufonidae
Anura
Machos: 31,3-71 mm
Hembras: 38,8-92 mm
Hasta 12 años
Residente
Como la mayor parte de nuestros anfibios, el sapo corredor es de hábitos crepusculares y nocturnos, aunque puede presentar actividad diurna durante la época de reproducción o en periodos lluviosos. Normalmente, pasa el día oculto en pequeñas galerías excavadas por él o ya existentes, bajo piedras, troncos, en grietas de muros u otros refugios. Activo durante todo el año, permanece recluido solo cuando las temperaturas son extremas.
Los machos defienden territorios acústicos durante la
reproducción, cuya área está positivamente correlacionada con el
tamaño del macho. Es frecuente observar peleas entre machos, cuya
incidencia depende de la razón de sexos operativa. Algunos machos
jóvenes adoptan estrategias de macho satélite, permaneciendo en
silencio junto a otros machos que cantan e intentando así obtener
amplexos con las hembras que se aproximen atraídas por el
canto.
Es beneficioso por la gran cantidad de insectos nocivos que
destruye y completamente inofensivo para las personas.
Los adultos son carnívoros y se alimentan fundamentalmente de artrópodos: formícidos, coleópteros (en su mayoría crisomélidos), larvas de varios insectos, dermápteros, ortópteros, hemípteros, miriápodos y escorpiones. Los renacuajos son predominantemente herbívoros, y comen algas (perifiton) y detritos, con escasa presencia de fanerógamas en su dieta. No obstante, los renacuajos a menudo se observan carroñando sobre otros renacuajos muertos, tanto de su especie como de otras.
El período reproductor no es continuo y está muy asociado a los
episodios de lluvia, pero existe variación latitudinal y
altitudinal en la fenología reproductiva de esta especie. En el sur
peninsular, las primeras puestas pueden encontrarse a continuación
de las primeras lluvias de otoño o al comienzo del invierno,
frecuentemente con un pico de reproducción entre enero y comienzos
de marzo. Con el incremento en latitud o altitud la fecha de puesta
se retrasa hasta bien entrada la primavera, o incluso al comienzo
del verano.
Tras episodios de lluvia, los machos acuden a las charcas con
rapidez y en muy poco tiempo (un par de días) pueden formarse
grandes coros de machos que cantan. De 2 a 3 horas tras la puesta
del sol los coros alcanzan su actividad máxima, que se extiende
hasta 2-3 horas antes del amanecer, en función de las condiciones
ambientales (temperatura y velocidad del viento) y el tamaño del
coro. Los machos cantan desde la orilla o en zonas someras, en
postura erguida. El canto es un 'criiii, criiiii, criiiii' que
recuerda al de un grillo, pero más prolongado. Su estructura es de
llamadas simples de 0-40 a 0-80 segundos de duración y 1200-1830 Hz
de frecuencia fundamental, con 11 a 27 pulsos de 12 a 28 minutos de
duración individual. Pueden emitir unos 49 cantos por minuto, con
intervalos de silencio de 0,25 segundos. Estas características
varían entre localidades a lo largo de su distribución.
Los lugares elegidos para la puesta son, con frecuencia, charcas
temporales, cuya imprevisible duración puede dar al traste con los
renacuajos. Los machos en esta época desarrollan almohadillas
nupciales y un saco bucal que presenta tonalidades azuladas. La
puesta la efectúan en largos cordones de huevos envueltos en
gelatina, que enredan en la vegetación del agua o simplemente la
depositan en el fondo.
El amplexo (acoplamiento) es axilar, normalmente se produce antes
de llegar al agua y dura entre 10 y 12 horas. Durante ese tiempo la
hembra pone dos cordones de huevos gelatinosos de varios metros de
longitud que pueden contener hasta 11.400 huevos, siendo lo normal
que no pasen de 4000. Los huevos miden entre 1,4 y 2 mm y se cree
que presentan alguna sustancia tóxica que los hace desagradables
para muchos depredadores. Una vez realizada la puesta la hembra
abandona inmediatamente la zona, pudiendo quedarse el macho algún
día más. La eclosión de los huevos se produce a los pocos días
(entre 5 y 15) y los renacuajos alcanzan la metamorfosis en un
tiempo variable, entre 20 y 95 días, que es más corto en las
charcas más temporales. Cuando metamorfosean los sapos pueden medir
incluso menos de 1 cm y la mayoría ya presenta la línea vertebral y
algunas verrugas. No alcanzan la madurez sexual hasta los 2 años de
vida y llegan a vivir en libertad hasta 9 años los machos y hasta
13 las hembras (aunque parece normal que no pasen de 5). En
cautividad se tienen registros de hasta 20 años.
Los renacuajos son muy pequeños (menos de 3 cm en su máximo tamaño) y son parecidísimos a los del sapo común, de los que se diferencian por tener la anchura de la boca inferior a la distancia entre los ojos y, normalmente, una mancha blanquecina en la garganta. Muchas veces, más que los caracteres físicos será el hábitat lo que nos diga ante qué especie estamos ya que los sapos comunes pocas veces se reproducen en charcos, cunetas, etc. Poseen el espiráculo a la izquierda y la cresta dorsal empieza muy atrás, a la finalización del cuerpo. El extremo de la cola es redondeado. El color del dorso es marrón oscuro o negro, la membrana caudal no tiene manchas y sí un moteado muy fino.
Debido a su preferencia por ambientes temporales para su reproducción, la Epidalea calamita a menudo interacciona con un menor número de especies que las presentes en ambientes de más larga duración. Aun así, durante las fases embrionaria y larvaria sufren depredación tanto por vertebrados como por invertebrados acuáticos, principalmente escarabajos, larvas de libélula y otros anfibios en fases acuáticas. Ocasionalmente, otros vertebrados como culebras de agua, aves y galápagos pueden depredar activamente a estos renacuajos.
De adultos son presa de culebras viperinas y de collar, turones,
erizos, nutrias, visones, ratas, lechuzas, cárabos, gaviotas y
mochuelos.
Tienen una defensa ante depredadores parecida a la del sapo común
inflando el cuerpo, estirando las patas y metiendo la cabeza hacia
el suelo, además de que pueden expeler por el dorso y las glándulas
paratiroidesparatoideas una sustancia blanquecina irritante
para las mucosas.
La Epidalea calamita experimenta también en ocasiones la
competencia interespecífica con bufo bufo y rana
temporaria , frente a las cuales se encuentra en desventaja
competitiva en parte debido a los efectos de prioridad por la
fenología reproductiva de estas especies.
Las poblaciones presentan cierta estructura de edades: los adultos
reproductores más jóvenes tienen entre 1,5 y 2 años y la fracción
de más edad está sesgada a favor de las hembras, que llegan a 10 y
hasta 17 años. La razón de sexos en las charcas de reproducción
está muy sesgada hacia un gran número de machos, pero fuera de la
época de cría puede ser de 1,2-4 a1.