Junto con las golondrinas y los aviones, los
vencejos (Apus apus) son los pájaros estivales
por excelencia. No solo nos deleitan con sus vuelos acrobáticos,
además son unos grandes depredadores de insectos molestos como
mosquitos, moscas y polillas.
Fotos: AGE
La silueta de este formidable volador es inconfundible: alas largas y arqueadas, que recuerdan la hoja de un sable, cola relativamente corta con una escotadura o ahorquillamiento no muy pronunciado y el color de su plumaje son características bien conocidas y realmente populares. Visto en vuelo es casi totalmente negro. Si se puede observar muy de cerca o coger en la mano, se aprecia su garganta blanca en contraste con el resto del plumaje. En la espalda y dorso de las alas se le notan reflejos verdosos. El vientre es negro con franjas pálidas en los flancos y cerca ya del nacimiento de la cola. Los ojos son muy grandes, en proporción al tamaño de la cabeza, y están muy hundidos en las cuencas. También es desproporcionado el cuerpo, muy corto frente a la ancha y aplastada cabeza. Las alas son muy largas y cuando las pliega sobresalen más allá de la cola. El pico es muy corto y débil, pero la boca resulta desproporcionadamente ancha y grande y con ella el pájaro captura una gran cantidad de insectos al vuelo, incluso mientras se desplaza a gran velocidad.
Aunque no se posa voluntariamente en el suelo casi nunca, alguna
vez puede ser sorprendido sobre una roca o una estaca. Las patas
son cortas y débiles, pero las uñas están muy afiladas y penetran
fácilmente en la piel de la mano cuando se los coge. El plumaje de
los jóvenes vencejos es casi idéntico al de los adultos y
únicamente puede distinguirse por la diferente superficie clara de
los bordes de las plumas de las alas, pero este detalle solo se
aprecia viéndolos juntos.
Netamente aéreo, sus largas alas y su capacidad de vuelo le permiten pasar prácticamente todo el día en el aire, comer, beber, bañarse e incluso copular sin necesidad de aterrizar. También puede pasar la noche sobrevolando las nubes y, de hecho, los vencejos jóvenes no reproductores lo hacen a menudo. Su vuelo rápido y su gran tamaño lo diferencian bien de los hirundínidos: golondrinas y aviones. Vistos de cerca no existe duda alguna puesto que el color de su plumaje es totalmente negro frente al blanco de las partes inferiores de aquellos. Sin embargo, cuando todos vuelan a considerable altura y no pueden ser comparados entre sí los tamaños ni se distingue la coloración, suele haber confusión a la hora de identificarlos si no se atiende a otras características como la forma de vuelo, silueta de las alas, etc. Su voz es también inconfundible, en nada se parece a la de la golondrina y es más fuerte y prolongada que la de los aviones comunes.
Vencejo común
Apus apus
Apodidae
Apodiformes
16-17 cm.
42-48 cm.
25-50 gr.
Hasta 15 años
Migrador
Al volar baten las alas con enorme rapidez, pero alternan estos períodos con otros de prolongados planeos con ellas bien extendidas y arqueadas hacia atrás. A veces aprovechan corrientes ascendentes de aire para elevarse, pero se ayudan con batidas de alas rápidas y prolongados planeos. Los vencejos son generalmente considerados los más veloces de los pájaros, aunque esto no es seguro y normalmente no vuelan a la velocidad que serían capaces físicamente de alcanzar. Cuando comen vuelan a 40 km por hora y en otras ocasiones se han podido medir velocidades de 100 km por hora. Las mayores velocidades las alcanzan en intervalos cortos, cuando los pájaros se persiguen unos a otros efectuando frecuentes cambios de sentido y realizando giros a uno y otro lado del todo inesperados, pero estas no han sido todavía medidas.
Es curiosa la costumbre que tienen los vencejos de pasar volando
muy rápidamente sobre la superficie de agua de una charca, un río o
un lago e introducir en ella parcialmente la cabeza para, a
continuación y ya en pleno vuelo, iniciar un temblor de todo el
cuerpo, como si sufrieran un escalofrío y trataran de que las gotas
de agua se esparcieran por todo el plumaje.
El vencejo común es una especie gregaria: vuela siempre en grupos,
rara vez una pareja sola y ocasionalmente solo. Esto ocurre
únicamente cuando alguna nidada queda retrasada en agosto y los
adultos se afanan por separado en la caza de insectos. Muy a menudo
los grupos vuelan a baja altura sobre campos y charcas, tratando de
coger el mayor número posible de los insectos que sobrevuelan estos
lugares. Con buen tiempo los vencejos vuelan a gran altura en
amplios círculos, realizando espectaculares giros y chillando
continuamente. En los primeros meses del verano y en días calurosos
se les puede ver elevarse en espiral al atardecer y perderse de
vista. Algunos regresan a los nidos, pero otros, los no
reproductores, pasan la noche en vuelo a gran altura. Este es otro
de los enigmas que tardó en ser aclarado por los ornitólogos.
Es difícil poder afirmar con seguridad cuál es la causa que induce
a los vencejos a volar a tan gran altura. La posibilidad de
capturar insectos que son arrastrados en grandes masas hacia lo
alto por corrientes térmicas ascendentes no debe ser descartada.
Sin embargo, hay que admitir en estos pájaros cierta afición a
jugar en vuelo (análoga a la del ratonero común).
El mal tiempo con fuerte lluvia impide los vuelos de los vencejos
y estos permanecen en sus agujeros incluso durante todo el día.
Únicamente los que están cebando pollos se ven obligados a salir de
vez en cuando para cazar insectos. A pesar de ello, los vuelos se
reducen considerablemente y los pollos adelgazan mucho. Los
vencejos pasan mucho tiempo en sus refugios y lo invierten en
peinar el plumaje que necesariamente debe estar muy suave y liso
para poder desarrollar sus altas velocidades habituales.
En condiciones normales los vencejos vuelan preferentemente en las
primeras horas de la mañana, hasta el mediodía si no hace excesivo
calor, reposando en las horas centrales del día y volviendo a ser
muy activos al atardecer.
Puede decirse que los vencejos viven en toda la campiña, pero
condicionados por los lugares adecuados para anidar. Esto les
obliga a concentrarse preferentemente en ciudades y pueblos donde
encuentran abundantes agujeros para refugiarse. Indudablemente se
trata de una adaptación ecológica que ocurrió con el transcurso de
los años, desde los acantilados y roquedos hasta las construcciones
humanas. Su densidad en las ciudades es superior a la que existe en
el campo. En aldeas, caseríos, roquedos del interior, acantilados
marinos, etc. las parejas forman colonias reducidas y nunca
comparables con las que hay en las ciudades. Generalmente se ven
grandes masas de vencejos en los atardeceres sobrevolando la
campiña. Se trata de todas las colonias que existen en un pueblo,
que agrupadas vuelan a gran altura sin que las causas de esta
asociación estén plenamente determinadas.
La voz característica del vencejo común es un chillido áspero y
raspante, emitido sobre todo en vuelo y que podría reproducirse,
aunque es innecesario por su popularidad, como «¡¡chiiirrr,
chiiirrr, chiiirrr...!!» repetido y muy agudo, aunque
frecuentemente con variantes que expresan el estado de ánimo de los
pájaros. Estos gritos también son lanzados desde el interior de sus
agujeros o en los nidos y, normalmente, los pájaros contestan a
otros que pasan volando cerca. Al anochecer, los que ya están
posados y recogidos en su refugio gritan un persistente
«¡¡chik-chik-chik-chik!!». Las voces emitidas a coro, sobre todo
durante los vuelos alrededor de la colonia, son a veces
ensordecedoras y cuando los pájaros aún no han empezado a criar los
chillidos tienen un tono diferente e inconfundible.
El vencejo se alimenta fundamentalmente del plancton aéreo formado por millones de minúsculos insectos que son arrastrados por las corrientes cálidas o bien por el mismo viento. Otros insectos de mayor tamaño son también capturados al vuelo, para lo que el vencejo lleva bien abierta su amplia boca. Es aeroplantófogo.
Así, el vencejo ceba a sus polluelos con amasijos de presas
que ha cazado previamente en el aire, haciendo «bolas». Una de
estas bolas puede contener de 300 a 1500 presas (si son diminutas).
Guarda cada bola en su cavidad bucofaríngea para dársela después a
sus polluelos.
Entre las presas más consumidas por el vencejo están: Hymenoptera
(abejas y avispas...), Diptera (moscas) y Neuroptera (Hormigas
voladoras...). También pulgones y polillas.
El vencejo es muy beneficioso para el ser humano. En verano se
come todos los mosquitos que nos pican, las polillas, etc. En los
campos, ayuda a eliminar las plagas de insectos.
El anillamiento ha demostrado que los vencejos adultos retornan normalmente al mismo agujero donde anidaron el año anterior. Los jóvenes, de un año de edad, seleccionan un lugar y forman parejas, pero a pesar de que también construyen un nido, no se reproducen. Lo ocupan dos meses (junio-julio) y retornan a él al siguiente año para criar si han sobrevivido. Sucede a menudo que uno de estos pájaros encuentra su nido destruido y entonces se ve forzado a buscar otro lugar, pero ya como adulto. Se producen entonces duras luchas entre los intrusos y los ocupantes de un agujero. Estos combates son duraderos, a veces el día entero, y los pájaros se enzarzan mutuamente por las patas tratando de arañarse.
Los machos adultos forman pareja con la misma hembra del año
anterior. Esto no significa que se emparejen de por vida, puesto
que cada uno de ellos se separa al iniciar la emigración otoñal y
se reúne nuevamente en la primavera siguiente. Los ornitólogos han
comprobado que, en exactamente las tres cuartas partes de las
parejas observadas, los dos adultos retornan en días diferentes,
variando el intervalo entre uno y veintiún días. También se ha
observado la partida otoñal durante cuatro años y se ha comprobado
que, igualmente, en más de las tres cuartas partes de las parejas,
los dos miembros abandonaban el agujero en días diferentes. Sin
embargo, una cuarta parte de los pájaros llegan o marchan en el
mismo día, aunque esto puede ser razonablemente debido a la
casualidad y no hay que suponer que ellos se mantengan en compañía
durante la migración. Probablemente los mismos vencejos se
emparejan en sucesivas primaveras a causa de que ambos miembros de
la pareja retornan al mismo agujero del nido. Algunas veces una
nueva pareja llega a la vez a un nido. Presumiblemente se habrían
unido ya antes en otro lugar del que habrían sido desalojados.
El cortejo nupcial de los vencejos es espectacular. Unos vuelan
frente a otros y las rápidas persecuciones son constantes. De vez
en cuando se observa la cópula en pleno vuelo. Esta situación ha
sido objeto de bastante controversia y son pocos los ornitólogos
que tienen este registro en su haber.
Los nidos son construidos en el interior de grietas, agujeros,
desvanes, huecos para ventilación, aleros, bajo las tejas, etc. El
lugar natural sería el agujero de un acantilado o roquedo y, de
hecho, muchos vencejos continúan usando estos lugares.
Ocasionalmente se han encontrado nidos en agujeros de árboles en
los países mediterráneos.
La construcción comienza el mismo día en que la pareja está ya
formada, después de que el segundo miembro de ella ha llegado.
Ambos, macho y hembra, recolectan el material normalmente al vuelo,
cogiendo con el pico cualquier cosa ligera que sea elevada a lo
alto por el viento: Paja, hierba seca, pelos, borra de polvo,
hojas, pétalos de flores, papeles, hilos, trapos, etc.
Todo este material es llevado al nido principalmente en la boca.
El material es aglutinado con saliva formando una especie de corona
poco profunda, para cuya situación se busca la esquina o rincón más
alejado del agujero de entrada. Al usar año tras año el mismo
agujero y nido se acumula allí considerable cantidad de material y
porquería. La puesta comienza normalmente a finales de mayo, pero
hay también puestas en la mitad del mes. Casi siempre dejan 3
huevos, algunas veces 2 y muy pocas veces 4. Ponen con un intervalo
de 2-3 días y los huevos son blancos, sin brillo y lisos. Jourdain
da para 100 huevos un promedio de medidas de 25 x 16,32 mm con un
máximo de 28 x 17,6 mm y un mínimo de 23,5 x 14,3 mm. El mal tiempo
prolonga la estancia en el nido de los jóvenes vencejos porque la
alimentación entonces es escasa, realmente llegan a pasar hambre, y
muchos mueren. Vuelan después de 5-8 semanas y en cuanto salen del
nido ya son independientes. En esta época se recogen muchos caídos
en el suelo, bajo las colonias, que son incapaces de levantar el
vuelo por sí solos y no saben todavía caminar por el suelo,
aleteando y apoyándose en los codos como hacen los adultos para
tomar impulso.
Posiblemente las masivas pulverizaciones de insecticidas sobre
cultivos que tradicionalmente rasean en vuelo vencejos e
hirundínidos, tengan una influencia capital sobre la supervivencia
de estos pájaros. Y no digamos nada de la creciente contaminación
atmosférica por gases letales que cada día es mayor sobre el techo
de las grandes ciudades.