Revista 76
Número 76

Ibdes

Ibdes es un pueblo para pasear sin prisa, un lugar para descubrir rincones únicos.
Las fachadas de sus casas, pintadas de colores vivos contrastan con la sobriedad del conjunto.

El río Mesa fluye contra natura, sus aguas corren hacia el Norte al contrario que la mayoría de los ríos del mundo (salvo el Nilo y algún otro). Cuando los vecinos de los pueblos ubicados en el cañón labrado por el Mesa hablan de arriba se refieren al Sur, y cuando dicen abajo hablan del Norte. El fluir del agua ha condicionado su concepción de los puntos cardinales: Norte-Sur, arriba y abajo.

 

Iglesia


En este entorno con reglas propias se encuentra Ibdes. Sus casas arropan un cerro de tierra roja coronado por la impresionante iglesia de San Miguel Arcángel que vigila el pueblo como un centinela protector. Las calles de Ibdes serpentean por la ladera del cerro hasta llegar al templo. Las casas están levantadas con ladrillo, adobe y tapial. Con el paso del tiempo muchas de ellas han sido enfoscadas con cemento y pintadas con vivos colores. El conjunto urbano es sobrio, pero alegre. Todavía se conservan muchas casas con las paredes de tierra originales que recuerdan a los pueblos del sur del Átlas en Marruecos.


Los minerales más abundantes en esta tierra son la Calcita y el Aragonito. Los podemos encontrar en las «toscas» de origen sedimentario en el camino de San Juan, y son carbonatos de tipo travertino muy propensos a formar oquedades y grutas. El mejor ejemplo, la Gruta de las Maravillas y la ermita de la Soledad.


En la Era Terciaria la cuenca del río Mesa se encontraba sumergida en el mar. Posteriormente, durante la Era Cuaternaria, se produjo la elevación de las cuencas, la retirada de las aguas y la posterior desecación de los lagos que ocupaban los valles. A este hecho se debe la riqueza de las aguas y baños termales de la zona.
Parece que los primeros habitantes autóctonos fueron los celtíberos, que eran cazadores y pastores. Se instalaron en las cuevas del cerro de las Torres que se encuentra en la entrada norte del pueblo.
El nombre de Ibdes parece ser de origen celtíbero y podría significar «paso de peña» o más bien según otros filólogos, «paso de río» dado que antes se llamó Idues.


Los romanos construyeron en Ibdes una fortaleza a modo de destacamento en el lugar que hoy ocupa la iglesia, cuyo uso principal debió de ser como silo o granero para el abastecimiento de las tropas de paso.
Los árabes llegaron a principios del siglo VIII, dominaron a la población de forma cruenta y establecieron la mezquita en la fortaleza romana. Construyeron sus viviendas en la parte alta del pueblo donde todavía se pueden ver restos de sus construcciones.

 

En el año 1120, el rey de Aragón, Alfonso I el Batallador, reconquista Calatayud y todos los pueblos de la comarca. Al aplicarse su testamento, Ibdes pasa en 1150 a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, orden militar que tenía su cuartel entre las calles de los Frailes y Valdehigueras y sobre al año 1170 los monjes construyeron la iglesia-convento de San Juan Bautista, de la que no quedan vestigios, pero que existía en 1182 según la bula de Lucio II. Tras la constitución de la comunidad de aldeas de Calatayud, estuvo integrada en ella como cabeza de la sesma del río Ibdes.


En 1330 debido a las guerras con Castilla se fortifica el pueblo cerrándolo con grandes puertas. También en ese año, sobre los restos de la mezquita se construye el castillo, formado por una cerca que servía de refugio a los rebaños y más tarde, sobre el 1357, es guarnecido por el rey de Aragón Pedro IV, levantándose la torre y reforzándose la barrera sur.


En 1348 se declara una epidemia de peste negra en todo Aragón que dura años y que resulta verdaderamente perniciosa para la población. A esto hay que unirle la guerra con Castilla que se produce entre 1356 y 1369.


 En 1363, tras la «Guerra de los dos Pedros», Pedro I el Cruel, rey de Castilla, conquista Calatayud y también Ibdes destruyendo el castillo. Todos estos sucesos mencionados conllevaron el descenso de la población de toda la zona y la ruina económica y social.


Tras un siglo y medio de reinados cortos y mediocres, aderezados con las guerras con Navarra y las continuas batallas en el mediterráneo, el rey Fernando se casa con Isabel de Castilla unificándose los dos reinos y siguiendo una época llena de conquistas y descubrimientos de sobra conocidos por todos. En 1517, al desaparecer el peligro de guerras e invasiones, en el pueblo, se inició la transformación del castillo en iglesia, dedicándose la misma a San Miguel Arcángel.


Durante la guerra de la independencia en Aragón (1808-1814), los franceses invaden el Monasterio de Piedra saqueando el mismo y llevándose algunas obras de arte. Otras serán rescatadas y varias irán a parar a la iglesia parroquial.


Desde que adquiere la categoría de villa, en 1711, hasta 1833, Ibdes depende de la jurisdicción del corregidor de Calatayud. Es en 1834 cuando se constituye el primer ayuntamiento y pasa a depender del partido judicial de Ateca.


Durante la guerra civil (1936-1939), también tienen lugar tristes sucesos en su término: cae al principio de la guerra ante el avance del frente nacional y lo cierto es que se mantiene apartado del frente de Aragón, donde se dividirá la región en dos y se decidirá el destino de la guerra.

 

Tejados


Tras la guerra mundial y una larga posguerra, se vive un período de pobreza del que paulatinamente se va saliendo hasta que, a principios de los años 60, el pueblo alcanza su máximo número de habitantes rondando la cifra de 2000. Pero la escasez de recursos y de trabajo hace que la población emigre y parte de ella abandone el pueblo con destino a las principales capitales españolas. En el año 2013 Ibdes contaba con 460 habitantes.


La joya del pueblo es la iglesia de San Miguel Arcángel. Situada en lo más alto del pueblo está construida sobre las ruinas de un castillo medieval que fue destruido por Pedro I el Cruel a mediados del siglo XIV. Se atribuye la obra al arquitecto Juan Marión. Se inició su construcción en 1517 y se acabó en 1526. La iglesia es semejante a las parroquias de Daroca, Fuentes de Ebro o Longares. Fue declarada Bien de Interés Cultural por Orden de 14 de junio de 1974. Todavía conserva parte de su primera muralla, fosos y torre, sobre la que hoy se asienta el campanario. Destaca su portada renacentista.


El interior es de estilo gótico y consta de tres naves separadas por grandes y esbeltos pilares baquetonados y bóvedas de crucería. El suelo es de tarima en toda la iglesia salvo en el presbiterio, donde es de mármol. Su mayor interés artístico radica en sus retablos. Sobresale entre todos ellos el retablo de tipo catedralicio del altar mayor, dedicado a San Miguel Arcángel y colocado ante el ábside poligonal de la cabecera del templo. Se realizó a imagen del existente en la iglesia de San Miguel de los Navarros de Zaragoza.


El retablo, con San Miguel Arcángel ocupando su centro, es una obra renacentista en madera tallada. Las tablas que lo componen representan escenas del Antiguo Testamento y de la vida y pasión de Cristo. A los dos lados del mismo hay dos esculturas que representan a San Bernardo y San Benito y que fueron traídas del Monasterio de Piedra. Las grandes puertas que cierran el retablo fueron pintadas sobre sarga por Pietro Morone con el tema del Juicio Final, inspirándose en el pintado por Miguel Ángel en el testero de la Capilla Sixtina, del que Morone tomó literalmente algunas figuras.


En el término municipal de Ibdes existen cinco ermitas a cual más distinta. Seguramente la más original sea la ermita-cueva de la Soledad. Fue construida por la Orden de San Juan en el siglo XII al mismo tiempo que la iglesia. La ermita se compone de un pequeño altar natural excavado en la tosca piedra caliza a modo de gruta, con abundantes estalactitas y estalagmitas que se han formado por las filtraciones de agua en la roca a lo largo de los años. En el centro de la gruta se ha formado también una gran roca y detrás encontramos el altar, con una urna de cristal que contiene una talla de la Virgen de la Soledad. La gruta está iluminada por un tragaluz abierto en la roca del techo y rematado por un torreón de ladrillo con cuatro ventanas.

 

 

 
Contacto:
Tel: 620 61 21 82
eMail: revistasolana@gmail.com
Web: www.revistasolana.es
Director: Rogelio Manzano Rozas
Diseño: Rogelio Manzano
Foto Portada: Rogelio Manzano
Fotos Excursión: Rogelio Manzano
Colaboran:
Viñeta: Miguel Arqués
Fotos Fauna: Age
Medio Ambiente: Fernando Llorente
Correccción: Silvia Soldado