Las malas prácticas en las podas son un mal generalizado en toda la comarca. Cada año, por ignorancia o abandono, los empleados municipales mutilan los árboles de nuestros pueblos. Tomamos Uceda como ejemplo de mala praxis, pero en todos los pueblos ocurre lo mismo.
La arboricultura es una
ciencia y, como tal, está sujeta a continuos avances, fruto
del trabajo, la práctica, la investigación y la experiencia.
Técnicas de poda que se consideraban novedosas y punteras hace tan
solo dos décadas, hoy están obsoletas. Para realizar correctamente
las tareas de conservación del arbolado es importantísimo recurrir
a una información técnica, profesional y actualizada.
Antiguamente se traspasaron al cuidado de árboles ornamentales
técnicas propias de la poda de frutales, como por ejemplo la poda
en pulgares o la poda en forma de vaso. Hace ya muchos años que
estas técnicas están desaconsejadas para el cuidado de los árboles
de nuestras calles y jardines, lo mismo que sucede con los
desmochados.
Los árboles no necesitan ser podados, somos nosotros quienes
encontramos motivos para hacerlo. Existen algunos razonamientos
técnicos que justifican una intervención de poda sobre un árbol
ornamental: la seguridad de los ciudadanos, el entorno del árbol,
su estado sanitario, la estética.
Hace unos años, el Ayuntamiento de Uceda cambió drásticamente los
criterios de conservación del arbolado de su casco urbano, después
de muchos años en los cuales hizo un esfuerzo muy importante por
renovar el patrimonio arbóreo, con la plantación de cientos de
nuevos árboles de diversas especies, y con lo que es más importante
y poco habitual en nuestros municipios, un buen seguimiento
posterior de estas plantaciones, destinando una importante partida
del presupuesto municipal a tareas de poda y formación. Estos
trabajos tenían el objetivo de conseguir, con el paso de los años,
un arbolado de calidad y adaptado a su ubicación.
A partir de 2008, sin ninguna justificación técnica, se produjo un
cambio radical en la gestión del arbolado del casco urbano,
pasándose a realizar de manera sistemática podas drásticas,
tremendamente lesivas para los árboles, que hicieron inútil el
importante gasto presupuestario y todo el trabajo de los años
anteriores. Es posible que el único argumento pseudotécnico que
esgriman desde nuestra corporación municipal para intentar
justificar semejante aberración, sea una vez más el «siempre se ha
hecho así», criterio tan absurdo como solicitar a nuestro dentista
que utilice con nosotros las técnicas e instrumentales que hicieron
famoso a su abuelo a mediados del siglo pasado.
Gracias a las podas y labores de conservación realizadas sobre las
nuevas plantaciones en el casco urbano, Uceda contaba con un gran
número de árboles seguros, sanos, con un alto valor estético y con
muy pocas incidencias sobre su entorno (farolas, señales, fachadas,
tráfico rodado, etc.). Pero, como consecuencia de las irracionales
podas y desmochados de los últimos años, en muchos árboles
aparecerán pudriciones en la madera y tendrán un crecimiento en
altura exagerado y desordenado, lo cual provocará un riesgo de
fractura de ramas que antes no existía. Además, en algunos árboles
que quizás pudieran presentar algún riesgo de fractura anterior, el
Ayuntamiento ha decidido actuar de la peor manera posible,
eliminando las ramas bajas. Esta negligencia técnica causa una
descompensación de la copa, que aumenta el «efecto vela» y la
posibilidad de rotura de ramas primarias.
Los cortes
de poda sobre los árboles siempre significan una agresión y abren
una puerta de entrada para numerosos patógenos, principalmente
hongos descomponedores de la madera. El árbol dispone de
estrategias que minimizan estos daños y es muy importante que los
podadores hagan los cortes con profesionalidad, reduciendo al
máximo el número y el tamaño y, por supuesto, evitando desgarros.
Observando el estado actual de nuestros árboles, queda claro que el
Ayuntamiento de Uceda no ha tenido en cuenta estos aspectos.
Cada especie arbórea tiene unas pautas de desarrollo y crecimiento
y una arquitectura propias y singulares. Por lo tanto, las técnicas
de poda que requieren un plátano, una melia o por ejemplo un olmo,
son muy diferentes. Evidentemente ,en el Ayuntamiento de Uceda
desconocen este aspecto de la arboricultura y su único criterio es
cortar por lo sano a la altura de la escalera o grúa de que
disponen. Hace muchas décadas que se sabe que los desmochados de
los árboles son altamente dañinos para estos.
Lamentablemente en Castilla-La Mancha no existe una legislación que
proteja el arbolado urbano, como sí sucede en la Comunidad de
Madrid donde estos hechos podrían ser denunciados y serían motivo
de sanción.
El daño ya está hecho y no hay una solución fácil. Quizás si el
Ayuntamiento hubiera tenido en cuenta las recomendaciones que se le
hicieron en 2008 al respecto, hoy día los vecinos de Uceda
podríamos seguir disfrutando del mejor arbolado urbano de todos los
municipios de nuestro entorno.
Los árboles de las calles de Uceda pertenecen a sus vecinos
actuales y a las generaciones siguientes, los gestores municipales
no deberían en unos pocos años arruinar este patrimonio.
Pablo Barcia, jardinero, arboricultor