Es un animal tímido, perezoso, precavido, tranquilo y desconfiado, de costumbres nocturnas, lo que hace muy difícil su observación. Son muy sociales, aunque la existencia o no de grupos depende del tipo de recurso trófico de que dispongan y de su distribución y abundancia dentro de los hábitats.
El tejón es una especie que habita nuestro planeta desde la antigüedad. Los paleontólogos estiman que ya tenía las características actuales hace 4 millones de años y consideran que su dentición ha sido lo que más ha evolucionado.
Así, mientras que en los albores de los tiempos exclusivamente
estaba adaptado al consumo de carne fresca, posteriormente se
adaptó al consumo tanto de carne como de vegetales, lombrices e
insectos. Sus restos óseos han aparecido en diferentes yacimientos
paleontológicos de Eurasia. Así, se han encontrado restos fósiles
correspondientes al periodo Holoceno tanto en la Cueva de Gabasa,
en Huesca, como también en la depresión de Guadix-Baza.
Aunque no está unánimemente admitido por la comunidad científica,
parece que en la Península Ibérica se localiza la subespecie M.
meles marianensis, descrita en el siglo XIX por el naturalista
Mariano de la Paz Graells. Su distribución es exclusivamente
ibérica y llega hasta los Pirineos, donde se mezcla con la nominal
M. meles meles, que tiene un tamaño mayor y colores más oscuros en
el pelaje del dorso y los flancos.
El tejón tiene una complexión robusta y un cuerpo mucho más largo y ancho que alto, con patas cortas y cola también corta y con el extremo romo. Su forma general es algo acuñada, con la cabeza alargada, triangular y proporcionalmente pequeña. Los ojos son pequeños al igual que las orejas. Estas están orientadas hacia los lados y hacia atrás.
Mide entre 67 y 80 cm de largo, más de13 a 18 cm de cola. Algunos
ejemplares pueden llegar a pesar unos 15 kg, aunque el intervalo
normal de peso está entre los 11 y los 13 kg.
Las patas son muy fuertes y robustas, con cinco dedos en cada una
y la planta almohadillada. Son semiplantígrados y sus uñas largas y
fuertes quedan impresionadas en la huella de manera muy
característica. Las patas anteriores presentan el mayor desarrollo
muscular. El hocico es prominente, móvil y musculoso y se encuentra
particularmente adaptado a excavar y hozar, mientras que el cuello
es corto y ancho.
El pelaje es largo y fuerte en el lomo. Los pelos tienen una característica división de color, claro en la raíz y la punta y oscuro en el medio, que da una impresión general de gris, excepto en ciertas áreas blancas o negras puras. El vientre y las patas son casi enteramente negros. La cabeza es blanca con dos franjas negras longitudinales, paralelas, muy características de la especie y que abarcan los ojos. El borde de las orejas y el extremo de la cola son blancos. No son raros los casos de albinismo y otras variaciones de coloración como el melanismo o el color rojo. El pelo sufre una caída anual en primavera y tiene unas características muy especiales, particularmente por su suavidad y elasticidad, que lo hacen ideal para algunos usos tradicionales como pinceles artísticos, cepillos y, sobre todo, brochas de afeitar.
Habitualmente marca los 5 dedos con sus uñas. Las huellas delanteras, incluidas las uñas, pueden medir 8 x 5 cm y las traseras 7 x 4 cm. En los ejemplares jóvenes no se marcan las uñas, aunque la huella tiene la misma fisonomía plantar que el adulto.
Cuando el animal camina al paso, las huellas anterior y posterior
prácticamente coinciden, salvo una distancia de avance de unos 50
cm; cuando corre se produce un adelantamiento relativo de la huella
posterior sobre la anterior siendo la distancia de avance de 70 a
80 cm.
El hábitat abarca desde zonas semiáridas hasta zonas de alta montaña, aunque el hábitat preferido es el de las estribaciones montañosas con cierta cobertura vegetal, (preferiblemente bosque claro de plantas frondosas combinado con pastizales amplios, donde pueda encontrar lombrices de tierra, insectos y frutos). La presencia de ganado (especialmente vacuno) también se ha descrito como beneficiosa para la especie. Otro requisito para su presencia es la existencia de terrenos aptos para excavar las tejoneras. En las zonas montañosas de España central, los matorrales espesos no son un hábitat muy apetecido por el tejón. En contraste, en Doñana, la especie selecciona las zonas cubiertas de matorral de lentisco, donde las tejoneras están guarecidas y la presencia de conejos es importante. La importancia de unos hábitats y otros varía con la región, un aspecto muy importante a considerar en la conservación de esta especie en España.
Se distribuye por toda la Península Ibérica, aunque sus
poblaciones se están reduciendo últimamente. Está incluido en el
anexo III del Convenio de Berna, que menciona las especies cuya
supervivencia puede verse amenazada de no adoptarse especiales
precauciones. Aunque se desconoce con precisión cuál puede ser la
problemática de conservación del tejón en España, sí que se sabe el
fuerte impacto que tiene el tráfico sobre este mustélido, así como
lo nocivos que le resultan los lazos, por lo que no resulta extraño
encontrar un tejón atropellado o ahogado en un lazo metálico. La
habilitación de pasos específicos para la fauna en las
infraestructuras viales y el control del furtivismo son dos
objetivos a alcanzar para controlar las altas tasas de mortalidad
de los tejones y favorecer el buen estado de conservación de sus
poblaciones. El 50 % de los tejones mueren antes de los 2 años de
edad.
Es un animal con los sentidos del olfato y el oído muy bien desarrollados. Es capaz de emitir hasta 13 sonidos diferentes según su situación o grado de excitación. Trepa y nada bien, sin estar adaptado. También puede correr con cierta rapidez. Cuando olfatea a ras del suelo, suele escarbar con su hocico, resoplando luego para limpiar las vías nasales.
Es de vida nocturna, aunque con mucha luna no suele salir de su
tejonera.
Si bien suele cazar en solitario por la noche, es una especie muy
sociable y, existe una profunda comunicación entre los individuos
de la colonia (de unos 2 a 12 animales con un promedio de 4 a 6
adultos, aun cuando se han llegado a localizar grupos de hasta 23
individuos). Con sus secreciones suele marcar el territorio, aunque
en caso de peligro puede expulsar violentamente una secreción anal
contra su agresor. Sus madrigueras subterráneas son conocidas como
tejoneras, cados o huras y suelen constar de entre 3 y10 entradas
para acceder a un complicado laberinto de galerías y cámaras
cuidadosamente tapizadas.
Deposita sus excrementos en pequeñas oquedades que él mismo
escarba en el suelo, denominadas letrinas, que no cubre
posteriormente con tierra y que sirven como marca territorial.
Los tejones son animales altamente territoriales y se muestran muy
agresivos hacia los miembros ajenos a su colonia. En caso de
peligro o de verse acorralados emiten aullidos. Son muy juguetones
con sus congéneres, tanto de jóvenes como de adultos y participan
en el aseo corporal de sus compañeros de especie.
Tejón
Meles meles
Mustélidos
Carnívora
80 cms.
13-18 cms.
13 kg.
13 años
Residente
La sociabilidad del tejón ha sido muy estudiada y algunos análisis genéticos han demostrado las relaciones entre los miembros de la tejonera. Seguimientos con radiotransmisores han puesto igualmente de manifiesto que las hembras se quedan con más frecuencia que los machos en la tejonera donde han nacido. Al frente de la tejonera suele haber un varón y una hembra dominantes y sus descendientes subordinados (Hainard, 2001). La pareja dominante es generalmente la única que cría con éxito aunque todas las hembras se acoplen con el varón dominante: las hembras subordinadas, aun cuando pueden quedar embarazadas, no suelen completar la cría de los nacidos. Los clanes de tejones son territoriales y defienden, sobre todo los varones, agresivamente sus territorios contra la presencia de tejones extraños, pudiendo infligirse graves heridas. Sin embargo, es inusual la lucha dentro del grupo social (Cresswell, 1990).
Les gusta bañarse en el agua y parecen inmunes a las picaduras de
las avispas, abejas y víboras. Su visión es en blanco y negro y los
individuos viejos son ciegos, pero son capaces de sobrevivir en la
naturaleza guiándose por su mejor sentido: el olfato.
El tejón también tiene la costumbre de afilar sus poderosas uñas
en los troncos de los árboles, dejando la señal de esta costumbre
en la base de los mismos. Además de afilarse las uñas, se restriega
el cuerpo en árboles, rocas, etc.y deja sus inconfundibles pelos en
el lugar.
En líneas generales podemos decir que el tejón es omnívoro y su alimentación depende del lugar en el que tenga su hábitat, y de la estación del año en la medida en que disponga de unos recursos alimenticios u otros: frutos en otoño e invierno, aceitunas, lombrices (muy consumidas), insectos (particularmente abejas y miel, de donde proviene su nombre latino de Meles miel en latín, otros invertebrados, bellotas, hormigas, conejos, carroña, culebras, mamíferos, reptiles pequeños, maíz, plantas… o sea, cualquier cosa que encuentre en su camino. Existe gran controversia acerca de la existencia, o no, de un cierto grado de especialización de la especie en lombrices o de la presencia de adaptaciones locales a otros recursos (ej. conejos en Doñana). En la España Central, el consumo de lombrices de tierra es superior, por su abundancia, al esperado en el medio, lo que ocurre también en muchas zonas del Reino Unido y Europa Centro-Occidental.
El olfato y el oído del tejón están muy desarrollados, mientras que la vista la tienen más limitada, pues por sus hábitos de vida la han adaptado prácticamente al uso nocturno y en la oscuridad de su madriguera.
El apareamiento ocurre principalmente entre comienzos de primavera y finales de verano. Durante el acoplamiento el macho suele morder el cuello a la hembra. La cópula puede durar de 2 a 90 minutos y se estima que solo las cópulas de más de 10 minutos fecundan a la hembra.
El tejón dispone de una implantación retardada, es decir, la
hembra puede guardar el óvulo fecundado varios meses. El desarrollo
del huevo o cigoto puede detenerse, como máximo, hasta 10 meses,
hasta que las condiciones ambientales (duración y temperatura del
día) sean las apropiadas para su implantación en el útero.
La gestación, después de la implantación, del óvulo en el útero,
dura unos 65 días. La mayoría de los nacimientos ocurren entre
febrero y marzo.
Los partos suelen ser de 2 a 6 individuos. Las crías miden entre
12 y 15 cm, sin incluir la cola, y están cubiertas de un pelo
blanquecino, en el que destaca un pigmento oscuro en la
cabeza que luego se convertirá en las características bandas
negras. Abren los ojos después de un mes. A las 9 o 10 semanas
salen a la superficie.
La lactancia dura unos tres meses. La madre permanece largos
períodos junto a las crías durante el amamantamiento. Por su parte
el macho no se ocupa de las crías. Después de mamar todos los
jóvenes permanecen agrupados en una misma dependencia, conocida
como litera o cuna.
Empiezan a salir del cado a las 6-8 semanas, asomándose a las
entradas de los cados, y emiten un sonido muy característico. Falta
por comprobar en los tejones españoles si las crías continúan hasta
el año siguiente en compañía de los padres como ocurre con los
tejones de otros países.
El territorio en el que se localiza una tejonera, que además cuenta con varias áreas de campeo, que pueden solaparse con las de otros ejemplares, es generalmente un área de 50 a 150 ha. Territorialmente marcan su territorio con heces que a diferencia de las colocadas en letrinas, en las proximidades de la tejonera, suelen colocar en piedras o arbustos, en los que igualmente imprimen las secreciones odoríferas de las glándulas supracaudales.
La excavación de una tejonera citada de forma habitual por la
literatura científica, reveló que contaba con 879 m de túneles, 50
compartimientos y 178 entradas. Los investigadores estimaban que su
construcción requirió extraer 70 toneladas de tierra y empleó
varios siglos de trabajo. Ello evidenció que se trataba de una
tejonera heredada por generaciones.
Las tejoneras han sido muy estudiadas por los naturalistas desde
la antigüedad, pues se han sentido atraídos por estas catedrales
subterráneas, y han asignado una serie de denominaciones a las
diferentes partes del habitáculo. Así se denominan:
• Cámara principal: el aposento de alojamiento y
cría de la especie. En algunas tejoneras puede haber varias. Puede
tener hasta 3 o 4 m de altura y suele aparecer acolchada con restos
vegetales.
• Conductos principales: los utilizados
habitualmente para acceder a la cámara principal.
• Conductos de ventilación: los que sirven para
llevar aire puro verticalmente al interior de la guarida. También
penetra la luz a través de ellos por su construcción vertical,
teniendo por tanto estos conductos una importante función de la
luminosidad de la guarida y regulación de la actividad del animal a
la que sin embargo, no se ha prestado mucha atención en los
estudios de tejoneras.
• Conductos de escape: vías ocasionalmente
utilizadas para salir de la tejonera en caso de peligro o
inundación.
• Letrina o retrete: cámara secundaria que se
habilita junto a la cámara principal para defecar.
• Litera o cuna: cámara secundaria en la que se
agrupan los ejemplares jóvenes para continuar recibiendo los
cuidados maternos.
Al salir, el tejón excava un pequeño agujero en el suelo con sus
formidables garras y dentro de él deposita sus excrementos. Es un
animal tremendamente limpio y este dato es muy importante para
detectar su presencia. La limpieza del tejón es tan proverbial que,
en ocasiones, si un zorro usa una parte de la tejonera, el tejón
abandona su cado por no soportar a tan sucio vecino. Las tejoneras
pueden ser tan grandes que permitan convivir en una de ellas a
tejones, zorros y hasta conejos sin coincidir ninguno de ellos. Así
nos lo han manifestado algunos antiguos alimañeros cuando gaseaban
las tejoneras, de las que decían que salían todas estas especies.
El rincón íntimo del tejón es un ensanchamiento de la galería en el
que hace un nidal con hojas, musgo, helechos, etc., cuyo material
cambia a menudo. El transporte lo hace en paquetes que traslada
hasta la madriguera.