Cuando una persona tiene mucha fiebre lo primero es bajarla.
Pero eso sirve de poco si no se averigua el origen de la fiebre,
cuál es la causa que la provoca, la infección o el deterioro
orgánico que hay detrás de esa fiebre. Y una vez identificada la
causa hay actuar para suprimirla. Para eso están las medicinas,
pero también es muy importante mejorar las defensas del enfermo
para que pueda hacer frente a la enfermedad.
Nuestra sociedad tiene una fiebre muy alta. Un paro juvenil
aterrador y más del 25% de parados en el conjunto de la sociedad,
proliferación imparable del empleo basura, niveles de pobreza y
exclusión intolerables. Millones de personas luchando contra el
hambre, desahuciados de sus viviendas, al borde de la
desesperación.
Este panorama dramático golpea las conciencias de muchas personas
que todavía no han perdido su sensibilidad humana y su sentido
moral. Abundan las organizaciones que luchan para bajar esa fiebre:
comedores sociales, bancos de alimentos, de ropa, lucha por la
vivienda… Todo esto es importante, cubre necesidades imperiosas de
muchas personas, les permite sobrevivir un poco menos
angustiosamente, pero no ataca las causas que provocan la fiebre.
La enfermedad sigue su curso y no le afectan los
antitérmicos.
Otros, por el contrario, se vuelcan en las causas, en la crítica
de un sistema económico generador de intolerables desigualdades. La
acción política es el cauce lógico para modificar ese sistema. El
problema es que ese trabajo político no lo tiene fácil, y el cambio
de estructuras económicas parece que va para largo. Y mientras
tanto la gente se puede morir de hambre. De hecho en el mundo
millones de personas mueren todos los años golpeadas por una
miseria negra. Miseria que no es culpa suya, ni se puede atribuir
simplemente a causas naturales.
En estas circunstancias han surgido en nuestro país, las Redes de
Solidaridad Popular, que, modestamente, pretenden atender los dos
campos. Promueven las despensas solidarias y las ayudas para
medicinas, libros, ropa, etc. Y también ponen su atención en las
causas que llevan a situaciones de exclusión y de extrema
necesidad. Afirmamos tajantemente que "La pobreza no es un
accidente", tiene causas y causas evitables con una decidida acción
política y social. No se trata en absoluto de organizaciones con
una orientación partidista, pero si hacen notar la responsabilidad
de todos los ciudadanos en la marcha de la sociedad y llaman a la
participación vida pública a través de cualquier tipo de
organización que promueva un mundo más justo y libre.
Hablábamos al comienzo de aumentar las defensas de los enfermos.
El paro no sólo golpea la economía de las familias, también daña la
psicología de las personas afectadas y hunde su moral. Este
deterioro psicológico es una consecuencia inevitable de la
ideología imperante en nuestra sociedad. Cuando se ensalza la
competitividad por encima de todo, se estimula la lucha de todos
contra todos, y se da por supuesto que los triunfadores son los
mejores, los más capaces, implícitamente se está diciendo a los
perdedores que eso les pasa por ser los peores, incapaces de salir
adelante en la vida.
Por esto, las Redes de Solidaridad Popular (RSP) no sólo pretenden
paliar la extrema pobreza en que se debaten millones de personas,
quieren también darles la mano y apoyarles para que recuperen su
autoestima, que no se sientan unos incapaces inútiles. Para ello es
necesario que los afectados participen plenamente en las
actividades de la Red, que se sientan protagonistas en la
solución de sus problemas
En nuestra zona un grupo de personas ha constituido la RSP Alto
Jarama, con centro en Torremocha de Jarama, donde el Ayuntamiento,
sensible a esta problemática social, ha cedido un local en la
antigua Residencia de Mayores. Allí se ha establecido la "despensa
solidaria", y miembros de la Red atienden a las personas que, como
solicitantes de ayuda y como colaboradores, quieran acercarse
al local (c/Canal de Isabel II, 13). Está abierto los martes de
once a una y los jueves de cinco a siete de la tarde. También es
posible ponerse en contacto a través del teléfono: 628 048
360.
Antonio Zugasti