Revista 81
Número 81

Picogordo común

 

Paseriforme forestal de gran tamaño y reconocible por su pico, muy grueso y ancho, y de una robustez tal para su tamaño que le permite alimentarse de una gran variedad de frutos, está ampliamente extendido en Europa, pero no es abundante. En España se observa de manera muy dispersa en bosques abiertos de altitudes intermedias del centro y sur peninsular.

Bebiendo-agua

 

Ningún otro pequeño pájaro de la avifauna europea tiene una estructura tan compacta y robusta como el picogordo común, Coccothraustes coccothraustes. El picogordo es un ave muy peculiar, debido al gran tamaño de su pico en comparación con el tamaño de su cabeza. A veces recuerda a un pinzón vulgar gigante, pero hay algunas diferencias en la forma y el color de las plumas. En los machos, el píleo es de color anaranjado y tiene un antifaz negro que rodea a cada ojo, así como un babero de color negro y la nuca de color gris. El pico es grande, de forma cónica y de color oscuro. El plumaje dorsal es pardo oscuro y el vientre de color gris claro. Las alas tienen una gran variedad de colores como el azul, marrón y blanco, que le confieren una belleza especial. Estos colores pueden ir variando en función de la estación del año. Las hembras son por lo general de plumaje más apagado que el macho y los jóvenes son de color marrón grisáceo y tienen el vientre con manchas oscuras. Es un pájaro poderoso que, en función de una alimentación basada en semillas duras, ha desarrollado una extraordinaria musculatura en su cráneo para romper los huesos de los frutos. Dos pares de músculos actúan a la vez: uno desde encima y detrás del cráneo y el otro alrededor de la región orbital. Esta gran masa muscular provoca el considerable tamaño de la cabeza del pájaro. Los huesos de las cerezas y aceitunas no pueden resistir la enorme presión de su pico. La rotura de los huesos de las cerezas supone la aplicación de una presión equivalente a entre 30 y 47,5 Kg. Los huesos de las aceitunas necesitan un esfuerzo mucho mayor, son necesarios no menos de entre 53 y80 kg de presión. Estos sorprendentes datos deben ser considerados en relación con el peso del pájaro vivo, de un promedio de 55 gr.


Hábitat

El hábitat típico en primavera del picogordo común está formado por bosques de especies caducifolias, grandes jardines y parques y, localmente, por bosques de coníferas. Sin embargo, debe admitirse que este pájaro puede ser encontrado en los lugares más inesperados a condición de que no esté lejos algún pequeño curso de agua o una charca, sobre todo en zonas de arbustos y matorrales bien crecidos, huertos de frutales, sotobosques, árboles aislados en pleno campo, etc. Ocupa, asimismo, variados niveles que van desde la línea costera hasta altitudes que rayan el límite de la vegetación arbórea.

 

Costumbres

Normalmente, vive en parejas durante la primavera y a partir de julio se le ve en pequeños bandos, que casi siempre son grupos familiares formados por no más de nueve pájaros. En el otoño se pueden congregar muchos, en especial en zonas de abundante alimentación y, donde son comunes, a menudo pueden reunirse de 15 a 30 picogordos. En el suelo come agachado con las patas flexionadas, pero camina y salta con agilidad a pesar de su aspecto pesado. Si se alarma, se mantiene erguido en una curiosa posición y puede erizar la parte posterior del píleo, que se corresponde con la porción castaña más oscura. Es tímido y, en cuanto presiente peligro, vuela a esconderse con inusitada rapidez. Se le ha comparado con un cohete y es verdad que los grupos asustados salen volando desde el suelo a una

Clasificación
científica

Nombre común:

Picogordo Común

Nombre científico:

Coccothraustes
coccothraustes

Familia:

Fringillidae

Orden:

Passeriformes

Longitud: 

17 cms

Envergadura:

34 cms

Peso:

De 48 a 63 g.

Longevidad:

Hasta 5 años

Estatus:

Residente

velocidad increíble, hasta ocultarse entre el follaje próximo. En vuelo corto su trayectoria es recta, pero en mayores distancias se aprecia bien una continua y marcada ondulación. Habitualmente, para trasladarse de un árbol o de un bosque a otro relativamente alejado, vuela por encima de la campiña a alturas no inferiores a 50 o 100 m y muy a menudo a una altitud de 200 m. Al hacerlo así, solitario o formando un pequeño grupo, su silueta es inconfundible. Se posa casi siempre en las ramas altas de los árboles, sobre todo durante la época de la reproducción. Es extremadamente agresivo hacia otros ejemplares de su misma especie y también hacia los demás pájaros que acuden a comer o a beber junto a él, aunque se trate de especies de mucho mayor tamaño.


Para romper las duras cáscaras de muchos frutos y semillas el interior de su pico está provisto de unas estrías donde quedan bien sujetas las semillas o los huesos de frutos mientras el pájaro realiza el esfuerzo de partirlos. Durante la primavera y parte del verano normalmente comen en las ramas altas de los árboles y en el otoño e invierno bajan a menudo al suelo para recoger las frutas caídas bajo los árboles. Rara vez se alejan de estos a no ser para beber. Si se asustan, vuelan inmediatamente hasta la copa de los árboles más cercanos, pero no se alejan de la zona y cuando regresan al suelo toman muchas precauciones. Si se trata de un bando, cada pájaro baja lentamente por las ramas mirando atentamente a un lado y a otro. Nunca bajan todos a la vez.
El canto del picogordo común es corto y desprovisto de notas líquidas y musicales, por lo que suena un tanto gutural.

 

Alimentación

Tienen gran querencia a cualquier lugar donde la alimentación sea abundante y un bando o grupo familiar no abandonará el lugar hasta no dejarlo agotado. La variedad de semillas consumidas durante todo el año es muy amplia. Sin embargo, sienten preferencia por los grandes frutos de especies forestales como el olmo, Ulmus, carpe, Carpinus, arce, Acer, haya, Fagus, comiéndolos desde que comienzan a formarse en el verano hasta el comienzo del invierno. En otoño e invierno los picogordos buscan en los matorrales y arbustos los frutos de la rosa silvestre, rosa, majuelo, crataegus y otros y, por último, a finales del invierno comen los brotes tiernos del roble, Quercus, y los retoños del tejo, Taxus, despreciando las puntas. En primavera comen una buena cantidad de orugas que encuentran en las hojas de los árboles, tales como Operophthera brumata y Tortrix viridana, lo mismo que grandes escarabajos, como el ciervo volante, Lucanus cervus, y el escarabajo de San Juan, Melolontha. Muchas veces los captura al vuelo y otras cuando se posan en las hojas. En plantaciones de cerezos los picogordos acuden durante el invierno y se posan bajo los árboles recogiendo y comiendo allí mismo las semillas. No todos los huesos de cerezas pueden ser abiertos. El que se resiste a ello es abandonado inmediatamente para coger uno nuevo del suelo. También pueden acudir a zonas donde se ha realizado alguna plantación de legumbres y a veces causan un gran destrozo en las plantaciones de garbanzos. Los bosques de coníferas también les atraen.

 

Pelea

 

Reproducción

Al principio de la primavera los machos, con el plumaje de la cabeza, cuello y pecho bien esponjado, se acercan con precauciones y zigzagueando al lugar donde se encuentra la indiferente hembra. Esta los recibe a menudo en actitud hostil, pero la insistencia de aquellos pronto la seduce. En una segunda etapa, y con el cuerpo muy derecho, bajan las alas hasta tocar con sus extremos el suelo en una forma que recuerda a un pingüino, a la vez que mantienen la cola desplegada. Entonces la hembra comienza a interesarse y se agacha teniendo las plumas muy lisas y pegadas al cuerpo. Inesperadamente salta hacia un lado o vuela y es seguida por el macho, quien realiza una profunda reverencia, mostrando el parche gris de la nuca al llevar prácticamente su pico hasta los tarsos o el vientre. Inmediatamente el macho, con las alas desplegadas, camina hacia la hembra y esta extiende el pico hasta que aquel, en una misma postura, llega casi a tocarlo, cerrando el cortejo con esta ceremonia que los ornitólogos denominan «el beso». Los machos visitan el territorio elegido varias semanas antes de iniciarse la construcción del nido. A menudo, el picogordo común cría en pequeñas colonias y, consecuentemente, el territorio que cada pareja defiende es muy pequeño. Otras, una sola pareja ocupa un bosque entero. Una vez que el macho, con su canto, ha sido capaz de atraer a una hembra, se producen los cortejos. Es corriente que el macho alimente a la hembra trayéndole comida y dándosela en el pico. Entonces esta, en una acción común con otros fringílidos, gira o se mueve de derecha a izquierda. Cada macho elige el lugar donde se ha de emplazar el nido y empieza construyendo los cimientos del mismo. Lo hace a una altura muy variable, pero casi siempre por encima de los 3 m. La nidificación comienza a finales de abril o en la primera decena de mayo. La mayor parte de los nidos están en árboles grandes y en viejos frutales, pero también en arbustos frondosos. El nido, que es completado por la hembra, está formado por raicillas, delgados tallos y líquenes y su interior está forrado con raicillas muy finas y pelos o crines. Generalmente cada puesta está formada por cinco huevos, pero las hay de cuatro, seis y siete. De dos y tres son muy raras. Los huevos tienen color gris azulado o verdoso pálido, aunque existe mucha variación. La mayoría de las puestas no están completas hasta mayo y muy a menudo hay nidos todavía en construcción después del 15 de este mes. Una sola puesta es normal, pero posiblemente en zonas favorables muchas parejas efectúan dos. Solamente incuba la hembra, que es alimentada en el nido por el macho. El proceso dura de nueve a once días. Los pollos al nacer poseen un plumón blanco, largo y abundante. El interior de la boca tiene en la parte delantera del paladar un color rojo púrpura y el resto, incluida la lengua, es rosa. No hay puntos oscuros en esta, pero sí unos salientes blancuzcos; las comisuras son amarillas. Son alimentados por ambos adultos con insectos y orugas. A los diez-doce días dejan el nido y son atendidos fuera de él por lo menos durante otros quince días. Los nidos se mantienen limpios con la retirada continua de los sacos fecales por los adultos.

 

 

 
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Corrección Silvia Soldado