Es conveniente saber que la musaraña es una especie beneficiosa para nuestros campos y bosques, por el papel de control biológico de insectos, gusanos, babosas, caracoles y arañas que desarrolla. Por ello, debe de ser una especie a proteger y cuidar.
Todas las musarañas son comparativamente pequeñas, muchas no alcanzan el tamaño de un ratón. La especie más grande de este grupo es la musaraña casera (Suncus murinus) de Asia tropical, la cual tiene cerca de 15 cm de largo y un peso cercano a los 100 g; por otra parte, la musaraña etrusca (Suncus etruscus), que tiene entre 3,5 y 5 cm y de 1,8 a 3 g, es el mamífero más pequeño que existe.
La musaraña ibérica es un mamífero insectívoro perteneciente al
género Sorex, muy similar a la musaraña colicuadrada (Sorex
araneus). Su aspecto es de ratón con el hocico muy alargado. Las
orejas están cubiertas de pelo y la cola es larga y desprovista de
pelos que sobresalgan del pelaje. Los 4 pies son de tamaño similar
y los pelos de sus dedos son uniformes. El pelaje es denso y suave.
En los adultos, el pelaje es generalmente tricolor, variando de
sepia a pardo oscuro en el dorso, más claro en los flancos y gris
amarillento en el vientre. Los jóvenes muestran una coloración más
pálida, sin contraste notable entre las regiones dorsal y lateral.
La cola es bicolor (sepia por encima y ocre oscuro por debajo) y
los pies son ocre sucio. El cráneo presenta el rostro relativamente
corto y ensanchado en la parte anterior del paladar. En visión
lateral, el perfil dorsal del cráneo es recto. La punta de sus
dientes es de color rojizo.
Mide aproximadamente entre 5 y 6,8 cm, más su cola, que puede
variar entre 3,6 y 4,6 cm. Su peso medio es de unos 8 gramos. Posee
un total de 32 piezas dentales, presentando en la mandíbula
superior 6 incisivos, 2 colmillos, 6 premolares y 6 muelas, y en la
inferior 2 incisivos, 2 colmillos, 2 premolares y 6 muelas.
Son los mamíferos más activos que existen. Cazan su alimento tanto de día como de noche. Muchas de las especies, en especial las europeas, comen su propio peso en insectos diariamente y pueden llegar a morir si pasan más de cuatro horas sin comer. Por eso se alimentan cada 2 o 3 horas y viven en lugares donde el alimento abunda.
La musaraña ibérica no está sujeta a ningún periodo de reposo
invernal ni estival, por lo que permanece activa durante todo el
año. Su actividad transcurre tanto por el día como por la
noche.
Normalmente, son animales solitarios. Trepan con facilidad y son
expertos nadadores además de grandes buceadores.
Musaraña ibérica
Sorex granarius
Soricidae
Soricomorpha
Entre 5 y 6,8 cm
Entre 3,6 y 4,6 cm
8 gramos
Hasta 2 años
Residente
Se defienden de sus depredadores mediante unas glándulas odoríferas que producen un olor desagradable, lo que les hace un plato poco atractivo para animales con buen olfato como perros y mapaches, aunque son depredadas principalmente por las aves que tienen un sentido del olfato débil, como las lechuzas o las aves rapaces. Algunas especies de musaraña tienen una saliva venenosa que usan para paralizar presas pequeñas, como insectos y lombrices, al igual que los topos. Su vista es pobre, debiendo desempeñar el sentido del tacto la misión de exploración y detección de alimento. La musaraña común emite una especie de chillidos ultrasónicos que son audibles.
Entre los animales que se alimentan de esta musaraña se encuentran
el zorro, la marta, la gineta y diversas aves rapaces, como la
lechuza común, el cárabo común y las del género Falco.
La musaraña común es la más sociable de las musarañas y pierde
parte de su carácter territorialista en invierno, época en la que
comparte nidos comunes para agruparse con otros congéneres y tratar
de darse calor entre ellos, aun cuando también en esta época del
año las salidas al exterior y a cazar continúa haciéndolas en
solitario. Las parejas se agrupan para la cría y el macho tiene
cierta tendencia a proteger a sus hijos, aun cuando son las hembras
las que se muestran más agresivas frente a los intrusos.
Con una longevidad muy reducida, unos 18 meses, las musarañas
viven muy deprisa. Toda su vida es una carrera contrarreloj contra
el tiempo, aunque en cautiverio pueden alcanzar los tres años de
edad. Debido a su corto ciclo de vida no hibernan, pudiendo ser
observadas en sus quehaceres cotidianos incluso en los días más
crudos del invierno serrano, tanto de día como de noche.
Los excrementos son muy oscuros o negros, alargados, con los
extremos afilados y miden entre 2 y 4 mm de largo por 1 o 2 de
grueso. Suelen estar compuestos por restos de insectos y son
depositados sobre piedras o entre la vegetación.
En general vive en zonas con cierto grado de humedad, con arbustos, formaciones de matorral, zonas de bosque húmedo, riberas de los ríos, praderías con larga hierba, etc. Está presentes en bosques de hoja caduca, límites de campos de cultivo y charcas, bordes de caminos, graneros, pastizales con hierba cortada, campos desiertos, etc. Se adapta a la vida desde el nivel del mar hasta los 2.000 m.
La musaraña ibérica es un endemismo ibérico. Se distribuye a lo
largo del Sistema Central, desde la sierra de Ayllón a la sierra de
la Estrella, (Portugal), extendiéndose hacia el norte desde el río
Tajo hasta Galicia. Queda por confirmar su presencia al norte del
Sistema Ibérico y en ciertos enclaves de la Cordillera
Cantábrica.
Las áreas ocupadas por la musaraña ibérica se caracterizan por
tener una temperatura media anual de entre 3 y 15 °C, con inviernos
fríos o muy fríos y con cierto grado de humedad. En el Sistema
Central, la especie se localiza en niveles desde 500 a los
2.000 m. Es frecuente en hayedos, pinares, robledales y encinares,
así como en aquellas zonas en las que el bosque autóctono ha sido
reemplazado por campos o bosques de Castanea sativa o Pinus
pinaster.
En Portugal está presente en casi todos los hábitats arbustivos;
en el norte y en Galicia la especie penetra en la región
eurosiberiana, donde ocupa robledales y plantaciones de Eucalyptus
y P. pinaster. En el Sistema Ibérico, se ha mencionado su presencia
entre los 1.000 y los 1.700 m de altitud, en robledales, hayedos y
sabinares.
Es una gran depredadora de insectos, principalmente, que debido a su frenético metabolismo devora presas en grandes cantidades. Su dieta se basa en invertebrados, y a veces puede aprovechar carroña y llegar a cazar y comer pequeños vertebrados, tales como ratones de campo, lagartijas e incluso (siendo casos excepcionales) ratas. También ingiere materia vegetal.
Aunque las hay semiacuáticas, la mayoría de las 264 especies de
musarañas son terrestres. Prefieren los lugares con cierta humedad,
así como los terrenos pedregosos con abundante vegetación. Están
presentes en bosques de hoja caduca, límites de campos de cultivo y
charcas, bordes de caminos, graneros, pastizales con hierba
cortada, campos desiertos, etc.
Su vida es breve, de apenas un año, siendo los mamíferos con menor
longevidad, aunque en cautiverio puede vivir hasta cuatro años.
El periodo de reproducción puede tener lugar, en algunas zonas, durante todo el año, siendo más normal que acontezca entre los meses de febrero y septiembre y que se produzca, normalmente, entre mayo y junio.
La gestación tiene una duración aproximada de entre 27 y 33 días,
normalmente menos de 30.Tras este periodo se produce unos de los 3
o 4 partos anuales, en los que pueden nacer entre 2 y 10 crías,
siendo lo más frecuente que nazcan 3 o 4 por camada.
Las crías pesan al nacen entre 0,8 y 0,9 g. A partir de la semana
ya se les puede observar el comportamiento típico de la caravana,
en el que se trasladan de un lugar a otro en fila india,
sujetándose unos a otros por la base de la cola, formando así una
especie de tren o caravana, y permitiéndole a la madre, que va
delante, mantener el control de los pequeños. A los 8 o 9 días
abrirán por primera vez sus ojos, al tiempo que completan el
pelaje. Los pequeños continuarán mamando hasta los 20 o 22
días.
Durante este periodo las musarañas son agresivas con los intrusos,
y los machos se encargan de defender a las crías.
Las jóvenes musarañas serán capaces de reproducirse al poco tiempo
de abandonar el nido, con excepción de las nacidas en la última
camada, que deberán esperar al inicio del siguiente periodo
reproductor.
Las musarañas han sido objeto de innumerables leyendas,
considerándoselas un animal muy venenoso y dotado de innumerables
cualidades mágicas. En la literatura clásica se consideraba que la
musaraña que caía en el surco formado por la rueda de un carro no
podía escapar y moría poco a poco. Como quiera que las musarañas
eran consideradas, en muchos lugares, mucho más peligrosas que las
víboras (de modo que se pensaba que la musaraña podía envenenar al
hombre, tanto al morderlo como incluso al tocarlo), se cuenta que
cuando los viajeros acampaban en la naturaleza elegían para hacerlo
un terreno arenoso o con tierra, que permitiera que quedaran
marcadas las ruedas de los carros, con los que describían un
círculo, para dejar marcadas en la arena sus huellas de modo que la
musaraña no pudiera penetrar en su interior. Otra tradición para
combatir los supuestos maléficos poderes de la musaraña era la de
utilizarlas en un curioso ritual. Para ello se capturaba una
musaraña que se introducía en el hueco que se aperturaba en el
tronco de un fresno, tras lo que se tapaba la boca y se dejaba
morir emparedado el animal, pues se consideraba que, de este modo,
el animal transmitía sus poderes mágicos al fresno. Así la víctima
de un mordisco de musaraña, o quien simplemente había sido tocado o
rozado por el animal, cortaba una rama del fresno mágico y la
quemaba, aplicando sus cenizas en la zona lesionada o simplemente
tocada.