Revista 87
Número 87

Escribano soteño

Esta es una especie típica de campiña. Se encuentra en campos y prados con presencia arbustiva y de matorral. Las observaciones en los pueblos son frecuentes, pues a menudo se le observa y escucha en las lindes arbustivas de los huertos y en construcciones humanas (tejados y antenas de las casas, cables de tendido telefónico y eléctrico).

 

El escribano soteño, Emberiza cirlus es un pequeño escribano de entre 15 y16,5 centímetros de longitud y con una envergadura de entre 22 y22,5 centímetros. Su pico es grueso, adaptado para alimentarse de semillas. El macho tiene rasgos inconfundibles que favorecen su rápida identificación. El píleo es verde oliva rayado de negro, una banda oliva atraviesa los ojos hasta la nuca, de forma que en la cara se aprecia una banda amarilla bajo el píleo y encima de la línea ocular y otra del mismo color y un poco más ancha que nace en la base del pico, más corta que la primera. La garganta es negra. Los lados del pecho son de color castaño, más fuerte y destacado todavía en la parte superior de la espalda y las cobertoras, donde forma un triángulo de tono rojizo. El resto de las partes inferiores son de color amarillo apagado. El obispillo es pardo oliváceo y la cola parda negruzca, con destacadas partes blancas en la pareja exterior de rectrices. Las plumas de las alas son muy oscuras. El pico tiene la mandíbula superior de color hueso y la inferior azulada; los tarsos y los pies son de color carne y el iris de los ojos pardo oscuro.

 

Macho-lambrera


La hembra posee un plumaje más apagado. El píleo es pardo claro estriado de negro y las rayas de encima y debajo de los ojos son blancuzcas o amarillentas. En la espalda y laterales del cuello el color castaño es más pálido que en el macho y las partes inferiores son beige amarillentas, con un pronunciado estriado negro que destaca sobre el fondo claro de la garganta y el pecho. Hay considerable cantidad de variaciones en la tonalidad de los plumajes de las hembras. Algunas tienen un vivo color amarillo en el vientre y bajo pecho y otras solamente blanco sucio. Los jóvenes se parecen bastante a las hembras.

 

Hábitat

El escribano soteño es un típico pájaro de la campiña, pero necesita la presencia de árboles en su biotopo. Siente una especial querencia por los álamos y olmos. No le gusta demasiado el campo abierto y prefiere las cunetas de carreteras y caminos con abundancia de matorral y setos. Durante el invierno frecuenta las tierras de cultivo y también rastrojeras. Con la llegada de la primavera, los soteños que vagan por toda la campiña baja, riberas y campos, acuden a sus lugares de reproducción. Se observa que hay un doble comportamiento en la población de escribanos. Los adultos que ya han criado y algunos jóvenes permanecen muy ligados a una amplia zona, en la que se mueven sin que se observe una acusada defensa territorial. Coincidiendo con este comportamiento, eminentemente sedentario, otros escribanos forman bandos y vagan por rastrojeras y campos donde se ha cultivado maíz, dando una muestra de cierto erratismo otoñal y, probablemente, de trashumancia invernal.

 

Costumbres

El comportamiento del escribano es bien conocido. Es aficionado a posarse en las ramas de los árboles, desde las que canta, también a los pequeños y medianos arbustos y, sobre todo, se le observa muy a menudo en los cables del tendido eléctrico. Tiene un vuelo potente y ondulado, pero, especialmente «en profundidad» o «de zambullida». Las parejas se mantienen unidas en una zona durante todo el año y pueden llegar a ser locales y estrictamente sedentarios en bordes de carreteras y caminos. Son pájaros que muestran una clara preferencia por la proximidad de las granjas y caseríos.

 

Clasificación científica

Nombre común:

Escribano soteño

Nombre científico:

Emberiza cirlus

Familia:

Emberizidae

Orden:

Passeriformes

Longitud: 

16 cms. 

Envergadura:

23 cms.

Peso:

25 grs.

Longevidad

3 años

Estatus:

Residente

Lo primero  que llama la atención sobre el soteño es su canto: un sonido especialmente monótono y realmente no muy musical, que lanza desde posaderos altos y muy diversos: la rama saliente de un arbusto, una de las más elevadas de un árbol, el cable del teléfono o la conducción eléctrica, el alero de un tejado…, muy rara vez desde el suelo. En sí, el canto es un trino repetido y prolongado de una sola nota. El mismo pájaro puede cantar en dos tonos, que son fácilmente diferenciables. Uno fuerte y alto, de largo alcance, y otro más apagado y débil, más sordo, como si el cantor estuviera ya cansado o hubiera perdido la fuerza.


Cerca del nido, y alarmados ambos adultos, el macho se muestra muy inquieto, volando de aquí para allí y tras la hembra, mientras uno solo o ambos lanzan llamadas agudas.


Las hembras también cantan, pero con un trino más apagado y no tan a menudo como los machos.
El aseo corporal de estas aves es muy importante, por lo que necesitan acudir con frecuencia a lugares con agua limpia en la que se dan concienzudos baños.

 

Alimentación

La alimentación es variada. Fuera de la época de la reproducción, las semillas de gramíneas y las flores de plantas parásitas, junto con numerosos frutos silvestres, son la base de su dieta. Durante esta estación suelen alimentarse en bandadas. A partir de febrero capturan en el suelo, o en las ramas de arbustos y árboles, un sinnúmero de insectos y sus larvas. Los jóvenes son cebados con insectos y gran cantidad de orugas. En los meses de julio y agosto los saltamontes son una parte importante de la dieta de los pollos.

 

Reproducción

El celo de la pareja está poco documentado. Los escribanos soteños son muy discretos en sus costumbres, es difícil observar a una hembra posada en el suelo y con alas abiertas y vibrantes, con el pico abierto, mientras gira lentamente a derecha e izquierda mirando hacia donde el macho la contempla con fingida indiferencia.


La última semana de abril se construyen los primeros nidos. Antes hay una demostración de canto por parte del macho, pero como solo la hembra aporta el material y construye, y su comportamiento es muy discreto, no hay forma de observar sus movimientos. Incluso el macho que, lógicamente, debería permanecer cantando cerca, lo hace desde su posadero favorito, que a veces dista nada menos que doscientos metros del lugar. El nido está formado por tallos secos, hierba, mucho musgo, raicillas y cuatro o cinco hojas secas como base. El interior tiene un forro de hierba fina y pelos. Hay dos lugares especialmente buscados por el escribano soteño para colocar sus nidos. Normalmente, en un arbusto o matorral en su parte más exterior, nunca muy oculto y a veces totalmente al descubierto si la zona es sombría, a una altura del suelo que varía entre 30 y 150 centímetros. También es frecuente que use  el borde de un talud, a menudo en la parte alta, de forma que por arriba está casi a nivel del suelo y por abajo dista de él habitualmente más de 1,5 metros. Estos nidos están siempre ocultos por la hierba, pero también más expuestos a la depredación natural. Otros lugares no habituales son la hiedra que trepa por el tronco de un árbol, un espino, el hueco de una roca cubierta a medias por la vegetación y, muy ocasionalmente, la rama baja de un árbol. Lugar favorito: un arbusto al borde de un camino o carretera.

 

hembra


La puesta normal es de tres-cuatro huevos, no son raras las de dos y muy ocasionales de cinco. Su color es blanco, ligeramente azulado o verdoso en el fondo, marcados con líneas onduladas irregulares, finas y dispersas o puntos negros violáceos o grises. Algunos son rosados muy pálidos, pero teniendo también abigarrados dibujos. La incubación corre a cargo enteramente de la hembra, que es alimentada en el nido a intervalos regulares por el macho. Dura de once a trece días, y al nacer los pollos tienen un plumón de color gris parduzco largo y abundante. El interior de la boca es rosa-salmón, y no hay puntos oscuros en la lengua. Ambos adultos los alimentan con insectos y orugas, y también los dos mantienen el nido limpio, retirando los sacos fecales. Los pollos salen del nido cuando no son capaces de volar y casi ni de andar. A poco que se les moleste se tiran al suelo o se esconden entre la hierba en cuanto han cumplido once días. En un lugar tranquilo no salen del nido antes de los trece días. Ambos adultos continúan cebándolos, y sus notas de alarma son entonces muy notorias.


Los jóvenes escribanos son independientes al cumplir los treinta-treinta y dos días. Agrupados vagan por la campiña junto a los adultos. La mayor parte de las parejas realizan tres crías cada temporada. De este modo es frecuente encontrar pollos recién nacidos en la primera semana de agosto y aún más tarde.

 

Distribución

El Emberiza cirlus ocupa una posición netamente meridional en el continente europeo, desde el sur de Inglaterra hasta el sudoeste de Alemania, Francia y países mediterráneos, incluyendo las islas. En la Península Ibérica es especie numerosa y localmente abundante. Bien distribuida, no falta en casi ningún lugar, e incluso cría en Baleares. Desde el nivel del mar hasta niveles de montaña por encima de los 2000 metros existen en Iberia parejas reproductoras. En Sierra Nevada hasta el mismo límite de los arbustos a 2.500 metros. En la cordillera Cantábrica no alcanza tan altos niveles, pero, en cambio, es abundante en toda la campiña por debajo de los 800 metros. Más arriba las parejas están dispersas en linderos de bosques y monte bajo con algún soto próximo.


La mayor parte de los soteños que crían en cotas altas descienden en el otoño hacia campo abierto: terrenos cultivados, rastrojeras, olivares, vides, etc. Formando bandos o grupos numerosos se unen a otros emberizidae y fringillidae y vagan con ellos, recorriendo a veces considerables distancias y otras no alejándose de una zona rica en plantas parásitas y rastrojos. Migración propiamente dicha no debe de existir. Los estudios más recientes en el norte de África no han arrojado ninguna posibilidad de travesía del estrecho de Gibraltar. Puede considerarse pues al escribano soteño como especie sedentaria, sujeta en parte a la trashumancia invernal y la llegada de una pequeña cantidad de soteños transpirenaicos que se acrecienta con las olas de frío.

 
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