Todas las explotaciones ganaderas deben cumplir una normativa general que establece cómo deben mantenerse los animales en las granjas.
No cabe duda de que Internet es una herramienta maravillosa para encontrar información de una manera rápida y cómoda. Investigaciones que antes llevaban mucho tiempo por un lento acceso a la bibliografía, actualmente, gracias a herramientas como Google Scholar se hacen mucho más rápidas y completas. Sin embargo, ese mismo internet sirve para que bulos virales o falsas informaciones corran como la pólvora y tengan visos de realidad y verdad. Uno de los temas favoritos en la red son los remedios naturales frente a un sin fin de enfermedades y problemas y los perjuicios causados por determinados tipos de comida. Y, como suele ocurrir, de un dedo de información se hace un cuerpo completo con cuernos y rabo.
Sobre la carne y la leche se ha dicho de todo y no vale la pena
enumerar el listado de todo ello. Lo que sí se puede comentar es la
situación actual en Europa de la producción de carne y leche,
perfectamente regulada, reglamentada y que ha sufrido una profunda
transformación en los últimos años.
La producción de leche y carne se ajusta a unos parámetros
iniciales de bienestar animal. Este bienestar animal está sujeto a
una legislación europea, nacional y autonómica, cuyo obligado
cumplimiento se inspecciona debidamente. Todas las
explotaciones ganaderas deben cumplir una normativa general que
establece cómo deben mantenerse los animales en las granjas. Además
de cumplir con requisitos sobre las instalaciones (incluyendo los
equipos automáticos y mecánicos) y el manejo (suministro de agua y
bebida, uso de sistemas de cría), los ganaderos deben registrar en
el libro de explotación los tratamientos veterinarios que aplican a
los animales y tener los conocimientos necesarios para atender a
los mismos.
En el cebo de animales en Europa, ya sea de ganado vacuno,
porcino o aves, principalmente, está absolutamente prohibido el uso
de cualquier derivado hormonal que suponga un fraude al consumidor
o que, directa o indirectamente, pueda causar un perjuicio a su
salud. Tanto en granja como en matadero, el ganadero está sometido
a inspecciones sorpresa en las que se toman muestras que certifican
que ese ganado está libre de sustancias prohibidas o no pautadas
por un técnico veterinario.
¿Y qué come un animal del que después vamos a aprovechar su carne?
Una fórmula tipo de vacuno de cebo es simplemente un pienso en
harina a base de maíz, cebada, soja, salvado y aceite de soja.
Además, se le añaden vitaminas, A,D, E, calcio y fósforo
principalmente.
En Europa una de las preocupaciones máximas es la cantidad de
resistencias bacterianas a los antibióticos que ponen en peligro
muchos de los tratamientos habituales para enfermedades comunes en
el ser humano. Estas resistencias vienen provocadas, en parte, por
un uso inadecuado de antibióticos en ganadería y, por otra parte,
por los tratamientos pautados por el médico en el ser humano, que a
veces es abandonado en cuanto se aprecia una leve mejoría de los
síntomas. Las normativas europeas que se están cumpliendo en España
limitan muchísimo el uso de antibióticos en ganadería, lo que ha
provocado que se haya hecho un trabajo importante en medicina de
prevención y en el estudio, desarrollo y uso de principios
naturales como preventivos de enfermedades. Ello ha permitido el
desarrollo de los aceites esenciales de ajo, clavo, canela,
guindilla y orégano para minimizar los problemas digestivos que
aparecen al cebar los animales, así como el uso de aceites de
menta, eucalipto, tomillo e hinojo para tratar los problemas
respiratorios que aparecen durante el cebo. Bajo estudios muy
rigurosos, se han podido demostrar fehacientemente los efectos
antibacterianos, antivíricos, antifúngicos y antioxidantes de
multitud de principios naturales. Ello hace que el uso de
antibióticos en ganadería sea ahora mínimo y muy pautado y
vigilado.
Otro tanto ocurre con la leche. Cada día la leche que se recoge a
cada ganadero es sometida a un test de detección de antibióticos en
leche. Si se detecta un residuo, esa leche se inmoviliza y la
granja pasa a ser controlada por inspectores hasta que ese residuo
desaparece.
La siguiente pregunta es ¿por qué los filetes echan espuma al
freirlos? Sencillamente porque son muy frescos. La carne necesita
lo que se llama oreo y maduración. Necesita un tiempo de reposo
bajo determinadas condiciones de frio y humedad para perder el agua
y conseguir las condiciones de ternura y sabor necesarios para el
consumo. Cuanto menos tiempo pase desde el sacrificio a la venta,
la carne de ternera será más dura, con menos sabor y perderá más
agua en el proceso de cocinado. La carne gourmet, la que se corta
casi con el tenedor, tiene periodos de maduración, en condiciones
controladas, de entre 21 y 60 días.
La carne de pollo tiene otras características; la selección
genética ha permitido que los pollos de consumo consigan el peso
necesario entre los 30 y los 45 días, dependiendo de si son pollos
de asador o pollo para consumo en fresco. La alimentación es
absolutamente natural y, por supuesto, no hay ningún
uso de hormonas en su crecimiento. Es una proteína de alto valor
nutritivo y de bajo coste.
Por ello cabe concluir que el consumo habitual de carne fresca no
conlleva ningún tipo de problema para la salud por ningún tipo de
residuo antibiótico u hormonal y que, consumida dos o tres veces a
la semana, cubre las necesidades proteicas de un individuo con
actividad física normal.
José Ignacio Miguel: Veterinario