Talamanca de Jarama se encuentra en la comarca de la Campiña, delimitada por las vegas del río Jarama y su afluente, el Henares. La villa posee un rico patrimonio histórico-artístico y en ella se conservan los vestigios románicos y románico-mudéjares de mayor valor arquitectónico con que cuenta el nordeste madrileño.
Existen distintas teorías sobre el origen del nombre de esta villa. La tradición popular hace referencia a la reina árabe Tala, que era manca. Según G. Tejada el topónimo, de origen prerromano y probablemente celta, derivaría del vocablo Talamancia que, con el tiempo, habría evolucionado hasta quedar en su forma actual, Talamanca.
Seguramente Talamanca del Jarama es uno de los lugares con más
yacimientos arqueológicos de toda la Comunidad de Madrid. Desde la
edad del bronce todos los pueblos que han pasado por aquí han
dejado su huella. Hay que destacar cuatro monumentos catalogados
como «Bienes Culturales Inmuebles Protegidos» (BIC).
Los vestigios más antiguos que se han encontrado en el término
municipal corresponden a una necrópolis de la edad del bronce,
descubierta en 1984 en la Calle Angosta de los mancebos, anterior a
la necrópolis de la edad del hierro localizada en el Cerro de las
Losas. De la época romana se han encontrado tres estelas que
confirman la existencia de un asentamiento en el término municipal.
La villa debe su antiguo esplendor a que era un lugar de paso
obligado en las rutas que venían del norte de la península hacia
Toledo. El puente romano fue un elemento clave en el desarrollo de
la villa.
Las primeras noticias escritas del lugar aparecen con los
musulmanes y atestiguan que Talamanka fue levantada sobre un
antiguo poblado visigodo por el emir Muhammad I en el año 860. La
ciudad-fortaleza se convierte en un importante enclave que se irá
ampliando durante los siglos X y XI.
Su carácter militar la convirtió en objetivo de numerosos ataques.
Pero Talamanca también fue un importante foco cultural con una
escuela de Derecho Coránico que competía con las de Córdoba y
Toledo.
A finales del siglo XI debido a la decadencia del califato Omeya Talamanca entra en declive. En 1062 es destruida y quemada, junto con Madrid y Guadalajara, por Fernando I en su incursión por el reino de Toledo.
En 1212, la victoria cristiana en la Batalla de Las Navas de
Tolosa integró definitivamente las tierras de la cuenca del Jarama
en el reino castellano-leonés e hizo desaparecer el peligro de
saqueo para siempre. Una vez asegurado el enclave por el poder
castellano, Talamanca de Jarama vivió uno de sus momentos de mayor
esplendor, especialmente en el siglo XIII. A este momento
corresponden algunas de las construcciones más notables que
actualmente se conservan en el municipio, como la iglesia de San
Juan Bautista, de finales del siglo XII o principios del XIII, y el
Ábside de los Milagros, de mediados del siglo XIII. El pueblo llegó
a contar con cinco templos cristianos a lo largo de la Edad
Media.
La prosperidad medieval de Talamanca de Jarama se relaciona
directamente con su puente romano, paso obligado en las
comunicaciones entre la submeseta norte y la submeseta sur. El
cobro de derechos de pontazgo constituyó una notable fuente de
ingresos no solo para el concejo, sino también para el arzobispado
de Toledo, del que dependía.
Desde el punto de vista social, la población durante los siglos
XII, XIII y XIV estaba formada por la mezcla de cristianos norteños
que inmigran hacia el sur y los musulmanes autóctonos a los que se
permite permanecer con sus creencias (mudéjares). Este encuentro de
culturas y tradiciones beneficiaría la difusión del arte
mudéjar.
Talamanca ostenta el privilegio, junto con otras ciudades como Madrid, Toledo y Valladolid, de ser una de las varias capitales del imperio durante el reinado de Carlos I. Durante el Renacimiento, la villa entró en decadencia. A finales del XV la ruta de Somosierra tenía ya poca actividad, por lo que los judíos fueron marchándose a otros lugares y quedaron solo catorce familias en la aljama de Algete y Talamanca. El río Jarama fue, poco a poco, desviándose de su cauce original y configurando un nuevo curso, lejos del puente, con lo que éste quedó en desuso.
A comienzos del XVI, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros,
nacido en la cercana Torrelaguna en 1430, impulsó el
ennoblecimiento y crecimiento de aquella localidad, que se
convirtió en la más relevante y próspera de la zona superando a una
Talamanca en declive. Sin embargo, ya en 1518 la villa de Talamanca
tenía una población relativamente modesta, de 400 habitantes.
En el siglo XVII, la economía de la villa se sustentaba únicamente
en la agricultura y la ganadería, que habían desplazado por
completo a las labores de hostelería derivadas de los
desplazamientos por el puente. En esta época, los monjes de la
cartuja de El Paular (creada en 1390) fundaron un complejo agrario,
cuyo edificio principal aún se mantiene en pie y que fue
enriqueciéndose durante el siglo XVIII (Su última construcción, el
granero, data de 1799 y se considera que, junto con Getafe, era el
motor de la actividad económica de la cartuja de El Paular). La
granja-cartuja favoreció una cierta reactivación económica del
lugar.
Desde comienzos del siglo XVIII hasta finales del XIX, se produjo
una fuerte despoblación, proceso que se frenó en el siglo XX
gracias a la instalación en el pueblo de dos fábricas, la primera
de harina y, posteriormente, una de punto.
Con la instauración de las Cortes de Cádiz, en 1812, son abolidos
los señoríos y Talamanca queda adscrita a la provincia de
Guadalajara. A principios del siglo XX, la filoxera acabó con las
viñas que había en Talamanca. Como consecuencia de ello dejaron de
funcionar las bodegas de la zona, incluidas las de la Cartuja que
quedaron abandonadas.
Durante la Guerra Civil, Talamanca, albergó uno de los aeródromos más importantes de las fuerzas aéreas de la República en la Comarca Norte de Madrid. En la Cartuja se encontraba el polvorín más grande de la zona. Su ubicación en la retaguardia de este frente lo convirtió en objetivo de las bombas franquistas. Además de la destrucción de edificios causada por los bombardeos el pueblo perdió una joya de su patrimonio: la escultura románica de la Virgen de la Fuente Santa.
A partir de 1960 la población se incrementa, gracias a la
recuperación y modernización del país y a su privilegiada
ubicación. Es en los años 60 cuando se crea una fabrica de punto
que ofrecerá nuevos puestos de trabajo, sobre todo a las mujeres.
El crecimiento continuado y paulatino de la población y la fijación
de segundas residencias por parte de algunos habitantes de Madrid
provoca una última transformación urbana, hasta el punto de que la
mayoría de los edificios actualmente existentes en Talamanca se han
construido en los últimos 50 años y se ha doblado su cifra de
habitantes en los últimos trece.
Puerta de Uceda
A la entrada del pueblo y tras cruzar el arroyo de Valdejudíos nos
encontramos con los restos de la puerta de Uceda que formaba parte
de la impresionante muralla que, con un perímetro de 1200 metros,
rodeaba el núcleo urbano. Su origen es romano y fue declarada en
1931 Monumento Histórico Artístico.
Puerta de la Tostonera
De origen romano se utilizaba para enlazar Talamanca con
Valdetorres. No tenía un carácter defensivo, sino de abastecimiento
de la villa. Su arco de medio punto sustituye a un arco de
herradura de estilo mudéjar de los siglos XIII o XIV. En la parte
superior de la puerta hay un relieve de piedra caliza que
representa una figura antropomorfa de la época bajo imperial.
Antiguas caballerizas del Duque de Osuna
Actualmente el edificio es la sede del Ayuntamiento de la
localidad, pero en el siglo XVII albergaba a las caballerizas de
los señores de la Villa. De forma rectangular, consta de dos
plantas, más un antiguo espacio bajo cubierta. La planta baja,
originalmente estaba dedicada a las cuadras y está formada por una
gran nave dividida por dos hileras de columnas toscanas de piedra
caliza. La planta superior era diáfana, se usaba como granero y
actualmente acoge a la biblioteca municipal.
Bodega del Arrabal
Está ubicada junto al arroyo de Valdejudíos en el barrio del
Arrabal. Fue construida por los monjes cartujos en el siglo
XVIII.
Excavada en la ladera de un cerro presenta tres cuerpos
escalonados que se elevan según asciende la pendiente. La fachada
principal está construida en ladrillo sobre un basamento de
sillería y tiene dos arcos de medio punto. uno es la puerta de
acceso y el otro una ventana. La fachada está coronada por un
frontón que recuerda a la puerta principal de La Cartuja.
Ábside de los milagros (El Morabito)
Puede que sea el monumento más conocido de Talamanca. Ubicado en
la plaza de La Constitución es el único resto de la antigua iglesia
románico mudéjar del siglo XIII. Está construido con mampostería
revestida de ladrillo. Exteriormente está decorado con tres bandas
de arcos ciegos superpuestos y apoyados sobre la clave de los
inferiores. El interior tiene un arco triunfal de ladrillo
ligeramente apuntado y en el tramo recto unos arcos ciegos
concéntricos.
Iglesia parroquial de San Juan Bautista
Ubicada en la plaza de San Juan Bautista, su ábside es lo único
que queda de la antigua iglesia románica del siglo XIII, de forma
semicircular y sillares de caliza está cubierto por media cúpula.
En el exterior unas columnas con capiteles historiados disponen la
fachada en cinco lienzos, en los cuales se abren de forma alterna
unas ventanas abocinadas coronadas por arcos de medio punto
apoyados en columnas acodilladas. La cornisa, decorada con motivos
tan dispares como leones, dragones, arpías, un fraile
contorsionista… se apoya en modillones grabados de estilo románico
y gótico. El resto de la iglesia se construye en el segundo cuarto
del siglo XVI y la torre se levanta más tarde, durante el periodo
barroco. El interior de la iglesia consta de tres naves sustentadas
por cuatro arcos carpaneles apoyados en columnas platerescas con
capiteles renacentistas. También hay que destacar el hermoso
artesonado morisco del techo y la pila bautismal románica de gajos
y friso de entrelazos.
Ermita de la Soledad
En el camino que lleva al puente romano se encuentra la pequeña
ermita de la Soledad, construida en el siglo XVII. De estilo
barroco tiene planta cuadrada y tejado a cuatro aguas.
Puente Romano
Talamanca debe mucho a su viejo puente romano, de hecho, aparece
en su escudo sobre las aguas del Jarama. Se compone de cinco ojos,
con arcos rebajados y escarzanos. La construcción que podemos ver
hoy es, en su mayoría, fruto de las reformas que se acometieron
durante la Edad Media y el Renacimiento. Está declarado Bien de
Interés Cultural (BIC). La mayoría de los historiadores opinan que
se construyó entre los siglos I o II d. C.
Junto al Puente se encuentra la zona de recreo más popular de
Talamanca. Muchos vecinos pasean por sus amplias choperas, donde
hay parques infantiles y dos kioscos que en invierno abren solo los
fines de semana, pero que en verano abren todos los días. El kiosco
recreativo es famoso en toda la comarca por sus conciertos todos
los sábados del verano.
La Cartuja
Con este nombre se conoce un complejo agrario, fundado por los
monjes de la Cartuja de El Paular (Rascafría, Madrid) en el siglo
XVII. El edificio, tiene dos alturas y se estructura alrededor de
un patio en forma de L. En su interior se distribuyen distintas
dependencias de interés histórico, caso de la cocina y de la
pequeña capilla, con hermosos frescos en el techo y las paredes. Su
característico e inconfundible acceso principal presenta una gran
puerta adintelada con sillares, cerrada por dos hojas de madera con
casetones y clavos. Sobre el vano resalta un frontón curvilíneo
bordeado por una moldura barroca y con el escudo de Castilla y
León. Cuenta con la categoría de Bien de Interés Cultural por
resolución de fecha de 19 de noviembre de 1982, con categoría de
Monumento. Entre los elementos más destacables están la bodega,
cubierta por bóvedas de ladrillo, y la capilla, decorada con
frescos. Utilizada desde hace más de cincuenta años como a plató de
cine ha acogido conocidas películas de trasfondo histórico como Los
Tres Mosqueteros, El Zorro, Farinelli, Goya, El Capitán
Alatriste... También numerosas series de televisión como Águila
Roja o El Ministerio del Tiempo.