El mes pasado leía con estupor la siguiente
noticia: «El senador socialista, Jesús Alique pedirá al
Gobierno que agilice los trámites administrativos y económicos para
unir la A-1 con la A-2, y así evitar el paso por la N-320, en la
que se encuentran municipios con mucha población». Parece que
algunos no se enteran de la demoledora crisis que sufre nuestro
país, causada por el derroche y la corrupción de la clase política
a la que este señor pertenece. Muchos de los que nos metieron en
este pozo ya se están posicionando para seguir haciendo aeropuertos
sin aviones y autopistas sin coches; y seguir destrozando el
patrimonio natural para levantar urbanizaciones, colocar a sus
amigotes y cobrar comisiones. Nos tratan como a gilipollas porque,
sin duda, lo parecemos. Se nota que el senador Alique no viaja
mucho por la provincia de Guadalajara; si lo hiciese vería el
deplorable estado de las carreteras comarcales y la situación de
abandono que sufren la mayoría de los pueblos de la provincia por
parte de las instituciones. Si fuese usuario de la N-320 se daría
cuenta de que es una carretera con muy poco tráfico que no necesita
ampliaciones. Si de verdad quiere ganarse su sueldo de senador más
valdría que se diese una vuelta por Guadalajara y viese cuales son
las necesidades reales de una provincia que agoniza. No necesitamos
grandes infraestructuras, sino mantener en estado óptimo las que ya
tenemos.
Se acercan las elecciones municipales y autonómicas y los
candidatos empiezan a salir de sus escondrijos. Siempre he dicho
que en las elecciones municipales se vota a la persona no al
partido. Existen personas competentes e incompetentes de todos los
colores. Más que la tradicional división de derechas o izquierdas
habría que distinguir a los candidatos entre los que ven en la
política un medio de servir y trabajar por su pueblo y los que ven
una oportunidad para servirse y sacar tajada. Esto siempre ha sido
así, pero en esta última legislatura el número de chupones se ha
multiplicado. La mayoría de los ayuntamientos han pasado a ser
agencias de empleo para amigotes y compañeros de partido, personas
sin oficio ni beneficio que han encontrado en la política un medio
de vida. El problema es más grave de lo que parece ya que el futuro
de nuestros pueblos está en manos de inútiles incapaces de salir de
las listas del paro si no es medrando políticamente.
Los retos para la próxima legislatura son grandes y no se pueden
seguir aplicando las fórmulas que nos han llevado a esta crisis; no
podemos repetir los mismos errores. Hay que buscar otras
alternativas. El principal reto para los futuros alcaldes es
cambiar el viejo modelo de desarrollo basado en el ladrillo, que
tan funestas consecuencias ha tenido y que no creo que sea
necesario volver a explicar aquí. El reto no es hacer más
urbanizaciones, sino generar alternativas sostenibles que den
trabajo a quienes ya viven en nuestra comarca. Ese es el reto de
las personas competentes, los que se queden atrás seguirán
urbanizando porque no saben hacer otra cosa.
Rogelio Manzano Rozas