Revista 90
Número 90

Alcaldes


Estamos inmersos en plena campaña electoral y, después de un letargo de cuatro años, los candidatos a ocupar los ayuntamientos salen a la luz y se presentan en sociedad. Algunos son nuevos, a otros los conocemos porque siempre están dispuestos a salir en la foto y otros han estado hibernando cuatro años.

Es el momento de valorar y evaluar la gestión municipal en esta legislatura que ahora termina. Para ello, hay que clasificar a los candidatos en tres categorías: la primera y más escasa corresponde a los regidores que han hecho un trabajo eficiente y discreto, en algunos casos sin cobrar, conscientes de la situación económica de sus municipios. Luego están los alcaldes que se han pasado la legislatura en el bar haciendo el zángano, cobrando más que un ministro y siempre dispuestos a salir en la foto. Por último, están los eternos candidatos, que legislatura tras legislatura, esperan ocupar el sillón de alcalde, van por la calle como un alma en pena y no son conscientes de que su tiempo ha pasado.

El caciquismo es un mal muy arraigado en nuestro país; con el tiempo ha ido mutando para adaptarse a los nuevos tiempos y, bajo una apariencia más amable, seguir perpetuándose en el poder. Es curioso observar la transformación de los humildes candidatos en arrogantes señores feudales cuando alcanzan la alcaldía. Es bochornoso ver cómo lo primero que hacen cuando llegan al ayuntamiento es rodearse de sus amigotes otorgándoles privilegios y premiando su sumisión con un cargo, un sueldo por no hacer nada u otros privilegios menos evidentes pero igual de rentables. Si esto es lamentable, aún lo es más el silencio de los vecinos, que siendo conscientes de la situación callan y otorgan.

Hay que ejercer un control diario sobre los alcaldes que no hacen su trabajo. Muchos dan por buenas las malas artes de algunos regidores porque siempre se ha hecho así, o porque no quieren problemas. Sin embargo, muchas de estas prácticas son un delito castigado por la ley con nombres como nepotismo, soborno, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias… En fin, la corrupción tiene muchas caras y muchos nombres, pero el objetivo es siempre el mismo: servirse de lo público para enriquecerse.

En una comarca como la nuestra donde la política urbanística no ha tenido ningún control son muchos los alcaldes que se han forrado a costa de dilapidar el patrimonio municipal. Así, se han declarado urbanizables terrenos rústicos después de ser comprados por el promotor de turno, que en algunos casos era incluso el propio arquitecto municipal.

Sinceramente, creo que hay pueblos en nuestra comarca que no tienen futuro, lugares donde el dilema está en elegir entre lo malo o lo peor, donde el alcalde vegeta durante toda la legislatura en la barra de un bar y la oposición brilla por su ausencia. Pueblos donde los vecinos no tienen más interés que saber cuantos toros van a contratar para las fiestas patronales. Así nos va.

Rogelio Manzano Rozas

 
Contacto:
Tel: 620 61 21 82
eMail: revistasolana@gmail.com
Web: www.revistasolana.es
Director: Rogelio Manzano Rozas
Diseño: Rogelio Manzano
Foto Portada: Rogelio Manzano
Fotos Excursión: Rogelio Manzano
Colaboran:
Fotos Fauna: AGE
Corrección Silvia Soldado
Viñeta: Miguel Arqués
Medio Ambiente: Juán E. López Carnevali