Consejos en tu estilo de vida para mantener óptima tu inmunidad.
Vivir en un medio ambiente sano, en contacto con la Naturaleza, al aire libre y tomar el sol son excelentes revitalizantes, que además favorecen el buen ánimo, y junto con un descanso adecuado y una correcta alimentación se convierten en elementos esenciales para lograr una óptima inmunidad.
Debemos recordar que en la Naturaleza se encuentran los más eficaces protectores de nuestra salud, sobre todo en los alimentos vegetales ricos en sustancias inmunoestimulantes, como son las vitaminas y minerales antioxidantes.
Recordemos que "cuanto más crudo: mejor", por ello todos los días
deberíamos consumir vegetales crudos en ensalada. Existe una gran
variedad de vegetales con propiedades inmunoestimulantes que
podemos encontrar fácilmente: ajo, cebolla, puerro, rábano, berro,
escarola, achicoria, endibia, germinados de alfalfa, calabaza,
zanahoria, tomate, pimiento, familia de las coles: brécol y
lombarda, los cítricos como naranja, pomelo y limón, kiwi, uva,
manzana, cereza, fresa, aguacate, albaricoque, higo, grosella,
arándano y mora.
Al preparar nuestras ensaladas, podemos añadir a estos vegetales
crudos condimentos a base de hierbas y especias como romero,
tomillo, perejil, jengibre, cayena y pimentón. Además de los
vegetales crudos, debemos consumir alimentos fermentados, como el
yogur y el kéfir, que ayudan a reforzar el sistema inmunitario a
nivel global. También hay productos apícolas, como el polen, el
propóleo, la jalea real y la miel, que nos proporcionan muchos
beneficios por sus cualidades antisépticas, e incluso funcionan
como antibiótico natural, como en el caso del propóleo.
Se recomienda también tomar infusiones preparadas con plantas
medicinales: tomillo, romero, espliego, hierbabuena, lavanda,
hinojo, anís, cominos, salvia, té verde y equinácea. Existe una
amplia gama de plantas que ayudar a reforzar nuestras defensas
frente a las inclemencias invernales.
Sin embargo debemos evitar el consumo de otro tipo de alimentos, como los que contienen gran cantidad de proteína animal. Así, sería suficiente consumir carne y pescado máximo dos veces por semana. Del mismo modo, debemos reducir la ingesta de grasas animales saturadas y vegetales hidrogenadas, azúcar blanca o de flor (refinada), alimentos que la contengan y alimentos industriales procesados con aditivos químicos. Todos ellos sobrecargan los órganos secretores de limpieza y bajan la eficacia de nuestro sistema inmunitario
En el hogar se recomienda mantener una atmósfera sana, para ello
podemos aumentar la luminosidad, la humedad con humidificadores, y
purificar el ambiente con unas gotas de aceite esencial de
eucalipto, romero, pino, ciprés, espliego, eucalipto, limón o
salvia.
Es muy importante la ventilación, el aire fresco, por ello en
conveniente abrir las ventanas al menos 20 minutos diariamente,
incluso cuando hace frío. A pesar de la bajada de las temperaturas
en esta época del año, no es recomendable calentar demasiado la
casa. Por ello utilizaremos la calefacción con moderación, de
manera que la temperatura interior nunca sobrepase los 20ºC.
Conseguiremos un buen equilibrio de temperatura interior si
regulamos el termostato a 18ºC en dormitorios y a 20ºC en el resto
de la casa.
Como norma general en cuanto a la temperatura, debemos evitar
variaciones bruscas y las corrientes de aire, además de protegernos
del frío con una adecuada ropa de abrigo.
Practica ejercicio físico, practica ejercicios de respiración consciente cada mañana, respira siempre por la nariz y no fuerces la voz. Se debe matizar que cuando nos encontramos en un proceso agudo, como la gripe, nuestra actitud siempre debe ser la de facilitar la curación espontánea, respetando los síntomas. La fiebre es un signo de curación positivo y de control de la infección, por ello debe respetarse como un mecanismo de defensa natural del sistema inmune. La inapetencia de alimentos o el ayuno instintivo y el reposo forman parte también de esa manera natural con la que nuestro cuerpo lucha contra las enfermedades.
En estados de convalecencia, se recomienda la ingesta de alimentos
ligeros y abundantes líquidos: agua, zumos de frutas, caldo de
verduras. Las infusiones de plantas como romero, tomillo, llantén,
malva, saúco, corteza de sauce, tanaceto, azahar y tila tienen
propiedades analgésicas y antitérmicas, y favorecen la sudoración.
También podemos preparar nuestros propios jarabes con saúco,
frambueso, limón y miel.
Se recomienda además realizar inhalaciones de vapor con infusión o
aceites esenciales naturales de eucalipto o pino que favorezcan la
apertura de las vías respiratorias.
Es conveniente evitar en la medida de lo posible el uso indiscriminado de antipiréticos para paliar los efectos de la fiebre, u otros medicamentos supresores de reacciones fisiológicas. Sin embargo, se recomienda la hidroterapia con compresas húmedas o templadas con menos temperatura que la que se tiene, baños de medio cuerpo templados-caliente y aplicar bolsas de agua caliente que aporten calor, incluso tapando con mantas, porque el sudor resuelve la crisis febril. Cuando aparece el sudor, se puede destapar "si apetece".
Virginia Ruiperez