Es una especie de origen africano y asiático de costumbres más agrestes que la golondrina común y que se ha expandido con gran éxito por la Península Ibérica a lo largo del siglo XX. La primera cita sobre ella en España data de 1921 en Cádiz; desde entonces, su expansión ha sido constante, resultando especialmente intensa entre 1950 y 1980. Su nido, en forma de iglú invertido y con entrada a modo de túnel, es muy característico. La presencia de esta golondrina ha facilitado la entrada a otro colonizador africano, el vencejo cafre, que utiliza sus nidos para criar.
La apariencia es similar a la golondrina
común, pero hay diferencias notables. La golondrina dáurica
Cecropis daurica tiene el dorso negro con reflejos
azulados, y el vientre blanco sucio, con flancos anaranjados y
algunas rayas tenues. Los rasgos más característicos de la especie
son la nuca y la cara, anaranjadas y del mismo color que el
obispillo. Las alas, largas y apuntadas, son más anchas que en la
golondrina común y muestran tonos naranjas en la parte inferior
delantera. Posee una cola muy larga y muy ahorquillada de color
negro azulado, uniforme, tanto por arriba como por abajo. Tiene
patas cortas sin emplumar, boca muy ancha y pico corto, plano y
negro. Ambos sexos son iguales. Los jóvenes poseen las partes
superiores pardas oscuras con tonalidades azules en la cabeza y
espalda; el obispillo es más pálido y las rectrices exteriores de
la cola más cortas. Los sexos se distinguen difícilmente en vuelo.
En la mano, por las rectrices más cortas en la hembra y su menor
brillo en el plumaje.
Esta ave se observa frecuentemente cerca de puentes y roquedos y
exhibe un vuelo ágil, rápido y acrobático.
Habita en campo abierto con pocos árboles, pero no los rehúye y
a menudo puede ser vista en parejas, o pequeños grupos, posándose
en ramas bajas sin hojas o secas. Ocupa también zonas de montaña
media, colinas, valles fluviales y cortados rocosos con abundantes
cuevas, incluso en acantilados marinos y roquedos próximos a
poblaciones, aldeas, edificios viejos, puentes, etc.
Evita el interior de las poblaciones, aunque ocasionalmente pueda
establecerse en zonas suburbanas de los pueblos. En las zonas de
mayor densidad se aprecia una tímida ocupación de viviendas en
pueblos y pequeñas ciudades. Pero resulta más numerosa en
zonas de altitud media, entre 500 y 1.000 metros y se han citado
nidos incluso a 1.600 metros de altitud.
Cecropis daurica
Passeriformes
12-15 cms.
25 gr.
25-30 cms.
5 años
Migrador
La golondrina dáurica se parece en sus actitudes y vuelo más al avión común que a la golondrina común. Normalmente evoluciona en amplios círculos y no realiza cambios de sentido tan repentinos como aquella. Sus alas son menos apuntadas y su vuelo es más reposado y suave, pero ágil y alegre. Alterna rápidos batidos de alas con planeos prolongados y a menudo vuela a ras del suelo, aunque parece preferir una altura media. En determinadas épocas y circunstancias, como la presencia de una nube de mosquitos sobre una charca, pueden concentrarse un buen número de dáuricas. Es un ave muy mansa y permite la aproximación del hombre a distancias algunas veces de 3 y 4 metros. Gregaria en migración, cuando ésta va a comenzar los grupos familiares se unen entre sí y se posa toda la familia en lugares prominentes, habitualmente en los cables del tendido eléctrico.
Su voz es inconfundible cuando vuela. Suena como un trino débil o
tenue, pero ciertamente áspero. Al examinar los nidos de cerca los
adultos sobrevuelan al intruso lanzando continuamente una nota de
alarma que podría representarse como un agudo ¡¡kiit!! El
canto se parece al de la golondrina común, pero es menos sostenido
y musical. A partir de abril y cerca del lugar donde van a anidar
cantan incesantemente. Se las oye también mientras construyen el
nido.
Las aves españolas invernan en África, supuestamente en el oeste
del Sahel. Las primeras regresan a nuestro país en febrero, aunque
la llegada masiva se produce en marzo y abril. Abandonan los nidos
en agosto y septiembre, y se reúnen en pequeños grupos
premigratorios. El paso a través del Estrecho ocurre sobre todo en
la segunda mitad de septiembre y la primera de octubre, con citas
también en noviembre. Un pequeñísimo número de ejemplares podría
invernar de modo irregular.
La golondrina daúrica es un ave insectívora, muy beneficiosa para el hombre y el control de plagas naturales, al alimentarse de insectos que captura fundamentalmente en el aire. Su dieta se basa en el consumo de moscas, mosquitos, hormigas voladoras, avispas, chinches y pequeños escarabajos. El método de captura consiste en vuelos acrobáticos de persecución, más lentos y más planeados que en la golondrina común. Suele cazar en solitario o en pequeños grupos, a veces asociada a otras especies de hirundínidos. Las proximidades de ríos, charcas, lagunas y zonas donde el ganado pasta libremente, le facilitan una abundante y variada provisión de insectos.
Anida bajo puentes, escaleras de piedra, techos de edificios, en el interior de cuevas, en alcantarillas de carreteras, etc., haciendo el nido siempre en un plano horizontal. Ambos adultos recogen barro con el pico y las pellas son adosadas al techo hasta formar un nido que tiene la forma de una pera cortada a la mitad longitudinalmente o más bien de ánfora. Es parecido al del avión común salvo que la entrada tiene una especie de embudo de boca ancha. Al barro añade algún otro material como hierba seca o paja. El interior está levemente forrado con plumas y algo de lana.
Las primeras puestas se producen a partir de la mitad de abril,
pero más a menudo en mayo, cuando todavía hay muchos nidos en
construcción. La mayor parte de las puestas están formadas por 5
huevos, pero también son habituales las de 4. Los huevos son
blancos, con poco brillo y más bien alargados.
La puesta y el comienzo de la incubación pueden empezar antes
incluso de que la entrada del nido esté terminada y, a menudo,
mientras uno incuba el otro continúa aportando barro para hacer «el
cuello de ánfora». Ambos adultos se alternan en la incubación y los
dos se posan corrientemente en el nido a la vez. A los 14-15 días
nacen los pollos, escasamente cubiertos de un plumón grisáceo.
Los dos adultos les alimentan con insectos en un ir y venir incesante, acompañado por su característica nota áspera, y a los 23-25 días ya salen del nido los jóvenes, que vuelan bastante bien, pero regresan al atardecer acompañados por sus padres y duermen todos juntos. Esta situación dura por lo menos 20 días más. Se distinguen entonces bien de las dáuricas adultas por tener las partes inferiores muy pálidas, sin el rayado o estriado de algunas de aquéllas en los flancos y los lados del pecho.
La población española, poco conocida, podría alcanzar las 100.000
parejas, con su mejor zona en Extremadura. Los resultados obtenidos
entre 1998 y 2005 por el programa SACRE reflejan una fuerte
tendencia al aumento, que se estima en casi un 5 % anual.