Situado al sur de la provincia de Soria Retortillo es un pueblo medieval en cuyo término municipal proliferan los yacimientos arqueológicos de los distintos pueblos que han habitado estas tierras desde el Neolítico. Celtíberos, arevacos, romanos, visigodos, árabes y cristianos dejaron su huella en este lugar.
A unos pocos kilómetros de Miedes de Atienza, después de ascender un pequeño puerto de montaña entramos en la provincia de Soria. Retortillo es el primer pueblo que nos encontramos siguiendo la estrecha carretera comarcal. Situado en la ladera norte de la Sierra de Pela, a 1243 metros de altura. A través de los siglos su término municipal ha sido lugar de paso debido a la proximidad de la vía romana que unía Segontia, la actual Sigüenza, con Tiermes; más tarde, su término acogería la Ruta de la Lana y el Camino del Cid.
La comarca donde se ubica Retortillo es conocida como los
pueblos rojos debido a las rocas arcillosas que componen
su suelo. El paisaje corresponde a una formación de los periodos
jurásico y cretácico que ha permitido que el suelo de esta zona sea
rico en calizas, arcillas y areniscas, junto con margas y
dolomías.
La vega de Retortillo desemboca en el cauce del río Talegones.
Esta vega es óptima para el cultivo del cereal y, según los
vecinos, es el mejor terreno para la codorniz. Estas tierras
también son famosas por sus abundantes setas de cardo, así como por
sus apreciadas trufas. También su ganadería lanar y su exquisita
carne se han ganado la fama de ser las mejores de Soria.
Su nombre significa 'río pequeño torcido o tuerto', que del castellano primitivo 'Río Tortiello' pasó al actual topónimo. Es también lugar de antiguos pobladores arévacos.
Desde tiempos remotos diversos pueblos dejaron su huella en estas
tierras, como muestran el yacimiento de piedra del Neolítico
tardío, o los grabados rupestres hallados en distintos lugares del
término municipal entre los parajes de Mingonarro y el pueblo
vecino de Castro.
Lo que hoy podemos contemplar de Retortillo data del siglo XIV.
Protegidas por una muralla urbana las casas se aprietan unas con
otras formando largas calles que nacen en cada una de las cuatro
puertas que tenía la muralla original y de la cual solo dos se
conservan. La de Oriente, junto a la iglesia, con tres almenas y
arco dovelado de medio punto y la de Poniente (o de Sollera) con
arco de medio punto almenado y flanqueado por torres cilíndricas.
Solo se conservan 300 metros de muralla, de los cuales solo una
mínima parte está a la vista. Como es habitual en los pueblos
amurallados la mayor parte del muro se utiliza como pared de
pajares y casas. El conjunto histórico está protegido mediante el
decreto de 22 de abril de 1949 y la ley 167/85 sobre el patrimonio
histórico español.
El edificio más relevante es la iglesia gótica de San Pedro, que
asombra por sus curiosas proporciones ya que posee una pequeña
planta distribuida en tres naves separadas por unos altísimos arcos
apuntados, lo que acentúa su verticalidad.
Durante el siglo XVI Retortillo vivió su época de mayor esplendor.
Uno de sus hijos más ilustres fue don Luis de Peñaranda, nacido en
1534; sirvió a Felipe II como responsable de una red de espías en
el norte de Europa. Pero su trabajo más relevante fue rescatar y
guardar, por orden del monarca, las reliquias de mártires y santos
de los Países Bajos. De este modo llegaron a Retortillo las
reliquias de santa Úrsula y sus compañeras mártires, así como el
cráneo de uno de los niños mandados asesinar por Herodes. Todas
estas reliquias se conservan en un original retablo en la iglesia
de San Pedro. Otra de las joyas de esta iglesia es su retablo
barroco tallado en madera y a diferencia de la mayoría de los
retablos de la época no está policromado.
Retortillo, como muchos otros pueblos de Castilla, ha sufrido el
éxodo rural a las grandes ciudades durante todo el siglo XX. En
1900 vivían en el pueblo 646 personas, en el año 2014 Retortillo
apenas contaba con 182 habitantes. Consciente del problema de la
despoblación, Yolanda Gil, alcaldesa del pueblo, lanzó en 2009 un
plan de repoblación que prometía trabajo y casa a las familias que
se trasladasen a vivir al pueblo. El plan tuvo una gran acogida y
el Ayuntamiento se vio desbordado por la avalancha de solicitudes,
de toda España y del extranjero. Fueron tres las familias con niños
que se establecieron en Retortillo. La mayoría de los nuevos
vecinos encontraron trabajo en la residencia de mayores de la
localidad e incluso se abrió una tienda de comestibles que
suministraba los productos de primera necesidad a los vecinos. Pero
la crisis económica arreció y el trabajo comenzó a escasear. En la
actualidad no queda ninguno de aquellos nuevos colonos.