Esta localidad se encuentra en lo más alto del ancho valle del Cañamares, al pie de la sierra Pela, que separa la provincia de Guadalajara de la de Soria. El nombre parece indicar su existencia, en forma de castro o poblado, ya en la época romana. Desde la Reconquista estuvo adscrita al Común de Villa y Tierra de Atienza.
La sierra de Pela acoge algunos de los pueblos más desconocidos de la provincia de Guadalajara. El turismo se concentra en Atienza y pocos son los que se aventuran más allá. El conjunto de las poblaciones de esta zona desconocida comparte una arquitectura característica cuyo denominador común son las hermosas casas de piedra rosada, algunas de ellas levantadas con sillares primorosamente tallados por expertos canteros. Otro elemento común es el carácter abierto y hospitalario de sus gentes, poco acostumbradas a las visitas.
Romanillos se encuentra a 12 kilómetros de Atienza, a una
altitud de 1105 metros. Su término municipal linda con la provincia
de Soria y cuenta con una población de 54 habitantes (año
2015).
Está situado en el amplio valle del río Cañamares. Por su término
municipal pasa la calzada romana que iba de Tiermes a Sigüenza.
También discurre por esta villa una cañada real, así como El Camino
del Cid y La Ruta de la Lana (Camino de Santiago). Durante los
siglos X y XI presenció las luchas entre cristianos y musulmanes
hasta la reconquista definitiva de Atienza, en los primeros años
del siglo XII.
Entre su caserío destaca la iglesia parroquial de san Andrés, que
data del siglo XII y es un bello ejemplo del románico rural. La
puerta de acceso, de traza semicircular, soporta una arquivolta
moldurada en zigzag. La iglesia también conserva una gran pila
bautismal medieval que completa el bello conjunto.
Es una pena que, a pesar de su valor, la galería porticada del
templo esté cegada. La galería consta del arco de ingreso, que
tiene tres arquivoltas (planas, de finos baquetones y dientes de
sierra más guardapolvos de nacela), que se apoyan directamente
sobre las jambas. Al ser cegada se amplió el número de naves de la
iglesia original a dos y, más tarde, con las reformas del siglo XVI
se abrió otra nave norte y se reemplazó la cabecera. También consta
de un Ábside, que data del siglo XII y que en su interior contiene
un retablo-tabernáculo de estilo barroco y cuya fabricación data de
los años 1738 a 1740. Además, tiene otros cuatro retablos más
pequeños, o menores, que datan también del mismo siglo.
Atienza y sus alrededores acogen una amplia muestra de
arquitectura románica que surge como resultado de la situación
histórica de estas tierras. En la repoblación de la Transierra,
territorio situado al sur del Sistema Central, tuvieron especial
relevancia las Comunidades de Villa y Tierra y las de Atienza y
Sigüenza adquirieron una gran importancia. Romanillos era una de
las numerosas localidades que formaban la Comunidad de Villa y
Tierra de Atienza.
La sensación que transmite Romanillos al caminar por sus calles es
la de un pueblo de un rico pasado que ha ido a menos. Su recurso
principal es la agricultura, que en otros tiempos empleaba a la
mayoría de los vecinos que cada verano recogían abundantes cosechas
de cereal. También la ganadería era una fuente principal de
sustento para los habitantes. El gran éxodo de la población rural
hacia las ciudades a mediados del pasado siglo mermó dramáticamente
la población de Romanillos.