La culebra de escalera (Rhinechis scalaris)
pertenece a la familia Colubridae. Es la única especie de su
género; anteriormente se la consideraba perteneciente al género
Elaphe. Vive en la península Ibérica y las regiones mediterráneas
de Francia. Es totalmente inofensiva y muy beneficiosa
para los humanos.
Se trata de una culebra grande y
robusta, que llega a alcanzar 1,60 m de longitud en algunos
ejemplares. Tiene una cabeza muy bien diferenciada, fuerte y ancha.
El hocico es muy prominente con respecto a la mandíbula inferior.
La escama rostral es grande, visible y situada entre las dos
internasales. Las escamas dorsales son brillantes y lisas,
agradables al tacto. La cola es corta.
Aunque existe poca diferencia apreciable entre los sexos, las
hembras son un poco mayores que los machos. Estos tienen la cabeza
comparativamente más ancha y la cola también más ancha y larga
(además las hembras poseen, de media, más escamas ventrales que sus
compañeros).
Sin embargo, sí existen diferencias apreciables entre las
distintas edades: así, los recién nacidos miden entre 22 y 31 cm y
poseen el típico diseño de escalera que da nombre a la especie.
Este consiste en dos franjas longitudinales que parten de detrás de
la cabeza, se mantienen paralelas a lo largo del cuerpo para acabar
juntándose en la cola y se comunican mediante líneas transversales,
por lo que el efecto simula una escalera. El color de fondo
es grisáceo-amarillento, poseen gran cantidad de manchas oscuras en
los flancos y varias líneas negras en la cabeza que les confieren
un diseño espectacular.
Los subadultos van adquiriendo un color más apagado y
marrón-grisáceo, las líneas longitudinales se hacen más finas e
interrumpidas, dando más la apariencia de una sucesión de «H» que
de una verdadera escalera. Este diseño lo tienen con
aproximadamente 50 cm de longitud.
A partir de los 70 cm las culebras de escalera empiezan a perder
los peldaños (las líneas transversales), aunque las hembras
aguantan más tiempo con el diseño intermedio y es a partir de los
95 cm cuando tan solo les queda el diseño con las dos líneas
longitudinales característico de los adultos.
En los adultos el color es amarillento o parduzco y con las dos
líneas paralelas longitudinales. En la cabeza presentan una banda
que sale de detrás del ojo y acaba en la comisura de la boca y solo
a veces mantienen, algo desdibujada, otra banda desde el ojo hasta
la zona central de la boca. También se observan manchas oscuras en
las escamas supralabiales. El color ventral es claro
blanco-amarillento o gris, en ocasiones con algunas manchas
oscuras. El iris de los adultos es marrón oscuro.
Los jóvenes y los recién nacidos, a menudo son confundidos con
víboras, algo únicamente achacable al desconocimiento popular y al
temor que provocan las culebras en el ser humano, que en ningún
caso justifica su ejecución aunque esta se practique
sistemáticamente.
La culebra de escalera no es venenosa. Cuando son crías se pueden
mostrar más violentas, pero su mordedura es inofensiva.
Ofidio típicamente mediterráneo, selecciona los enclaves secos y cálidos adecuados a su termofilia, si bien también puede alcanzar zonas de elevada altitud. Presente en tomillares, áreas de matorral, pinares, bosques mixtos, bordes de marjal y cultivos, prefiere áreas soleadas y secas y con escaso estrato arbustivo. Aunque aparece bastante bien distribuida no parece localmente abundante. Convive a veces con la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) con la que puede entrar en competencia al ocupar un nicho ecológico similar.
Vive en toda la Península Ibérica a excepción de las zonas
montañosas del norte (sí habita, sin embargo, la isla de Ons, en el
Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia), y la isla de
Menorca, donde fue introducida. Además de en las regiones
mediterráneas francesas, incluidas las islas d'Hyeres (cerca de
Tolón).En la parte sur de su área de distribución alcanza hasta los
2000 m de altitud, pero a medida que se va hacia el norte va
bajando la cota de altitud donde se encuentra; en Portugal son los
900 m y en el País Vasco no sobrepasa los 500 m de altura. Ocupa
todos los biotopos mediterráneos, escaseando solo en los lugares
muy áridos.
Aunque su periodo de máxima actividad es durante el día existen variaciones regionales y estacionales. Cuando las temperaturas son muy altas en verano, desplaza su mayor actividad al amanecer, el atardecer y las primeras horas de la noche.
Culebra de escalera
Rhinechis scalaris
Colubridae
Squamata
1,60 cm.
300-600 grs.
Hasta 19 años
Residente
La culebra de escalera es principalmente terrestre, aunque puede trepar a los arbustos y por los riscos. Cuando la radiación solar es alta o hay vientos fuertes suele refugiarse bajo las rocas. Por las noches se refugia en madrigueras subterráneas, frecuentemente huras abandonadas por roedores. También se esconde en su guarida con la llegada de octubre o noviembre, para iniciar un aletargamiento invernal que puede durar cuatro o cinco meses.
Aunque predominantemente es diurna, no duda en aprovechar el
crepúsculo y las primeras horas de la noche en los días más
tórridos de julio (en los que suele gustar del calor del asfalto de
las carreteras). Según la bibliografía hace desplazamientos diarios
de hasta 100 m y tiene un espacio vital de más de una ha.
Se trata de una especie absolutamente inofensiva, que no posee
veneno y que además es muy huidiza, como todos los ofidios
ibéricos. Su primera reacción es la huida a buena velocidad, si se
siente acorralada dará una respuesta tanto más agresiva cuanto
mayor sea la temperatura ambiente, que consistirá básicamente en
erguir el cuello y la cabeza, soltar fuertes silbidos y lanzar
mordiscos si nos acercamos demasiado. Si se la agarra, vaciará un
líquido maloliente de sus glándulas cloacales y morderá casi con
seguridad, con una mordedura que, sin ser especialmente fuerte y
dolorosa, rasga la piel debido a los finos y agudos dientes que
posee y que además se fracturan con facilidad. Si hemos sido
mordidos no debemos esperar ninguna reacción alérgica pues no tiene
veneno, simplemente debemos limpiar la herida con un desinfectante,
ya que los ofidios suelen tener bacterias en la boca, y dejar curar
la herida si es que se ha producido. Los individuos jóvenes son más
agresivos que los adultos.
Sus principales amenazas son las derivadas de la pérdida de
hábitat, de las matanzas que ejerce el hombre sobre sus poblaciones
de manera indiscriminada e injustificada (pues no solo es
inofensiva, como hemos visto, sino que además es bastante
beneficiosa para los intereses de este) y también la muerte por
atropellos en carreteras, por la costumbre de la especie de tomar
calor del asfalto en las primeras y últimas horas del día.
Su alimentación es básicamente proporcionada por mamíferos o por las crías de estos, especialmente, ratas, ratones, conejos, liebres, lirones, murciélagos, musarañas, topos y topillos a los que mata por constricción cuando son de un tamaño considerable.
También depreda nidos de abejarucos, aviones zapadores, mochuelos,
abubillas, chochines, gorriones comunes y chillones, etc. Y más
ocasionalmente lagartijas colilargas y lagartos ocelados. Los
individuos jóvenes comen insectos y crías de micromamíferos.
Tienen innumerables depredadores, entre los que destacan las
águilas culebreras (una importante parte de la dieta de esta rapaz
se basa en culebras de escalera y bastardas), ratoneros, águilas
imperiales, milanos, culebras bastardas, zorros y gatos, monteses y
domésticos. Como curiosidad decir que es el ofidio que aparece en
mayor proporción con la cola dañada, indicativo de la fuerte
presión predatoria a la que está sometido.
Es relativamente agresiva e intentará atacar a sus potenciales
enemigos mordiéndolos, aunque no es venenosa. Las serpientes
jóvenes cuando se encuentran en peligro emiten un soplido de
advertencia. Algunos ejemplares pueden llegar a ser muy poco
agresivos.
La época de apareamiento se produce después del aletargamiento invernal, entre abril y mayo. Los acoplamientos tienen lugar generalmente por la noche aunque no son extrañas las cópulas diurnas en el fin de la primavera. Las hembras, tras la siguiente muda, pondrán de 5 a 25 huevos, que enterrarán y dejarán abandonados bajo troncos o piedras, en huras o madrigueras, en la hojarasca o incluso en pequeños agujeros excavados por ellas.
Los huevos son blancos de 26-33mm de anchura por 45-55mm de
longitud y en muchas ocasiones quedan adheridos entre sí. Según la
bibliografía consultada, las hembras mantendrían cierto cuidado de
la zona donde han puesto los huevos al menos durante los primeros
días. Parece ser que la mayoría de las hembras se reproducen
anualmente. La eclosión de los huevos tiene lugar entre 55-69 días
después de la puesta. Suele ser en los últimos días de septiembre y
los primeros de octubre. Las hembras alcanzan la madurez sexual a
los 5 años, con unos 65 cm, mientras que los machos, lo
suelen hacer con 50 cm y menor edad. En libertad se han confirmado
longevidades de hasta 19 años.